jueves, 26 de noviembre de 2020

¿Qué es el ABDL? Spank A Little

 

Probablemente muchos ya sabréis que Only Fans o Just for Fans se están convirtiendo en la opción más popular para el porno amateur. Ya habíamos hablado de SpankChicosMalos, la única página fetish, al menos que yo conozca, especializada en spanking en español en estas webs y habíamos entrevistado a su autor.

Hoy quiero recomendar uno de los mejores perfiles fetish que he visto en Only Fans, que es Spank A Little, llevada por una pareja de suecos amantes de dos fetiches: el spanking y el ABDL, age play o regresión. Probablemente muchos sepáis ya que el spanking es dar azotes en el culo, pero tal vez no tengáis claro qué es ABDL, un fetiche bastante menos común.
 

ABDL vs Age Play

Las siglas ABDL quieren decir Adult Baby Diaper Lovers, bebés adultos amantes de los pañales. Este fetiche es gemelo de otro, el age play, llamado en español regresión, aunque tal vez se entienda más si le llamo infantilización: adultos a los que les excita sexualmente comportarse como niños pequeños, hacer un ejercicio de regresión a la infancia. 

Cuando utilizamos el nombre ABDL estamos haciendo hincapié en el uso de pañales, mientras que si lo llamamos age play o regresión hacemos hincapié en el juego de roles psicológico. Mientras el ABDL tiene puntos en común con los fetiches de materiales, porque quien lo practica disfruta sobre todo con el roce del pañal en su piel y con el hecho de llevar un pañal, igual que a otros les pasa con las prendas de cuero o de goma, el age play tiene en cambio más en común con el puppy play, con los cachorros humanos, por basarse en disfrutar el head space, una especie de trance en el que durante un rato el fetichista abandona en cierto sentido su yo humano y vive su otro yo como crío pequeño, o como perrito en el caso del puppy play.

Como suele ocurrir, existen fetichistas ABDL puros, que lo que quieren es llevar el pañal y no les interesa el juego de rol ni la infantilización, y los age play puros, que no necesitan pañales, pero la mayoría se encuentran en algún punto intermedio y disfrutan de ambas cosas. en mayor o menor grado.

ABDL vs BDSM

A algunos bebés adultos les gusta jugar con otros bebés, mientras que a otros les gusta tener un papi, un compañero de juegos que hace el papel de adulto y les cuida y les controla. En este segundo caso, el ABDL y el age play se convierten en una rama del BDSM en la que el papi dominante alterna los mimos con los castigos en la educación del nene sumiso. Ya he dicho alguna vez que el cariño y la ternura pueden tener su espacio en las prácticas BDSM, y este es uno de los ejemplos más típicos.

SpankALittle está protagonizado por Buster, un pequeñín muy travieso, y por su papá, que en casi todos su vídeos lo corrige con largas azotainas. El spanking está siempre presente, pero también los elementos de age play: cambios de pañal, pinturas de colores, ropa infantil, y otros elementos que ayudan a conseguir el head space del que os hablaba.

Hay muchos tabúes en torno a este fetiche, que desde el desconocimiento puede parecer que tiene ecos de incesto, o de pederastia. Pero el BDSM consiste precisamente en explorar esas fantasías oscuras y políticamente incorrectas.

 
 

jueves, 19 de noviembre de 2020

Cómo saber si eres fetichista

 

He dicho otras veces que cualquier amante del BDSM es fetichista, pero que existen otros fetichismos ajenos al BDSM, aunque todos los que se me ocurren son compatibles con él.

Fetichismo vs Vainilla

También he definido en varios post el fetichismo, o el sexo fetichista, como lo contrario al sexo vainilla, sexo convencional o sexo mainstream. Pero más que lo contrario sería un concepto del sexo diferente: el sexo vainilla o mainstream se basa en la penetración, y considera que los otros juegos eróticos son preliminares para favorecer la penetración, mientras que el sexo fetichista se centra en alguno de esos otros juegos y es la penetración la que pasa a ser algo accesorio. 

