sábado, 26 de diciembre de 2020

Vida en pareja y BDSM

Los amantes del BDSM son como todo el mundo: a algunos les gusta vivir en pareja y a otros no; tal vez no estaría de más dedicar otro post a explicar que no todo el mundo prefiere vivir en pareja, pero supongo que quienes piensan que buscar pareja es "lo normal", y quien se encuentra cómodo viviendo sin una pareja estable y no tiene especial interés en encontrarla es un vicioso o un "rarito", no va a estar leyendo un blog sobre BDSM, así que por ahora ese punto lo voy a dar por sobreentendido.

Buscar un novio que comparta tu fetiche

He conocido a algunas parejas en las que ambos eran amantes del BDSM y, evidentemente, practicaban sus juegos y sus fetiches dentro de su relación de pareja. Supongo que esto es lo ideal, pero es muy difícil: me he encontrado muy pocos casos, y en España ninguno. Si ya encontrar a alguien que nos atraiga físicamente, con el que nos entendamos bien, con el que podamos convivir, que el sexo funcione bien, etc., es extremadamente complicado, pues para los fetichistas esperar que aparezca alguien compatible con nosotros en todos esos aspectos y que encima comparta nuestro fetiche con la misma intensidad con la que nosotros lo vivimos pues, francamente, no es un plan realista; es más fácil que te toque la lotería.

  

Parejas fetichista - vainilla

Así que lo más habitual es que un fetichista que busque pareja acabe en una relación con un vainilla que no comparte para nada su fetiche. Evidentemente esto va a ser siempre una fuente potencial de conflictos, pero es verdad que no existen parejas que no tengan ningún conflicto. No hay una regla general sino que he conocido todo tipo de casos, como, por otro lado, siempre ocurre cuando hablamos de cualquier tema de pareja: novios que ignoran, o que no quieren saber, que a su chico hay un fetiche que le pone a cien, otros que lo saben y no le dan importancia a que su chico quede con otros fetichistas, y otros que no les hace mucha gracia el tema.

A veces ocurre que alguien consigue atraer a su pareja a su fetiche, y resulta que el miembro vainilla de la pareja acaba por no ser tan vainilla como se pensaba. Pero no es lo habitual; intentar vivir el fetiche en pareja cuando a uno de los dos no le va el tema, no suele funcionar. No se aprende a ser fetichista; puede haber gente que tenga un lado fetish que desconocía y lo desarrolla al dar con la pareja adecuada. Pero si la pareja lo prueba y no funciona desde el principio, no va a acabar funcionando bien con el tiempo.

Tampoco suele dar buen resultado a largo plazo que sea el fetichista el que se adapte renunciando a su fetiche. Ojo porque suele ocurrir que, al comienzo de la pareja parece que el fetichista se ha "convertido" al sexo vainilla, pero a medida que pasa el tiempo y que todo lo que era nuevo y maravilloso al principio se va convirtiendo en rutina, empieza a haber el desgaste en la vida sexual que es inevitable en cualquier pareja, y entonces el fetichista va a volver a sentir ganas, y cada vez más intensas, de practicar su fetiche. 

Si la pareja es lo suficientemente fuerte para soportar el conflicto que inevitablemente surge, el resultado es que el fetichista volverá a quedar con gente que comparta su fetiche, idealmente con conocimiento y consentimiento de su pareja. A veces la pareja se abre totalmente, pero a veces solo a medias: el fetichista queda con gente para practicar su fetiche con la condición de no tener relaciones sexuales completas, o de no tenerlas de ningún tipo, en sus encuentros fetish.

¿Es infidelidad practicar BDSM con alguien que no es tu pareja?

Ahí surge la cuestión de si practicar un fetiche con alguien diferente de tu pareja es o no una infidelidad. Recordemos que en el mundo BDSM puede haber sesiones en que un chico azota a otro, o lo ata y lo inmoviliza, sin que haya lo que en el mundo vainilla se entiende por "sexo", por lo que técnicamente no se estaría incurriendo en ninguna infidelidad. Lo que ocurre es que, por una parte, existe una gratificación sexual en estas prácticas incluso aunque no haya "roce" de ningún tipo por lo que decir que no ha habido sexo porque no ha habido intercambio de fluidos es en cierto sentido hacerse trampas al solitario; por otra, lo más habitual, al menos por mi experiencia y la de la gente que conozco, es que en una sesión BDSM sí exista algo de "roce" sexual, aunque, insisto, esto no quiere decir que no existan las sesiones "sin sexo".

Entre nada y una relación sexual completa puede haber muchos puntos intermedios, y la casuística de donde traza cada uno su línea roja, de esto solo lo hago con mi pareja y esto otro lo incorporo a mis sesiones BDSM con terceros, es infinita. Se puede decir que hay tantos casos diferentes como personas y que no hay normas acerca de lo que está bien ni lo que está mal, sino que cada persona y cada pareja deben de hacer las suyas.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Aparatos de castidad

 

Modas en el fetichismo

Es curioso pero el mundo del fetichismo no es para nada ajeno a las modas pasajeras. Hace unos 10 años las webs de contactos gays (porque todavía no existían las apps, o estaban empezando) estaban llenas de amantes de las zapas, o sneakers; en la actualidad este fetiche ha dejado de ser cool y ha vuelto a su nicho de fans habituales, fiel pero muy reducido si lo comparamos con su equivalente hetero, los amantes de los pies y los zapatos de mujer. 

Hace unos 5 años en cambio lo que arrasaba era el fisting, que tuvo su momento de gloria durante el cual estuvo prácticamente integrado en el sexo mainstream. Algo incluso sorprendente para una práctica que yo en principio, y creo que muchos amantes del fist estarían de acuerdo, calificaría de peligrosa si uno no se inicia en ella poco a poco y con mucha cabeza; eso es también aplicable al BDSM, desde luego, pero al fist diría que incluso más. Tal vez más de uno arrastre fístulas o problemas de incontinencia como recuerdo de su etapa de turismo sexual con el fist.

Actualmente el fetichismo de moda entre la generación Instagram, incluso por encima del puppy play, los cachorros de perro humanos, es la castidad forzada a través de un aparato llamado en inglés chastity device y en español jaula de castidad. Podría pensarse que es el resultado de la paranoia que algunos tienen con el Covid, pero su boom viene ya de atrás; ya hace unos cuantos años que es habitual que muchos curiosos me escriban en mis perfiles, apps y redes sociales preguntándome si tengo un aparato de este tipo. De hecho me he visto obligado a incluir una referencia a este tema en el post de preguntas más frecuentes.


