jueves, 30 de julio de 2020

Cómo practicar BDSM con seguridad


Frecuentemente me encuentro con gente que les atrae el BDSM pero les da respeto, no tienen mucha experiencia y les inquieta que les hagan daño, o hacérselo ellos al otro. Han visto cosas en vídeos porno que les ponen pero no tienen muy claro si representan prácticas realistas o que se puedan hacer sin mucha preparación previa.Vamos, que no saben en qué consiste una sesión de BDSM.

Una entrada de un blog no puede ser un taller de BDSM, pero sí puedo ofreceros una serie de consejos sencillos para disfrutar de este mundo con seguridad y con cabeza.

1.-No tengas prisa


Vivimos en el mundo del lo quiero todo y lo quiero ya; estamos acostumbrados, y la gente joven todavía más, a obtener inmediatamente cualquier cosa que deseamos, así que vemos una peli porno con contenido BDSM y queremos estar haciendo ya eso mismo una hora después. 

Pues lo primero que debes tener claro es que no funciona así, lo siento mucho; las cosas se van aprendiendo poco a poco. Encontrar una pareja adecuada te puede llevar un tiempo e irte iniciando en prácticas BDSM hasta llegar al nivel que ves en algunas películas es un proceso gradual. No es bueno actuar siguiendo el impulso cuando estamos cachondos y luego olvidarnos del tema hasta el siguiente calentón, sino tener un poco más de constancia, indagar, leer y ver cosas, etc.

2.-Elige a la pareja adecuada

Se deriva un poco de lo que acabo de comentar; has visto una peli BDSM, te ha puesto cachondísimo, te metes en una aplicación, buscas algún perfil de "amo", "dominante", etc. y te vas con el primero que aparece sin apenas hablar ni pactar nada previamente, porque consideras que como sumiso tu papel es simplemente dejarte hacer ... Como todo en la vida, depende de la suerte que tengas, pero actuando así tienes muchos boletos de tener una experiencia poco satisfactoria, incluso peligrosa, y / o de dar con alguien abusivo. 

Para introducirte de manera placentera en este mundo es mejor tener paciencia, leer con calma el perfil del otro (y, por lo tanto, escribir algo en el tuyo para que te sea más fácil encontrar alguien compatible) y hablar un poco con él; no me refiero a charlas interminables ni pajilleras que no llevan a nada, pero sí ver algo por donde respira y si parece de fiar. Un margen de error lo va a haber siempre y el riesgo cero no existe, pero sí se puede minimizar.

3. - Aclara tus límites



Si no tienes experiencia es probable que no conozcas tu umbral de dolor o que no tengas muy claro hasta donde estás dispuesto a someterte. Pero a lo mejor sí tienes claro que es lo que más te pone (estar atado, que te den azotes, estar desnudo delante de un amo vestido, que te humillen verbalmente, etc., etc.) y decirlo puede ser un punto de partida para encontrar a alguien afín. Y, sobre todo, tener claro qué no quieres hacer.

Algunas preguntas podrían ser: ¿quiero que el amo me bese sí o no? ¿quiero hacerle sexo oral sí o no? ¿que juegue con mis pezones? ¿y con mi ano? ¿con plugs, con dedos, con el pene, con el puño? ¿con o sin condón? ¿que me sujete? ¿solo las muñecas o que me inmovilice totalmente? ¿que me vende los ojos? ¿que me azote? ¿solo en el culo o en más sitios? ¿fuerte, con marcas? ¿bofetadas en la cara? ¿insultos? ¿que me orine encima? ¿que me escupa? ¿que me haga lamerle el ojete? Las prácticas más extremas, que incluyan la presencia de sangre o heces, se da por hecho que están excluidas, salvo que el otro indique de manera explícita lo contrario; la moda del fisting parece estar remitiendo y esta práctica estaría volviendo a la categoría de extrema que debe considerarse excluida si no se indica previamente, pero por si acaso cúrate en salud y dilo si no te interesa.

Naturalmente la respuesta a algunas de estas preguntas puede variar en función de quién sea el otro. Pero es probable que tengas claro que hay una o más de una  de esas preguntas a las que responderías sin duda que no, y entonces es mejor  dejarlo claro antes de quedar. Si el otro no te pregunta, dilo igualmente.

4. - No seas mueble
El BDSM es sexo, y el sexo es cosa de dos. Poca gente encuentra estimulante en la cama a alguien que se ofrece y se deja hacer, que ni sufre ni padece, sin ningún tipo de interacción ni reacción por su parte. Ser sumiso no es ser hierático y en una buena sesión no es solo el dominante el que decide lo que se hace; en realidad el amo, si es medianamente bueno, está pendiente de la reacción del sumiso y adapta el juego en función de esta.

El juego del BDSM consiste en encontrar los umbrales del sumiso, luego insistiremos en ello, llevarlo al límite y, si la sesión es muy buena, ensancharlos un poquito, pero solo un poquito; funciona de manera parecida al deporte, en el que un buen entrenamiento es aquel en el que te acercas a tu marca y el mejor es cuando consigues superarla. Esa marca puede ser muy diferente en cada persona, en función de su entrenamiento previo, y un buen entrenador debe encontrar el nivel en el que está el deportista para ayudarlo a conseguir su mejor resultado. A veces conseguir que un novato corra su primer kilómetro es igual de satisfactorio, o más, que lograr que un especialista corra su enésima maratón, así que, quienes no tengan experiencia, que no se acomplejen, porque no es cuestión de quién llega más lejos.

Para que esto funcione el sumiso debe saber comunicar si la cosa va bien o no, a traves de gestos, de movimientos, de gemidos, de lenguaje verbal y no verbal ... Hay gente más histriónica y gente más contenida; no hace falta montar un escándalo ni exagerar nada, pero tampoco esperar que el amo tenga telepatía y lea tu mente, más cuando hablamos de juegos en los que te pueden hacer daño.