Ese fetiche puede ser una parte del cuerpo distinta de los órganos sexuales (pies, sobacos), un tipo de ropa (cuero, goma, trajes, ropa de deporte), un rol (esclavo, amo, bebé adulto, cachorro o puppy) o un juego de humillación (ser usado, ser atado, ser azotado, ser pisado, que te orinen encima, que te echen cosas pringosas encima, etc.). Es evidente la vinculación entre el BDSM y muchos de estos fetiches, aunque no necesariamente con todos. 

Digamos que ser fetichista es sentirte muy atraído por algo que para la mayoría de la gente es inocuo o incluso desagradable, o que, como mucho, algunos más "abiertos" o más "pervertidos" consideran como un juego preliminar al sexo. Pero para nosotros no es ningún preliminar, es el centro de nuestra sexualidad.

Naturalmente estos dos conceptos del sexo no son incompatibles: algunas personas disfrutan de ambos, teniendo a veces relaciones sexuales convencionales y otras veces disfrutando de prácticas fetichistas, o incluso mezclándolas con la misma pareja y en el mismo momento. Así que más que una dicotomía entre personas fetichistas y personas vainilla, podemos hablar de un continuo en el que algunas personas estarán más inclinadas hacia un extremo y otras más hacia el otro. Un poco como lo que algunos consideran que ocurre con la homo y la heterosexualidad. 

Mi duda es si, tal como ocurre con la homo y la heterosexualidad, la mayoría de la población se decanta mucho más hacia un lado que hacia el otro, o si en el caso del fetichismo hay más gente que se sitúa en posiciones intermedias. Mientras no se levanten el tabú y el estigma que recaen sobre el sexo fetish no vamos a saberlo.

Pero, ¿fetichista no es el que le gustan los asiáticos o los rubios o los bajitos?

Luego está lo que se suele llamar también fetichismo, pero en un sentido diferente al que estamos describiendo aquí, que es cuando se tiene una preferencia por un tipo determinado de chicos a la hora de buscar parejas sexuales: cuando se buscan preferentemente, o a veces exclusivamente, chicos altos, bajos, rubios, morenos, de una raza determinada, con un tipo de cuerpo determinado, con tatuajes, etc. 
 
Algunas veces, cuando estas preferencias son poco frecuentes, como en el caso de quienes buscan hombres de mucha mayor edad que ellos, o chicos con obesidad, pueden parecer igual de inconfensables que los fetichismos de los que estamos hablando; pero yo diría que no dejan de estar dentro del sexo mainstream, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de estos "fetichismos", como la preferencia por los chicos jóvenes, por los penes muy grandes, o por los cuerpos de gimnasio, constituyen la sexualidad dominante y hegemónica.

¿Entonces yo soy fetichista?

La cuestión es: ¿cómo puedo saber si mi sexualidad es mucho, algo o poco fetichista? En primer lugar, los vainilla no se hacen preguntas sobre su sexualidad, y ni siquiera conciben que haya diferentes maneras de disfrutar la sexualidad, más allá de ser hetero o ser gay, y de ser activo o ser pasivo. Así que si sospechas que hay algo "raro" o poco habitual en tu sexualidad, es un indicio de que probablemente no eres 100 % vainilla.

Aunque, por el otro lado, si tienes una sexualidad muy fetichista, tampoco vas a tener muchas dudas al respecto porque desde siempre sabes que tú te excitas con esa práctica, o esa ropa, o ese rol tan particular y que tu sexualidad se basa en eso. Eso ocurre sobre todo si tienes un único fetiche, como por ejemplo el spanking, el bondage o el cuero. Así que, si tienes dudas, es o bien porque no tienes un fetiche específico, sino que tal vez puedes disfrutar de una mezcla de varios, o bien porque, aunque tienes un componente fetichista que deberías explorar, tu sexualidad es más bien vainilla.