 

Guía sobre castidad

Paso a resumir los puntos que me parecen más relevantes para entender en qué consiste y qué características tiene este fetiche que se ha vuelto tan popular en los últimos años:

- Normalmente es un placer solitario; alguien con fantasías de sumisión se compra el aparato, se lo coloca a sí mismo y se plantea el reto de utilizarlo durante un tiempo X: una semana, un mes, etc. Generalmente los amantes de la castidad van progresando y planteándose retos cada vez más largos en el tiempo.

- Consiste en llevar puesto un aparato que obliga al pene a permanecer flácido e incluso comprimido dificultando la erección, prácticamente impidiéndola (aunque las jaulas en foto se vean grandes en realidad son bastante pequeñas). Esta excitación sin erección es donde radica el placer de la castidad.

- Las jaulas consisten en una funda para el pene y un cock ring que se coloca alrededor de los testículos, que quedan colocados entre la funda y el anillo. Tienen siempre un agujero en la uretra que permite al sumiso orinar sin abrir la jaula. Algunas tienen un tubo para introducir dentro de la uretra (por favor, esto solo para personas con experiencia y con cuidado).

- El aparato en principio debe llevarse puesto todo el día y sacarlo solo en la ducha para mantener la higiene; aparte del placer físico de la represión de la erección que comentaba, está la humillación psicológica de llevar puesto en la vida cotidiana un aparato que es incómodo y que abulta. Vendría a ser una variante de quienes les gusta llevar puesto un plug.

- La manera de usarlo en pareja es en el contexto de una relación amo - esclavo o amo - sumiso continua en el tiempo. El sumiso tendría que llevar puesta la jaula cuando no está el amo para impedirle masturbarse, como forma de control y como recordatorio de su posición subordinada. Lo ideal sería que el amo se quedara con la llave de la jaula; esto puede ser algo extremo si surge cualquier incidencia, pero ese riesgo forma parte de la excitación. 

- Por lo dicho anteriormente, la castidad forzada en principio podría calificarse de práctica extrema para sumisos experimentados. Que pregunten sobre ella personas sin experiencia es un buen indicador de que andan bastante perdidos; o de que sean simplemente curiosos que no tienen ninguna intención de quedar con nadie en persona.

- Su uso en una sesión esporádica es complicado y no sé hasta que punto tiene sentido; la experiencia de la castidad requiere llevar el aparato mucho tiempo de manera continuada, no el rato que dura la sesión. Y luego están los problemas prácticos para colocarlo, ya que solo se puede hacer con el pene completamente flácido, que no suele ser el estado del sumiso cuando el amo lo desnuda. 

- Durante una sesión esporádica en principio lo suyo, aunque en esto no hay leyes sagradas sino opiniones, es utilizar los anillos o cock rings, que rodean todo el aparato genital comprimiendo levemente los testículos y dificultando un poco la erección, aunque permitiéndola.

- Hay jaulas de muchos materiales; las metálicas son las más estéticas, pero también las más pesadas e incómodas (lo cual puede ser una ventaja por la humillación extra que supone). Es poco recomendable comprarlas online sin haberlas visto ni tocado nunca en una tienda, pero cada uno tendrá sus circunstancias. 


jueves, 10 de diciembre de 2020

El BDSM como orientación sexual



Es divertido cuando escucho a mucha gente criticar a personas que discriminan a los gays o a los trans y a continuación esas mismas personas, que se consideran muy tolerantes, llaman inmaduro y miran por encima del hombro a quien no busca una pareja estable, o a los amantes del BDSM directamente nos tildan de enfermos o de viciosos. 

En el pensamiento dominante hoy en día, el respeto a la diversidad sexual se limita a los conceptos hetero / gay o cis / trans. Pero tal vez habría que ampliar ese concepto. La sexualidad no se acaba en que te gusten los chicos o las chicas, sino que existen otros aspectos que no tienen por qué ser menos importantes. 

No siempre el BDSM es vicio ni turismo sexual

Creo que mucha gente piensa que quienes practicamos juegos de BDSM somos personas viciosas con una necesidad continua de experiencias sexuales; que ya hemos "agotado" el repertorio que ofrece la sexualidad convencional, lo que nosotros llamamos la sexualidad vainilla, y nos metemos en el BDSM en busca de sensaciones más fuertes después de haber probado la promiscuidad, los tríos, las orgías, el sexo con drogas, etc. Vamos, lo que tradicionalmente se llama ser un vicioso o un pervertido.

Muy relacionado con este cliché, está el de que el BDSM es un capricho para gente con medios económicos, porque el material que a veces se emplea en los juegos no está, desde luego, al alcance de todos los bolsillos. Pero esto me recuerda a la idea que se tenía hasta hace no mucho entre personas con ciertas ideologías políticas de que la homosexualidad era también una perversión propia de burgueses aburridos con poder adquisitivo alto que corrompían a chicos noblotes y sencillos de clase trabajadora.

No niego que esto sea así en algunos casos; sí existen chicos de clase social acomodada que, para sentirse más especiales, porque no tienen todo el éxito que les gustaría a la hora de buscar sexo, o por cualquier otro motivo, "compran" su condición de fetichistas adquiriendo un montón de material BDSM que no tienen mucha idea de como quieren utilizar, pero piensan que, cuanto más dinero gastan, más "auténtico" es su fetichismo. La realidad sería justo la contraria, hay opciones para todos los bolsillos en el BDSM y quien realmente lo vive no necesita muchos accesorios para disfrutarlo.

El BDSM es algo que algunas personas tenemos incrustado en el núcleo de nuestra sexualidad y, de hecho, nuestros primeros recuerdos eróticos desde la infancia están relacionados con este tipo de juegos. No es un vicio ni algo que hayamos elegido. 

¿Qué es la orientación sexual?

Yo soy un hombre gay;  tengo una preferencia notable por los hombres con respecto a las mujeres en el aspecto sexual así que considero que la etiqueta gay me sirve para designar un aspecto de mi sexualidad que es muy importante y me siento cómodo con ella. 

Pero al mismo tiempo esa etiqueta me resulta incompleta porque no abarca otros aspectos igual de importantes. Mi sexualidad es fetichista, no es convencional, y ese es un aspecto que me resulta muy determinante, porque, entre otras cosas, me genera dificultades para encontrar parejas sexuales, ya que la mayor parte de hombres gays está buscando un concepto de sexo basado en la penetración que a mí no me resulta satisfactorio, o al menos no del todo, igual que mis prácticas fetichistas no son satisfactorias para ellos. Buscar una pareja sexual compatible se complica bastante cuando eres fetichista.