5.- Cómo azotar bien

 
Ahora ponemos un poco en práctica, con un ejemplo concreto, lo que he dicho en el punto anterior. Si te gusta azotar a un chico, o tu chico te pide que le azotes y quieres hacerlo bien, la norma es muy sencilla, y también muy parecida al deporte: ir poco a poco y con calentamiento previo. Dar azotes en el culo no es tocar el tambor, no hay que hacerlo de manera constante con la máxima fuerza, típico error de primerizo (aunque encuentras a amos con años de experiencia que siguen cometiéndolo).

Salvo que estés con un sumiso muy experimentado que le guste arrancar en quinta, que son los menos casos, se empieza con cachetitos débiles y poco a poco se va aumentando. Se trata de buscar el umbral de máximo aguante del sumiso, que puede ser muy variable según la persona, y jugar a bajar y a subir el nivel; llevarlo casi al límite, luego dejarlo descansar y acariciarlo, luego otra vez fuerte, luego otra vez flojo .... Vigilando las reacciones del sumiso y disfrutando con ellas.




Hay que tener en cuenta algunos principios de anatomía: la parte de abajo de las nalgas, donde se juntan con las piernas, es muy sensible, y la parte superior de los muslos mucho más todavía. Y no todas las pieles enrojecen igual; si el chico es muy blanquito se le va poner el culito colorado enseguida, mientras que una piel más morena enrojece mucho menos o no llega a enrojecer, sino que se oscurece más, que es un efecto menos espectacular que el enrojecimiento y que nos puede pasar desapercibido. Ah, y si el chico tiene muchos granos en las nalgas puede ser que revientes alguno y veas alguna gotita de sangre; no entremos en pánico por ello, porque no quiere decir que te hayas pasado ni hayas hecho nada mal.

6.- Uso de látigos e instrumentos



Siempre digo que es mentira que haya instrumentos que dejen marcas, o que sean muy dolorosos. Ningún instrumento bien usado deja marcas (salvo que se quiera hacer una sesión extrema y se busque a propósito dejarlas), y cualquier instrumento mal usado, incluida la mano, puede dejarlas. He usado varas, palas y látigos con chicos primerizos que nunca habían sido azotados, y que tenían un umbral de dolor medio o incluso medio-bajo, y, yendo con cuidado, los han aguantado perfectamente.

Eso sí, hay instrumentos más peligrosos que otros. Los más son la vara, porque puede cortar la piel porque incide en una superficie muy pequeña, y el cinturón, porque puede golpear donde no lo buscamos. Por regla general, si eres un amo novato, usa solo la mano y no empieces a usar instrumentos hasta que controles bien los azotes con la mano. Y empieza con instrumentos planos, como palas, antes de usar un cinturón, una vara o un látigo.

A la hora de pegar en zonas que no sean las nalgas, muchísimo cuidado, sería un paso posterior al dominio de los instrumentos. En la espalda solo se puede azotar en la mitad superior, nunca en la zona de los riñones. Mucho ojo a golpes en manos, pies, rodillas, articulaciones y todo lo que es el estómago y la zona del vientre, porque puedes hacer daño en las vísceras.

7.- Cómo atar bien



El spanking es un arte muy sencillo, aunque hay que tener claras las normas básicas que os he comentado. El bondage es más complejo y requiere más habilidad, pero la norma para hacerlo con seguridad también es muy fácil: no aprietes en las articulaciones, ni en general en ningún sitio, para no impedir la circulación de la sangre; deben estar bien apretadas las cuerdas, no los músculos ni las articulaciones. Si el sumiso te pide que lo desates a los diez minutos porque se le duerme el brazo o la pierna, es que no lo estás haciendo bien.

Y el grado de inmovilidad debe ir vinculado a la experiencia y a la confianza que tengas con el compañero de juego; alguien que acabas de conocer tal vez no desee estar totalmente inmovilizado sino solo con las muñecas sujetas, o tal vez con las muñecas sujetas al cuello o a los tobillos pero sin forzar demasiado la postura, y es importante respetar eso.

Un sumiso bien atado puede aguantar la postura durante mucho tiempo, una hora o más, aunque siempre depende de lo forzada que sea la postura, claro. Si no se te dan demasiado bien los nudos, no te compliques la vida. En la entrada anterior hablaba de como hacer bondage doméstico con cintas y mosquetones que te permiten liberar al sumiso en unos segundos en caso de calambre muscular, o simplemente de que se agobie. Y si usas esposas de metal, grilletes como los de la policía .... asegúrate de que la llave funciona bien y no se atasca para evitarte momentos embarazosos.

8.- Prueba a ser sumiso primero

En BDSM sería aplicable el refrán de que hace falta ser cocinero antes que fraile. Soy de los que pienso que casi siempre es mejor ser sumiso antes de empezar a ser dominante; hay dominantes natos que pese a ser muy jovencitos o tener muy poca experiencia lo hacen bien, pero son excepciones. Es como el hijo del jefe que entra directamente como jefe, y el que ha empezado de aprendiz en la empresa y ha ascendido poco a poco hasta llegar a jefe; pues casi siempre el segundo lo va a hacer mejor. Si nunca te han azotado o nunca has estado atado, es difícil que sepas azotar o atar por puro instinto. Hay excepciones pero son eso, excepciones. 

9.- Empatía

Y acabo con el principio fundamental en todo lo que es el sexo y las relaciones entre personas. Es un juego que se hace entre dos; olvídate de que el BDSM consiste en un sumiso dándole placer a un dominante; son dos personas dándose placer la una a la otra, aunque desde un juego de poder y dos roles diferentes y marcados.

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