Teniendo esto en cuenta, vamos a dar una serie de pautas para averiguar cuánto tienes de fetichista. Podría hacerlo al estilo de los test de las revistas, dando diferentes opciones de respuesta y asignando una puntuación a cada uno, pero creo que no valgo para los mass media:

1 - ¿En qué te fijas cuando ves un tío por la calle?

Respuesta sincera, y no de postureo, por favor; lo de me fijo antes que nada en los ojos todos sabemos que es mentira. 

Alguien vainilla se fijará en los músculos e intentará, si tiene ocasión de mirar con algo de disimulo, calcular cual es el tamaño del paquete, o bien se girará y le mirará el culo, y le encantará que lleve ropa apretada. Y los fetichistas también nos fijamos en esto, claro; la diferencia es que podemos prestar también mucha atención y nos puede hasta dar un calentón observando detalles como las orejas de un chico, la nuca, los pies, un cinturón de cuero, los pantalones de goma de un motero, u otros muchos detalles anodinos para la mayoría de la gente que ni se me ocurren, porque la variedad de fetichismos puede ser infinita.



 

Hay elementos intermedios, que sin llegar a ser fetish se salen de la sexualidad más convencional, como tener preferencia por chicos que lleven perilla (la barba es tan mayoritaria que ya no cuenta), tatuajes, pendientes o aros.

2 - ¿Cuáles son tus primeros recuerdos sexuales?

No hablo de tu primera experiencia sexual como adulto, sino de tu primer recuerdo erótico de la infancia. Muchos vainilla hablarán de algún compañero del colegio que les parecía muy guapo, algún niño hijo de amigos de sus padres que les manoseó jugando a alguna cosa, o algún adulto que les besaba en la mejilla y les resultaba agradable, etc. Pero, para que os hagáis una idea de qué es ser fetichista, en mi caso mis primeros recuerdos eróticos son sentir una emoción arrebatadora e imposible de describir cuando veía con 6 o 7 años escenas de niños que recibían azotes en dibujos animados, de vaqueros atados en películas del oeste, de secuestros en películas de espías, etc. Naturalmente mucho antes de saber lo que era el sexo, tener una erección o ser gay. 


Aquí se me ocurren también opciones intermedias, como puede ser haber descubierto la excitación sexual espiando, o viendo por casualidad, a adultos o a chicos mayores mientras se cambiaban de ropa.

3- ¿Sexualizas situaciones de la vida cotidiana?

Alguien vainilla disfruta mirando por el rabillo del ojo en el vestuario del gimnasio cuando el de al lado se cambia o se va a la ducha, o en la playa nudista.

Vale, los fetichistas también. Pero a lo mejor nos gusta todavía más ver una intervención policial con agentes de uniforme, o un partido de algún deporte en el que haya contacto de cualquier tipo entre los jugadores, o disfrutamos con una revisión médica, o con el cacheo de un guardia de seguridad en el aeropuerto o a la entrada de un concierto. Y no necesariamente porque el policía, los jugadores, el médico o el segurata estén muy buenos, sino por la situación en sí.

Algo intermedio es ir por la calle y, si no tenemos mucha prisa y nos topamos con un chico guapo haciendo deporte, pues pararnos un ratillo a contemplar imágenes como la que he puesto de gancho al comienzo del artículo. Os pongo otras del mismo chico; son lo que los anglosajones llaman "candid pictures", y se sitúan en esa delgada línea entre el fetichismo y el sexo convencional:


4- ¿Qué tiene que hacer un chico para ponerte a cien?

Desde el punto de vista de un fetichista, en el sexo vainilla no existe la sutileza: a la hora de entrar en acción, un vainilla te besa metiéndote la lengua hasta el esófago o directamente empieza a sobarte el paquete. Si vienes de una situación neutra, es decir, no estas excitado previamente, te hacen esto y te pones a cien, eres vainilla. Si que te hagan esto es un turn-off porque te excitas de una manera bastante diferente, es probable que tu sexualidad sea como mínimo parcialmente fetichista.