 Ampliar el concepto de lo que es la orientación sexual

¿Quiero decir con esto que habría que añadir más siglas a LGTBIQ+? No, por favor, ya hay demasiadas. Más bien lo contrario, darles algo menos de importancia a estas etiquetas y pensar en que existen otros aspectos de la sexualidad a los que hasta ahora no se les ha prestado atención y que pueden ser igual de importantes que sentirte chico o chica y preferir a los chicos o a las chicas. No pensar que todos los gays, todos los trans, todas las lesbianas o todos los heteros somos iguales en nuestra sexualidad, sino que existen transversalidades. Los fetichistas gays podemos tener mucho en común con los fetichistas heteros, por ejemplo; a veces más que con gays no fetichistas.

 Viva el turismo sexual

Por último, podría parecer que quiero hacer una diferenciación entre "auténticos" y "falsos" fetichistas, y para nada. He comentado en otros post que no hay por qué elegir entre ser vainilla o ser fetichista, muchas personas están en algún punto intermedio. Tal vez tu sexualidad es mayoritariamente genital, pero tienes cierta curiosidad por el BDSM y quieres hacer "turismo sexual" y probarlo, tal vez puntualmente, tal vez solo de vez en cuando, y eso es perfectamente legítimo. 

Nada más lejos de mi intención que asignar carnés, aunque siempre me gusta recordar que existe gente que no ha elegido ser fetichista ni se ha acercado a este mundo por curiosidad ni por vicio ni por aburrimiento, y muchas veces es juzgada por ello y por ser fetichista se le asignan otras muchas etiquetas (promiscuidad, consumo de drogas, etc.) que le pueden ser totalmente ajenas.

Los dibujos que ilustran el post son del artista Placardemike.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Por qué el BDSM no es perverso

La publicidad de la obra de teatro de temática gay Here comes your man me viene de perlas para explicar por qué creo que el BDSM es, ciertamente, una forma de sexualidad políticamente incorrecta, pero no perversa. La manera de promocionar esta obra sí es, en mi opinión, perversa.


 Publicidad polémica

Ahí tenéis el cartel de la obra. Empiezo aclarando que, como fetichista del deporte y de la dominación, me encanta y me parece muy sexy. Pero eso no quita que sea una publicidad que veo bien para barrios como Chueca o el Eixample pero que me parece muy poco adecuada en otro contexto; es una imagen que está en el límite de la pornografía dura, y creo que en calles por donde pasan habitualmente familias con niños, que es donde me la he encontrado, es una excelente manera de fomentar la homofobia, aparte de que si se hiciera con una chica en vez de con un chico se estaría pidiendo su prohibición y les estaría cayendo la del pulpo a sus autores. 

Es una opinión que, naturalmente, algunos o muchos no compartirán, pero mi objetivo con este blog no es que todo el mundo se ponga a dar palmas a todo lo que yo diga sino promover la reflexión y que cada uno piense por sí mismo y decida si está de acuerdo o no.

Este es el cartel alternativo, también con mucha carga erótica pero más apto para todos los públicos:



Erotizar lo que supuestamente estás criticando

Viendo estos carteles uno piensa en una de estas obras de teatro gay independiente que consisten en actores jóvenes y guapos en situaciones hipersexualizadas, quitándose cada dos por tres la camiseta con cualquier excusa para regocijo de un público que ha pagado la entrada con esa intención. Hasta ahí todo bien; me parece genial, lo digo sin ninguna ironía, y yo mismo he visto alguna que otra de estas obras. 

 

Lo que me chirría es leer que se trata de una obra (supuestamente) activista y con un (presunto) mensaje de denuncia del acoso escolar, y ahí es donde me quedo de piedra. Sexualizar y mostrar de forma erótica una situación que en teoría estás denunciando y condenando es algo más que hipócrita: es perverso. Con esto no estoy criticando la obra, que no he visto, solo la orientación que sus autores han decidido darle a la publicidad. Ignoro si la obra va en la misma dirección, aunque lo cierto es que tiene toda la pinta.

El erotismo perverso no es nada nuevo; un ejemplo clásico es la película El expreso de medianoche, cuya atmósfera destila morbo y homoerotismo turbio por todas partes y que decía ser la traslación a la pantalla del caso real de un joven turista norteamericano que sufrió abusos en una cárcel turca tras ser pillado traficando con droga. 

 BDSM vs erotismo perverso

Imágenes tan sexualizadas como la que podéis ver encima de este párrafo no promueven la empatía con la víctima, sino que nos despiertan la curiosidad y el deseo de ver con todo lujo de detalles las humillaciones y los castigos que va a recibir. Un deseo, eso sí, culpable y vergonzante, enmascarado detrás de un supuesto mensaje social. Eso es lo perverso, erotizar una situación de abuso real a través de una ficción que dice reproducir este hecho real, y eliminar la empatía con quien la ha sufrido convirtiéndolo en un objeto de deseo.

El BDSM es mucho más sano; sexualiza sin complejos situaciones de maltrato y de abuso pero sin ningún doble juego, sin confundir al espectador, sin aparentar realismo y sin pretender que se trate de una denuncia ni una crítica de nada, sino mostrándose abiertamente como una fantasía pornográfica.

Debajo os muestro como ejemplo una escena de porno BDSM, en este caso de la web Dreams of spanking; la diferencia fundamental con El expreso de medianoche o con la obra de teatro Here comes your man, es que no pretende pasar por una crítica a los castigos corporales en la escuela del pasado. Es claramente una invitación a disfrutar, no de un castigo corporal real, sino de un ritual sexual entre adultos que no pretende ser verosímil.



Al menos en mi opinión, cuando nos presentan una situación de abuso, humillación, castigo, etc. de manera abiertamente sexualizada para nuestro disfrute, estamos ante erotismo o pornografía BDSM. Cuando nos presentan esa misma situación con una supuesta intención de denuncia, y también de manera sexualizada, pero escondiendo ese carácter sexual, entonces estamos ante erotismo perverso. Evidentemente siempre va a haber un componente subjetivo a la hora de opinar si algo está sexualizado o no, y si esa sexualización es evidente o no, pero ahí es donde entra el criterio y la toma de postura de cada uno.

jueves, 26 de noviembre de 2020

¿Qué es el ABDL? Spank A Little

 

Probablemente muchos ya sabréis que Only Fans o Just for Fans se están convirtiendo en la opción más popular para el porno amateur. Ya habíamos hablado de SpankChicosMalos, la única página fetish, al menos que yo conozca, especializada en spanking en español en estas webs y habíamos entrevistado a su autor.

Hoy quiero recomendar uno de los mejores perfiles fetish que he visto en Only Fans, que es Spank A Little, llevada por una pareja de suecos amantes de dos fetiches: el spanking y el ABDL, age play o regresión. Probablemente muchos sepáis ya que el spanking es dar azotes en el culo, pero tal vez no tengáis claro qué es ABDL, un fetiche bastante menos común.
 

