martes, 12 de noviembre de 2019

Cubby, una película sobre sexualidad fetish




Hay pocas películas centradas en un personaje con sexualidad fetichista que traten el tema con respeto y sin caer en la caricatura. La más bonita que he visto de temática gay la acabo de descubrir hace poco en LesGaiCineMad, el festival de cine LGBTI de Madrid. Se llama Cubby (cachorro) y está protagonizada, escrita y codirigida por un joven cineasta debutante norteamericano, Mark Blane

Por tono y temática me recuerda mucho a Secretary (2002), otra película independiente que es un título de culto entre los fetichistas hetero, y entre los amantes del spanking en particular. Las dos tienen en común el girar en torno a protagonistas inadaptados y con ciertas taras para la interacción social, retratados con mucha ternura. El sexo fetichista no se muestra como nada oscuro sino todo lo contrario, una forma de liberarse cediendo el control a una figura de autoridad que les hace sentirse dominados pero también protegidos, y también una forma de vivir el amor, porque eso es lo que representa el sexo fetish para muchas personas. 

Cubby es una comedia romántica que trata con humor y mucha empatía los esfuerzos de un chico con dificultades sociales y problemas de autoestima para salir adelante profesional, personal y emocionalmente. Es una película preciosa, que le llegará a muchas personas que saben lo que es sentirse diferente y no encajar, o que son capaces de identificarse con esa sensación. Pero para personas con sexualidad fetichista, es un título realmente especial.

Uno de sus aciertos es no centrarse demasiado en una rama del fetish. El protagonista, travieso, juguetón y el sueño de cualquier daddy, sería algo intermedio entre un puppy y un adult baby, sin ser exactamente ninguno de los dos. Aunque casi todos los fetichistas tenemos una preferencia muy marcada por un rol o por una práctica, tanto los amantes del pup play, el juego de rol amo - perrito, o del dad - son, el juego papi - nene, se van a sentir reflejados en la historia. 

No se trata de una película con escenas muy subidas de tono; aunque vemos a nuestro cachorrito desnudo y atado en una escena, o acariciando fascinado diversos látigos en otra. A los que buquen una típica comedia gay de chicos de gimnasio sin camiseta haciendo pornografía blanda puede decepcionarles porque no se trata de morbo, sino de explorar la psicología y las emociones de un amante del fetish. 

El tercer punto clave es la naturalidad con que la pareja amo-cachorro interpreta sus personajes. Mientras que la trilogía de Sombras de Grey está llevada a cabo por personas que es evidente que son totalmente ajenas al mundo del fetish y que no tienen mucha idea de lo que están hablando, el adorable cachorrito de Cubby, Mark Blane, no es ningún guaperas al uso sino que él mismo es el autor de la película. Y su papi/amo en la ficción, Christian Patrick, es amante del cuero y la dominación en la vida real bajo el seudónimo de Master Avery.

Por todo lo que os he contado, Cubby debería convertirse en una obra de culto para el colectivo gay fetichista, y para los que no lo sean puede ser un estupendo acercamiento al mundo del fetish para romper estereotipos.