Cuando quedo con un sumiso, es bastante fácil saber si tiene una sexualidad al menos parcialmente fetichista si, cuando le doy un par de órdenes o lo pongo en una determinada postura, esto le excita. O si le pone llamarme "señor" o "amo". Si cuando les mando simplemente que pongan las manos en la nuca y bajen la mirada en señal de respeto al amo esto les provoca una erección, sé que el juego BDSM va a salir muy bien. Si al decirles esto les da la risa, y solo les produce una erección cuando les manoseo el culo o el paquete, pues son chicos vainilla que están probando la sumisión por curiosidad o por turismo sexual, pero no es lo suyo.

5- ¿Qué porno ves para excitarte?

Dejo para el final lo más obvio. Si el porno mainstream te aburre, puede ser un indicador de que tu sexualidad tiene un componente fetichista. Pero ojo porque puede ser que simplemente estés tan saturado de ver porno que estés buscando algo diferente para variar (lo que yo llamo turismo sexual). La clave es si el componente fetichista (la ropa de cuero, los azotes, la humillación, etc.) es un preliminar en la escena para luego dar paso a la penetración, o si es el eje de la escena. ¿Cuánto tiempo dura la parte fetish y cuanto la penetración en el porno que te gusta?

Creo que estas 5 preguntas pueden ayudarte a conocer un poco más tu propia sexualidad. Pero si se os ocurren otras o si tenéis sugerencias, no dudéis en contactarme.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Sexo políticamente incorrecto

Novelas como 50 sombras de Grey han desvelado un poco el tabú que envuelve al BDSM y al sexo fetichista, pero por otra parte intentan presentar una versión domesticada y suave del mismo, limando las aristas que puedan incomodar a los susceptibles lectores del siglo XXI. A ver si sé explicar esto bien.

Sexo oscuro

El BDSM supone sexualizar situaciones y sobre todo roles de interacción desigual entre personas, que en principio no son sanos ni deseables. Podríamos decir que es un acercamiento desde el sexo al lado oscuro de la mente: se sexualizan sensaciones como el dolor, la inmovilidad, la indefensión, la humillación, la dominación, etc., se erotiza la violencia física (ritualizada, pactada y controlada, por supuesto, pero violencia al fin y al cabo) y se intenta hacer una simulación del sexo no deseado, es decir, del abuso o de la violación. Esto es así e intentar edulcorarlo es también falsearlo. 

Digamos que, si el sexo es una película, los hay que en la cama les gusta lo romántico, a otros la acción y lo cañero, y para los amantes del BDSM nuestro género sería el thriller o el terror. Por algún motivo, la líbido de algunas personas está orientada hacia este tipo de sensaciones fuertes y esa adrenalina es necesaria para nuestra excitación, o al menos la facilita enormemente.

Curiosamente la popularización entre el público mayoritario del género de terror, así como de otras actividades generadoras de adrenalina, como los deportes extremos y de riesgo, ha coincidido con una mayor apertura hacia las prácticas sexuales oscuras. No soy sociólogo, antropólogo ni investigador, así que no sé si puede existir algún paralelismo entre las dos cosas, pero me parece digno de mención.

Por qué hablamos de sexo vainilla

El caso es que, igual que algunas personas no encuentran ningún tipo de placer en pasar miedo con una película mientras que a otras les ocurre todo lo contrario, encuentran muy sosa una comedia romántica y les gusta ver monstruos o presenciar asesinatos y torturas desde la seguridad de una butaca de cine o desde el sillón de casa, pues con el sexo ocurre algo parecido. Mientras muchos no pueden concebir que se encuentre placer en atar, azotar y humillar a otro, a otros en cambio nos falta algo en un sexo reducido al contacto físico entre dos cuerpos donde el juego de roles no va más allá de activo y pasivo. Lo encontramos soso y necesitamos, o como mínimo preferimos, acercarnos de forma simulada, pactada y segura a juegos de poder desiguales, humillaciones, abusos, castigos corporales, violaciones, flagelaciones, inmovilizaciones, etc. 