ABDL vs Age Play

Las siglas ABDL quieren decir Adult Baby Diaper Lovers, bebés adultos amantes de los pañales. Este fetiche es gemelo de otro, el age play, llamado en español regresión, aunque tal vez se entienda más si le llamo infantilización: adultos a los que les excita sexualmente comportarse como niños pequeños, hacer un ejercicio de regresión a la infancia. 

Cuando utilizamos el nombre ABDL estamos haciendo hincapié en el uso de pañales, mientras que si lo llamamos age play o regresión hacemos hincapié en el juego de roles psicológico. Mientras el ABDL tiene puntos en común con los fetiches de materiales, porque quien lo practica disfruta sobre todo con el roce del pañal en su piel y con el hecho de llevar un pañal, igual que a otros les pasa con las prendas de cuero o de goma, el age play tiene en cambio más en común con el puppy play, con los cachorros humanos, por basarse en disfrutar el head space, una especie de trance en el que durante un rato el fetichista abandona en cierto sentido su yo humano y vive su otro yo como crío pequeño, o como perrito en el caso del puppy play.

Como suele ocurrir, existen fetichistas ABDL puros, que lo que quieren es llevar el pañal y no les interesa el juego de rol ni la infantilización, y los age play puros, que no necesitan pañales, pero la mayoría se encuentran en algún punto intermedio y disfrutan de ambas cosas. en mayor o menor grado.

ABDL vs BDSM

A algunos bebés adultos les gusta jugar con otros bebés, mientras que a otros les gusta tener un papi, un compañero de juegos que hace el papel de adulto y les cuida y les controla. En este segundo caso, el ABDL y el age play se convierten en una rama del BDSM en la que el papi dominante alterna los mimos con los castigos en la educación del nene sumiso. Ya he dicho alguna vez que el cariño y la ternura pueden tener su espacio en las prácticas BDSM, y este es uno de los ejemplos más típicos.

SpankALittle está protagonizado por Buster, un pequeñín muy travieso, y por su papá, que en casi todos su vídeos lo corrige con largas azotainas. El spanking está siempre presente, pero también los elementos de age play: cambios de pañal, pinturas de colores, ropa infantil, y otros elementos que ayudan a conseguir el head space del que os hablaba.

Hay muchos tabúes en torno a este fetiche, que desde el desconocimiento puede parecer que tiene ecos de incesto, o de pederastia. Pero el BDSM consiste precisamente en explorar esas fantasías oscuras y políticamente incorrectas.

 
 

jueves, 19 de noviembre de 2020

Cómo saber si eres fetichista

 

He dicho otras veces que cualquier amante del BDSM es fetichista, pero que existen otros fetichismos ajenos al BDSM, aunque todos los que se me ocurren son compatibles con él.

Fetichismo vs Vainilla

También he definido en varios post el fetichismo, o el sexo fetichista, como lo contrario al sexo vainilla, sexo convencional o sexo mainstream. Pero más que lo contrario sería un concepto del sexo diferente: el sexo vainilla o mainstream se basa en la penetración, y considera que los otros juegos eróticos son preliminares para favorecer la penetración, mientras que el sexo fetichista se centra en alguno de esos otros juegos y es la penetración la que pasa a ser algo accesorio. 

Ese fetiche puede ser una parte del cuerpo distinta de los órganos sexuales (pies, sobacos), un tipo de ropa (cuero, goma, trajes, ropa de deporte), un rol (esclavo, amo, bebé adulto, cachorro o puppy) o un juego de humillación (ser usado, ser atado, ser azotado, ser pisado, que te orinen encima, que te echen cosas pringosas encima, etc.). Es evidente la vinculación entre el BDSM y muchos de estos fetiches, aunque no necesariamente con todos. 

Digamos que ser fetichista es sentirte muy atraído por algo que para la mayoría de la gente es inocuo o incluso desagradable, o que, como mucho, algunos más "abiertos" o más "pervertidos" consideran como un juego preliminar al sexo. Pero para nosotros no es ningún preliminar, es el centro de nuestra sexualidad.

Naturalmente estos dos conceptos del sexo no son incompatibles: algunas personas disfrutan de ambos, teniendo a veces relaciones sexuales convencionales y otras veces disfrutando de prácticas fetichistas, o incluso mezclándolas con la misma pareja y en el mismo momento. Así que más que una dicotomía entre personas fetichistas y personas vainilla, podemos hablar de un continuo en el que algunas personas estarán más inclinadas hacia un extremo y otras más hacia el otro. Un poco como lo que algunos consideran que ocurre con la homo y la heterosexualidad. 

Mi duda es si, tal como ocurre con la homo y la heterosexualidad, la mayoría de la población se decanta mucho más hacia un lado que hacia el otro, o si en el caso del fetichismo hay más gente que se sitúa en posiciones intermedias. Mientras no se levanten el tabú y el estigma que recaen sobre el sexo fetish no vamos a saberlo.

Pero, ¿fetichista no es el que le gustan los asiáticos o los rubios o los bajitos?

Luego está lo que se suele llamar también fetichismo, pero en un sentido diferente al que estamos describiendo aquí, que es cuando se tiene una preferencia por un tipo determinado de chicos a la hora de buscar parejas sexuales: cuando se buscan preferentemente, o a veces exclusivamente, chicos altos, bajos, rubios, morenos, de una raza determinada, con un tipo de cuerpo determinado, con tatuajes, etc. 
 
Algunas veces, cuando estas preferencias son poco frecuentes, como en el caso de quienes buscan hombres de mucha mayor edad que ellos, o chicos con obesidad, pueden parecer igual de inconfensables que los fetichismos de los que estamos hablando; pero yo diría que no dejan de estar dentro del sexo mainstream, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de estos "fetichismos", como la preferencia por los chicos jóvenes, por los penes muy grandes, o por los cuerpos de gimnasio, constituyen la sexualidad dominante y hegemónica.

¿Entonces yo soy fetichista?

La cuestión es: ¿cómo puedo saber si mi sexualidad es mucho, algo o poco fetichista? En primer lugar, los vainilla no se hacen preguntas sobre su sexualidad, y ni siquiera conciben que haya diferentes maneras de disfrutar la sexualidad, más allá de ser hetero o ser gay, y de ser activo o ser pasivo. Así que si sospechas que hay algo "raro" o poco habitual en tu sexualidad, es un indicio de que probablemente no eres 100 % vainilla.

Aunque, por el otro lado, si tienes una sexualidad muy fetichista, tampoco vas a tener muchas dudas al respecto porque desde siempre sabes que tú te excitas con esa práctica, o esa ropa, o ese rol tan particular y que tu sexualidad se basa en eso. Eso ocurre sobre todo si tienes un único fetiche, como por ejemplo el spanking, el bondage o el cuero. Así que, si tienes dudas, es o bien porque no tienes un fetiche específico, sino que tal vez puedes disfrutar de una mezcla de varios, o bien porque, aunque tienes un componente fetichista que deberías explorar, tu sexualidad es más bien vainilla.

Teniendo esto en cuenta, vamos a dar una serie de pautas para averiguar cuánto tienes de fetichista. Podría hacerlo al estilo de los test de las revistas, dando diferentes opciones de respuesta y asignando una puntuación a cada uno, pero creo que no valgo para los mass media:

1 - ¿En qué te fijas cuando ves un tío por la calle?

Respuesta sincera, y no de postureo, por favor; lo de me fijo antes que nada en los ojos todos sabemos que es mentira. 

Alguien vainilla se fijará en los músculos e intentará, si tiene ocasión de mirar con algo de disimulo, calcular cual es el tamaño del paquete, o bien se girará y le mirará el culo, y le encantará que lleve ropa apretada. Y los fetichistas también nos fijamos en esto, claro; la diferencia es que podemos prestar también mucha atención y nos puede hasta dar un calentón observando detalles como las orejas de un chico, la nuca, los pies, un cinturón de cuero, los pantalones de goma de un motero, u otros muchos detalles anodinos para la mayoría de la gente que ni se me ocurren, porque la variedad de fetichismos puede ser infinita.



 

Hay elementos intermedios, que sin llegar a ser fetish se salen de la sexualidad más convencional, como tener preferencia por chicos que lleven perilla (la barba es tan mayoritaria que ya no cuenta), tatuajes, pendientes o aros.

2 - ¿Cuáles son tus primeros recuerdos sexuales?

No hablo de tu primera experiencia sexual como adulto, sino de tu primer recuerdo erótico de la infancia. Muchos vainilla hablarán de algún compañero del colegio que les parecía muy guapo, algún niño hijo de amigos de sus padres que les manoseó jugando a alguna cosa, o algún adulto que les besaba en la mejilla y les resultaba agradable, etc. Pero, para que os hagáis una idea de qué es ser fetichista, en mi caso mis primeros recuerdos eróticos son sentir una emoción arrebatadora e imposible de describir cuando veía con 6 o 7 años escenas de niños que recibían azotes en dibujos animados, de vaqueros atados en películas del oeste, de secuestros en películas de espías, etc. Naturalmente mucho antes de saber lo que era el sexo, tener una erección o ser gay. 


Aquí se me ocurren también opciones intermedias, como puede ser haber descubierto la excitación sexual espiando, o viendo por casualidad, a adultos o a chicos mayores mientras se cambiaban de ropa.

3- ¿Sexualizas situaciones de la vida cotidiana?

Alguien vainilla disfruta mirando por el rabillo del ojo en el vestuario del gimnasio cuando el de al lado se cambia o se va a la ducha, o en la playa nudista.

Vale, los fetichistas también. Pero a lo mejor nos gusta todavía más ver una intervención policial con agentes de uniforme, o un partido de algún deporte en el que haya contacto de cualquier tipo entre los jugadores, o disfrutamos con una revisión médica, o con el cacheo de un guardia de seguridad en el aeropuerto o a la entrada de un concierto. Y no necesariamente porque el policía, los jugadores, el médico o el segurata estén muy buenos, sino por la situación en sí.

Algo intermedio es ir por la calle y, si no tenemos mucha prisa y nos topamos con un chico guapo haciendo deporte, pues pararnos un ratillo a contemplar imágenes como la que he puesto de gancho al comienzo del artículo. Os pongo otras del mismo chico; son lo que los anglosajones llaman "candid pictures", y se sitúan en esa delgada línea entre el fetichismo y el sexo convencional:


4- ¿Qué tiene que hacer un chico para ponerte a cien?

Desde el punto de vista de un fetichista, en el sexo vainilla no existe la sutileza: a la hora de entrar en acción, un vainilla te besa metiéndote la lengua hasta el esófago o directamente empieza a sobarte el paquete. Si vienes de una situación neutra, es decir, no estas excitado previamente, te hacen esto y te pones a cien, eres vainilla. Si que te hagan esto es un turn-off porque te excitas de una manera bastante diferente, es probable que tu sexualidad sea como mínimo parcialmente fetichista.

Cuando quedo con un sumiso, es bastante fácil saber si tiene una sexualidad al menos parcialmente fetichista si, cuando le doy un par de órdenes o lo pongo en una determinada postura, esto le excita. O si le pone llamarme "señor" o "amo". Si cuando les mando simplemente que pongan las manos en la nuca y bajen la mirada en señal de respeto al amo esto les provoca una erección, sé que el juego BDSM va a salir muy bien. Si al decirles esto les da la risa, y solo les produce una erección cuando les manoseo el culo o el paquete, pues son chicos vainilla que están probando la sumisión por curiosidad o por turismo sexual, pero no es lo suyo.

5- ¿Qué porno ves para excitarte?

Dejo para el final lo más obvio. Si el porno mainstream te aburre, puede ser un indicador de que tu sexualidad tiene un componente fetichista. Pero ojo porque puede ser que simplemente estés tan saturado de ver porno que estés buscando algo diferente para variar (lo que yo llamo turismo sexual). La clave es si el componente fetichista (la ropa de cuero, los azotes, la humillación, etc.) es un preliminar en la escena para luego dar paso a la penetración, o si es el eje de la escena. ¿Cuánto tiempo dura la parte fetish y cuanto la penetración en el porno que te gusta?

Creo que estas 5 preguntas pueden ayudarte a conocer un poco más tu propia sexualidad. Pero si se os ocurren otras o si tenéis sugerencias, no dudéis en contactarme.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Sexo políticamente incorrecto

Novelas como 50 sombras de Grey han desvelado un poco el tabú que envuelve al BDSM y al sexo fetichista, pero por otra parte intentan presentar una versión domesticada y suave del mismo, limando las aristas que puedan incomodar a los susceptibles lectores del siglo XXI. A ver si sé explicar esto bien.

Sexo oscuro

El BDSM supone sexualizar situaciones y sobre todo roles de interacción desigual entre personas, que en principio no son sanos ni deseables. Podríamos decir que es un acercamiento desde el sexo al lado oscuro de la mente: se sexualizan sensaciones como el dolor, la inmovilidad, la indefensión, la humillación, la dominación, etc., se erotiza la violencia física (ritualizada, pactada y controlada, por supuesto, pero violencia al fin y al cabo) y se intenta hacer una simulación del sexo no deseado, es decir, del abuso o de la violación. Esto es así e intentar edulcorarlo es también falsearlo. 