 

De ahí que al sexo basado en la penetración y no en estas emociones lo llamemos sexo vainilla; la vainilla es agradable, desde luego, y si no hay otro sabor para elegir pues bienvenida sea, pero le falta la intensidad del chocolate o de una fruta, por lo que, si nos dan la opción, preferimos el sabor fuerte frente a la suavidad de la vainilla.

 ¿Como explicar el BDSM a los nuevos jueces morales?

Y si tenemos estos gustos poco políticamente correctos en la cama, pues no te digo nada en la ficción, cuando podemos dejar volar nuestra imaginación ya sin los frenos de la realidad ni de la verosimilitud. A mí me pone a cien leer y escribir relatos o ver vídeos de incesto, de abusos policiales, de maltratos en prisiones, de reclutas acosados por sus superiores en el ejército, de novatadas humillantes en colegios mayores, de señores acomodados que desnudan a sus sirvientes y les aplican castigos corporales, de chicos esclavizados, vendidos, secuestrados, prostituidos a la fuerza, violados, atados y azotados sin su consentimiento previo, y otras lindezas de este tipo (ojo, hablo de videos de ficción donde todo es simulado). 

Son situaciones que, por supuesto, condeno con rotundidad en la vida real y me encantaría que no existieran ni hubieran existido, pero que al mismo tiempo me suscitan deseo en la imaginación.

Vivimos por desgracia en la era del solo sí es sí y de una censura cada vez mayor, con las redes sociales llenas de fundamentalistas encantados de conocerse y ávidos de prohibir, desde su superioridad moral y cultural y su seguridad de estar en posesión de la verdad, todas las maneras de vivir, de pensar y de correrse que no comparten; así que excitarnos con este tipo de situaciones puede resultar problemático o difícil de comprender para estos nuevos jueces de la moral. 

Desde luego, no le pido a nadie ya no solo que comparta mis fantasías, que por supuesto, sino ni siquiera que las comprenda; solo que las respete por mucho que le repugnen, igual que yo respeto muchas creencias y formas de vivir y de pensar que no me gustan un pelo.

Nada mejor para ilustrar esto que los dibujos del genial artista Gengorogh Tagame, que no repara en plasmar con total libertad y sin pudor sus fantasías más calientes, oscuras y atroces.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Personas célebres que han salido del armario BDSM


Hoy quiero rendir un homenaje a las personas que han salido del armario confesando públicamente su atracción por la sexualidad BDSM.

Hay unos cuantos ejemplos de personajes famosos que han hecho algún comentario al respecto, pero normalmente desde la ambigüedad, dando a entender que la práctica fetichista es un complemento a una relación sexual "normal". Por ejemplo, Ricky Martin declaraba hace un par de años a la prensa que en el sexo esta abierto a todo, que había momentos para sexo suave y amable y otros para un buen azote en el culo, además de su afición por la lluvia dorada, una práctica no estrictamente BDSM pero con un matiz de dominación importante: https://socialitelife.com/ricky-martin-enjoys-spanking-in-the-tub/

Este tipo de comentarios, de gente conocida que habla abiertamente de juegos que hasta hace muy poco eran chocantes o estaban mal vistos para algunos, están muy bien y han contribuido a eliminar un tabú y que, al menos en el mundo gay, mucha gente sea cada vez más abierta a comentar sin vergüenza que han probado estas prácticas. También está bien que el fetichismo o el BDSM no se planteen como una dicotomía, de soy o no soy fetichista, de si tengo una sexualidad "normal" o por el contrario una sexualidad fetichista, sino como los dos extremos de una línea en la que puede haber puntos intermedios: esa idea de Ricky Martin de que hay momentos para sexo más vainilla y otros para sexo más fetichista la comparto y me gusta mucho, aunque siempre teniendo en cuenta que existen diferentes orientaciones sexuales en las personas y por lo tanto para algunos habrá muchos más momentos vainilla que fetichistas, y para otros justo lo contrario.