Digamos que, si el sexo es una película, los hay que en la cama les gusta lo romántico, a otros la acción y lo cañero, y para los amantes del BDSM nuestro género sería el thriller o el terror. Por algún motivo, la líbido de algunas personas está orientada hacia este tipo de sensaciones fuertes y esa adrenalina es necesaria para nuestra excitación, o al menos la facilita enormemente.

Curiosamente la popularización entre el público mayoritario del género de terror, así como de otras actividades generadoras de adrenalina, como los deportes extremos y de riesgo, ha coincidido con una mayor apertura hacia las prácticas sexuales oscuras. No soy sociólogo, antropólogo ni investigador, así que no sé si puede existir algún paralelismo entre las dos cosas, pero me parece digno de mención.

Por qué hablamos de sexo vainilla

El caso es que, igual que algunas personas no encuentran ningún tipo de placer en pasar miedo con una película mientras que a otras les ocurre todo lo contrario, encuentran muy sosa una comedia romántica y les gusta ver monstruos o presenciar asesinatos y torturas desde la seguridad de una butaca de cine o desde el sillón de casa, pues con el sexo ocurre algo parecido. Mientras muchos no pueden concebir que se encuentre placer en atar, azotar y humillar a otro, a otros en cambio nos falta algo en un sexo reducido al contacto físico entre dos cuerpos donde el juego de roles no va más allá de activo y pasivo. Lo encontramos soso y necesitamos, o como mínimo preferimos, acercarnos de forma simulada, pactada y segura a juegos de poder desiguales, humillaciones, abusos, castigos corporales, violaciones, flagelaciones, inmovilizaciones, etc. 

 

De ahí que al sexo basado en la penetración y no en estas emociones lo llamemos sexo vainilla; la vainilla es agradable, desde luego, y si no hay otro sabor para elegir pues bienvenida sea, pero le falta la intensidad del chocolate o de una fruta, por lo que, si nos dan la opción, preferimos el sabor fuerte frente a la suavidad de la vainilla.

 ¿Como explicar el BDSM a los nuevos jueces morales?

Y si tenemos estos gustos poco políticamente correctos en la cama, pues no te digo nada en la ficción, cuando podemos dejar volar nuestra imaginación ya sin los frenos de la realidad ni de la verosimilitud. A mí me pone a cien leer y escribir relatos o ver vídeos de incesto, de abusos policiales, de maltratos en prisiones, de reclutas acosados por sus superiores en el ejército, de novatadas humillantes en colegios mayores, de señores acomodados que desnudan a sus sirvientes y les aplican castigos corporales, de chicos esclavizados, vendidos, secuestrados, prostituidos a la fuerza, violados, atados y azotados sin su consentimiento previo, y otras lindezas de este tipo (ojo, hablo de videos de ficción donde todo es simulado). 

Son situaciones que, por supuesto, condeno con rotundidad en la vida real y me encantaría que no existieran ni hubieran existido, pero que al mismo tiempo me suscitan deseo en la imaginación.

Vivimos por desgracia en la era del solo sí es sí y de una censura cada vez mayor, con las redes sociales llenas de fundamentalistas encantados de conocerse y ávidos de prohibir, desde su superioridad moral y cultural y su seguridad de estar en posesión de la verdad, todas las maneras de vivir, de pensar y de correrse que no comparten; así que excitarnos con este tipo de situaciones puede resultar problemático o difícil de comprender para estos nuevos jueces de la moral. 

Desde luego, no le pido a nadie ya no solo que comparta mis fantasías, que por supuesto, sino ni siquiera que las comprenda; solo que las respete por mucho que le repugnen, igual que yo respeto muchas creencias y formas de vivir y de pensar que no me gustan un pelo.

Nada mejor para ilustrar esto que los dibujos del genial artista Gengorogh Tagame, que no repara en plasmar con total libertad y sin pudor sus fantasías más calientes, oscuras y atroces.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Personas célebres que han salido del armario BDSM


Hoy quiero rendir un homenaje a las personas que han salido del armario confesando públicamente su atracción por la sexualidad BDSM.

Hay unos cuantos ejemplos de personajes famosos que han hecho algún comentario al respecto, pero normalmente desde la ambigüedad, dando a entender que la práctica fetichista es un complemento a una relación sexual "normal". Por ejemplo, Ricky Martin declaraba hace un par de años a la prensa que en el sexo esta abierto a todo, que había momentos para sexo suave y amable y otros para un buen azote en el culo, además de su afición por la lluvia dorada, una práctica no estrictamente BDSM pero con un matiz de dominación importante: https://socialitelife.com/ricky-martin-enjoys-spanking-in-the-tub/

Este tipo de comentarios, de gente conocida que habla abiertamente de juegos que hasta hace muy poco eran chocantes o estaban mal vistos para algunos, están muy bien y han contribuido a eliminar un tabú y que, al menos en el mundo gay, mucha gente sea cada vez más abierta a comentar sin vergüenza que han probado estas prácticas. También está bien que el fetichismo o el BDSM no se planteen como una dicotomía, de soy o no soy fetichista, de si tengo una sexualidad "normal" o por el contrario una sexualidad fetichista, sino como los dos extremos de una línea en la que puede haber puntos intermedios: esa idea de Ricky Martin de que hay momentos para sexo más vainilla y otros para sexo más fetichista la comparto y me gusta mucho, aunque siempre teniendo en cuenta que existen diferentes orientaciones sexuales en las personas y por lo tanto para algunos habrá muchos más momentos vainilla que fetichistas, y para otros justo lo contrario.

No obstante, prefiero centrarme en quienes han ido un poco más lejos y han hablado del BDSM no como un complemento, un juego esporádico o como un preliminar para la penetración. Está muy bien la apertura de Ricky Martin hacia los fetichismos, pero realmente no está hablando de tener una sexualidad construida en torno a ellos ni de los fetiches como identidad sexual.

Solo se me ocurren 3 ejemplos; si alguien puede ofrecer otros, estaré encantado de ampliar el post. Había pensado en incluir al famoso dibujante Tom de Finlandia, pero ya le dediqué un post en su día, y por otra parte tampoco tengo constancia de entrevistas ni de escritos donde explicara sus fantasías ni su sexualidad como lo han hecho estas otras personas.

Leopold von Sacher-Masoch

Este aristócrata de la época del imperio austro-húngaro describió tan bien sus fantasías de ser dominado física y psicológicamente que la palabra masoquismo viene de su nombre. La Venus de las pieles, una novelita corta, es de las obras más valientes de la historia de la literatura, al atreverse a explorar de manera muy abierta fantasías sexuales totalmente tabú en su época, algo sin precedentes. El protagonista de la obra disfruta siendo humillado y la novela se explaya en los detalles de la crueldad de su ama y de la ropa de cuero y de pieles que le gusta vestir; probablemente la confluencia en esta obra de los dos fetichismos, el BDSM y el gusto por el cuero y las pieles, fue decisiva a la hora de crear el estereotipo de que ambos van ligados.


 

El enfoque es claramente heterosexual aunque el personaje también es azotado y vejado por hombres; hombres, eso sí, que actúan bajo las órdenes de su dómina. No obstante, para quien le guste leer y esté interesado por la dominación y la sumisión, con independencia de que sea homo, bi o hetero, es una lectura obligatoria, como también lo es el otro pilar del género, Historia de O.

Luis Berlanga

Uno de los mayores genios del cine español habló abiertamente en la última etapa de su vida de su predilección por lo que entonces se llamaba "parafilias". Como Sacher-Masoch, Berlanga mezclaba dos fetichismos: el bondage, atar a chicas jóvenes, y los zapatos y los pies, un fetichismo más común en heteros que en gays, aunque existe también entre los gays. Siempre que venía a cuento mencionaba sus preferencias sexuales sin ningún recato en entrevistas en radio y televisión, en una época (años 70, 80, 90) en que estos temas eran marcianadas, perversiones o guarradas para la población en general. 

 

Tampoco en sus películas solía faltar algún detalle fetichista, y hasta hizo una monográfica sobre el tema, Tamaño natural, acerca de un hombre enamorado de una muñeca hinchable en la que puede materializar todos sus fetiches y construir un objeto sexual perfecto.

Más información sobre Berlanga y el fetichismo sexual:

https://elcultural.com/El-erotismo-berlanguiano

https://elpais.com/elpais/2017/08/25/eps/1503612300_150361.html

Gerard Reve

Es el escritor gay de temática BDSM más relevante que conozco. Nació y vivió en Flandes, Bélgica, y escribió la mayor parte de sus novelas en torno a los años 70 y 80; en ellas daba rienda suelta a su predilección por chicos muy jóvenes a los que le gustaba atar y azotar. Aviso que en algunos de sus libros habla de chicos de menos de 18 años; aunque se trate de fantasía y no de realidad, y de que en la época en la que fueron escritas estas obras un chaval de 13 o 14 años tenía ya edad de consentimiento sexual según la ley, y de abandonar los estudios y ponerse a trabajar si quería, esto puede ser muy fuerte para algunas mentes inquisidoras de la actualidad.

Reve se atrevió a dejarse fotografiar escenificando sus preferencias sexuales en esta foto, cuyo contexto desconozco; el dominante es él mismo, vestido con lo que parece un uniforme. 
 
Sus novelas no siguen a veces patrones narrativos convencionales; la más accesible y más famosa, adaptada al cine de manera brillante por Paul Verhoeven, es El cuarto hombre. La película es excelente, pero lima buena parte del contenido BDSM de la novela, por lo que os recomiendo más esta última.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Nociones sobre BDSM


¿Qué significa BDSM?
 
Las siglas BDSM juegan con tres parejas de conceptos: 
 
- BD, Bondage y Disciplina, tal como se entienden estos términos en inglés. Bondage no se refiere solo a la práctica de atar a alguien como juego erótico, sino también al concepto de esclavitud. Y Discipline se usa mucho en inglés como sinónimo de castigo.

- DS, Dominación y Sumisión.

- SM, Sadomasoquismo.

Por lo tanto BDSM es un concepto mucho más amplio que sadomasoquismo; la primera idea que me gustaría dejar clara es que no todos los amantes del BDSM disfrutan con el dolor. Muchos se sienten más atraídos por el juego de roles psicológico de dominación - sumisión. Y la gran mayoría no nos situamos en ninguno de los dos extremos (juego psicológico sin dolor, o juego basado en el dolor sin roles psicológicos) sino en algún punto intermedio entre ambos.

Identidad sexual
 
Para algunas personas los juegos BDSM son solo un ingrediente que les gusta añadir a su práctica sexual, pero para otros forma parte de nuestra identidad sexual más íntima. Yo fui consciente desde que tuve uso de razón de que me atraían los azotes, la inmovilidad y los juegos de dominación mucho antes de plantearme si era gay o de saber siquiera lo que era la sexualidad y el ser gay o hetero. 
 
Para mí decir que soy un hombre gay es solo una verdad a medias; no mencionar el BDSM supone una definición muy incompleta de mi sexualidad. La pregunta de si mi sexualidad está más próxima de la de un hombre gay no fetichista o la de un hombre hetero amante del BDSM es muy compleja, pero en principio me inclinaría más por la segunda opción. Por eso creo que habría que redefinir el concepto de identidad sexual.
 
¿Te consideras sumiso?
 
Hay bastante confusión entre lo que muchos llaman ser sumiso en el sexo, y lo que es ser sumiso en una relación BDSM. Algo que debe tener claro alguien que quiere introducirse en el BDSM es si eso es realmente lo que busca o si está confundiendo términos.

El BDSM forma parte del fetish, el sexo fetichista, por oposición al sexo convencional, al que los fetichistas solemos llamar sexo vainilla. El sexo vainilla está basado en el culto al pene y a la penetración; el objetivo es la penetración, toda la actividad sexual gira en torno a ella y el resto de prácticas se convierten en preliminares o en complementos cuya función es facilitarla.

En el BDSM, y en todo lo que es el fetish, esos otros elementos complementarios o preliminares pasan a ocupar el primer plano. Un amante del BDSM puede disfrutar, y mucho, una sesión de bondage (atar) o de spanking (azotar) en la que no hay contacto sexual. Esto no quiere decir que no pueda haber también penetración, oral, anal o ambas, en el BDSM pero no son el objetivo último de la sesión; si lo son es que probablemente no se trate de BDSM.

Así que si lo que estás buscando es que te den algún azote mientras te follan, o que te follen con las manos atadas, no escribas a un perfil BDSM, propónselo más bien a un activo vainilla. Y si eres de los que no queda con alguien que no tenga cuerpo de gimnasio o determinado tamaño de polla, tampoco hagas perder el tiempo a un amo escribiéndole; el sexo basado en cuerpazos y pollones es lo más alejado que se me ocurre del BDSM.
 
BDSM no es sexo duro ni abusivo

A veces me escriben "sumisos" que buscan una relación machista donde su placer no cuente y donde el amo haga lo que quiera con él; eso no es dominación-sumisión, de ser verdad que alguien busca eso, y no se trata de una fantasía, lo que buscaría sería una relación tóxica. En BDSM no se dan hostias ni se degrada a nadie; hay violencia pero está muy pactada y ritualizada y el placer del sumiso cuenta igual que el del amo, lo que ocurre es que uno lo experimenta a través de dejarse hacer y el otro a través de hacer cosas en el cuerpo del sumiso: ver como gime, como se le pone rojo el culo cuando se le azota, como se retuerce cuando se le mete mano o se le pellizcan los pezones cuando tiene las manos atadas y está indefenso o totalmente inmovilizado, etc. 
 