No obstante, prefiero centrarme en quienes han ido un poco más lejos y han hablado del BDSM no como un complemento, un juego esporádico o como un preliminar para la penetración. Está muy bien la apertura de Ricky Martin hacia los fetichismos, pero realmente no está hablando de tener una sexualidad construida en torno a ellos ni de los fetiches como identidad sexual.

Solo se me ocurren 3 ejemplos; si alguien puede ofrecer otros, estaré encantado de ampliar el post. Había pensado en incluir al famoso dibujante Tom de Finlandia, pero ya le dediqué un post en su día, y por otra parte tampoco tengo constancia de entrevistas ni de escritos donde explicara sus fantasías ni su sexualidad como lo han hecho estas otras personas.

Leopold von Sacher-Masoch

Este aristócrata de la época del imperio austro-húngaro describió tan bien sus fantasías de ser dominado física y psicológicamente que la palabra masoquismo viene de su nombre. La Venus de las pieles, una novelita corta, es de las obras más valientes de la historia de la literatura, al atreverse a explorar de manera muy abierta fantasías sexuales totalmente tabú en su época, algo sin precedentes. El protagonista de la obra disfruta siendo humillado y la novela se explaya en los detalles de la crueldad de su ama y de la ropa de cuero y de pieles que le gusta vestir; probablemente la confluencia en esta obra de los dos fetichismos, el BDSM y el gusto por el cuero y las pieles, fue decisiva a la hora de crear el estereotipo de que ambos van ligados.


 

El enfoque es claramente heterosexual aunque el personaje también es azotado y vejado por hombres; hombres, eso sí, que actúan bajo las órdenes de su dómina. No obstante, para quien le guste leer y esté interesado por la dominación y la sumisión, con independencia de que sea homo, bi o hetero, es una lectura obligatoria, como también lo es el otro pilar del género, Historia de O.

Luis Berlanga

Uno de los mayores genios del cine español habló abiertamente en la última etapa de su vida de su predilección por lo que entonces se llamaba "parafilias". Como Sacher-Masoch, Berlanga mezclaba dos fetichismos: el bondage, atar a chicas jóvenes, y los zapatos y los pies, un fetichismo más común en heteros que en gays, aunque existe también entre los gays. Siempre que venía a cuento mencionaba sus preferencias sexuales sin ningún recato en entrevistas en radio y televisión, en una época (años 70, 80, 90) en que estos temas eran marcianadas, perversiones o guarradas para la población en general. 

 

Tampoco en sus películas solía faltar algún detalle fetichista, y hasta hizo una monográfica sobre el tema, Tamaño natural, acerca de un hombre enamorado de una muñeca hinchable en la que puede materializar todos sus fetiches y construir un objeto sexual perfecto.

Más información sobre Berlanga y el fetichismo sexual:

https://elcultural.com/El-erotismo-berlanguiano

https://elpais.com/elpais/2017/08/25/eps/1503612300_150361.html

Gerard Reve

Es el escritor gay de temática BDSM más relevante que conozco. Nació y vivió en Flandes, Bélgica, y escribió la mayor parte de sus novelas en torno a los años 70 y 80; en ellas daba rienda suelta a su predilección por chicos muy jóvenes a los que le gustaba atar y azotar. Aviso que en algunos de sus libros habla de chicos de menos de 18 años; aunque se trate de fantasía y no de realidad, y de que en la época en la que fueron escritas estas obras un chaval de 13 o 14 años tenía ya edad de consentimiento sexual según la ley, y de abandonar los estudios y ponerse a trabajar si quería, esto puede ser muy fuerte para algunas mentes inquisidoras de la actualidad.

Reve se atrevió a dejarse fotografiar escenificando sus preferencias sexuales en esta foto, cuyo contexto desconozco; el dominante es él mismo, vestido con lo que parece un uniforme. 
 
Sus novelas no siguen a veces patrones narrativos convencionales; la más accesible y más famosa, adaptada al cine de manera brillante por Paul Verhoeven, es El cuarto hombre. La película es excelente, pero lima buena parte del contenido BDSM de la novela, por lo que os recomiendo más esta última.