El BDSM consiste en explorar el placer erótico que puede haber en la dominación, la humillación, el castigo corporal, la inmovilidad de partes del cuerpo, etc. Pero no tiene nada que ver con la auténtica humillación ni la degradación personal. Además es un juego que se acaba al finalizar la sesión; fuera de ella el sumiso es tratado con el mayor respeto.
 
BDSM vs Fetichismos
 
Hemos visto que los fetichismos sexuales son prácticas eróticas no centradas en la penetración. Algunos fetichismos forman parte del BDSM como el spanking (azotar en el culo) o el bondage (atar); otros son tangenciales al BDSM, y pueden formar parte de él o no, como es el fetichismo de los materiales, como el cuero o la goma, o los juegos de rol como el ageplay o adult babies (la infantilización de personas adultas) o el puppy play (los cachorros de perro humanos). 
 
Algunos cuereros, gomeros, adult babies y puppies viven su fetichismo de manera totalmente ajena al BDSM, mientras que otros ligan su fetiche a la idea de dominación o de sumisión, y en ese caso sí formarían parte del BDSM.
 
No existe ningún fetichismo que no sea compatible con el BDSM, y es por ello por lo que muchas veces fetish y BDSM se utilizan como palabras sinónimas aunque no sean exactamente lo mismo. Todos los amantes del BDSM son fetichistas, pero puede haber fetichistas no amantes del BDSM. Y recordemos que es incorrecto identificar amante del BDSM con sadomasoquista, porque en muchos casos no es el dolor el ingrediente principal del juego.

domingo, 23 de agosto de 2020

Ternura en el BDSM; ¿por qué no?

 

Una de las ideas erróneas más habituales sobre BDSM es identificarlo con sexo duro. Pero en realidad entre las personas que nos gustan este tipo de prácticas hay, como entre todo el mundo, gente que le gusta ser cariñoso en sus relaciones sexuales y gente más distante o menos afectiva. Si te gusta ser cariñoso en la cama, lo vas a ser también en tus juegos de dominación y sumisión.

 BDSM cariñoso

Y es que la dominación no tiene que implicar maltrato ni menosprecio. Aunque la imagen más icónica que tiene la mayoría de la gente que desconoce el BDSM es la del juego amo-esclavo, con un amo frío y chulesco, existen muchas formas de dominar, y en varias de ellas el afecto puede estar muy presente. Existen los juegos dueño-perro y papi-nene o papi-bebé, en los que la interacción entre el dominante y el sumiso es muy cariñosa, y en la que el dominante cuida del sumiso. Incluso la relación entre un amo y un esclavo puede tener lugar de maneras muy diferentes y el afecto puede tener también su lugar.

De hecho, como regla general lo más recomendable es alternar las caricias con los castigos en el adiestramiento de un sumiso. Solo algunos sumisos quieren un trato exclusivamente vejatorio; a muchos, casi diría la mayoría, les gusta verse recompensados por sus amos cuando obedecen y se someten.

Personalmente la mezcla de ternura y severidad, jugar con un chico sometiéndolo y azotándolo, pero alternándolo con besos y delicadeza, me excita muchísimo y suele ser ese tipo de interacción la que prefiero, por lo que me definiría principalmente como amo cariñoso, aunque eso no significa que no haya tenido también experiencias muy satisfactorias con esclavos que querían otro tipo de juego más "duro". 

Como siempre ocurre en el sexo, no hay normas fijas; la mayoría de las personas tenemos un abanico de fantasías sexuales y de diferentes registros en nuestra personalidad, y en función del encaje o de la química que se da con cada compañero de juego podemos tirar más hacia un lado o hacia otro. Igual que podemos disfrutar en el sexo vainilla o convencional de experiencias sexuales muy diferentes, unas más tiernas y otras más cañeras, en el BDSM ocurre exactamente lo mismo.

Las fotos con las que estoy ilustrando este post reflejan este tipo de dominación. Se sitúan en el límite entre el sexo vainilla y la dominación, con papis cariñosos que podrían o no ser amos. ¿Son BDSM estas imágenes? Está claro que reflejan unos roles muy definidos y desiguales entre los dos miembros de la pareja con una jerarquía de poder y eso es la base del BDSM. Luego depende del contexto y del tipo de juegos que tengan lugar antes o después de esas fotos el que ese embrión de dominación - sumisión que parecen mostrar se desarrolle o no. Podría ser un preludio o una escena posterior a sexo vainilla entre un activo y un pasivo, o a una sesión de azotes, de inmovilización o de cualquier juego fetichista. Probablemente quien sea fetichista las verá como fotos fetish, y quien no lo sea pueda que ni se le ocurra pensarlo.

Ser cariñoso no quiere decir estar desesperado

Luego está la confusión, ya no en el BDSM sino en general, que se suele dar entre ser afectuoso y buscar pareja. De nuevo esto es falso porque existen personas que les gusta estar y vivir en pareja y que no son cariñosos, probablemente todos conoceremos algún caso. Pero parece que lo contrario sorprende aun más, personas que no buscamos pareja pero que nos gusta la "boyfriend experience", el afecto en nuestras relaciones sexuales esporádicas y a veces he notado como algún sumiso se ponía "en guardia" pensando que le estaba proponiendo empezar una relación simplemente por invitarle a una cerveza después de la sesión. Yo no pienso dejar de ser cordial ni de buscar una relación mínimamente humana con los chicos con los que quedo; si alguien lo malinterpreta sería él quien tiene el problema.

Ahí ya entramos en la polarización monogamia - promiscuidad, es decir, en que solemos verlo como dos polos, o buscas novio formal o buscas sexo anónimo y despersonalizado, en vez de verlo como los extremos de una recta con muchos puntos intermedios entre los que nos podemos situar. Pero eso casi lo dejo para otro post.

sábado, 15 de agosto de 2020

Manual para iniciarte en el BDSM


Os expongo a continuación 9 consejos básicos para iniciaros y disfrutar con la dominación / sumisión. Sé que voy a repetir conceptos que ya comenté en otros post, sobre todo el de Cómo practicar BDSM con seguridad, pero hay cosas que por muchas veces que se digan nunca son demasiadas. Ojalá os sean útiles:

1. ¿Buscas real o virtual?

A lo mejor te encanta ver vídeos BDSM y no tienes necesidad, o no te atrae, de practicarlo en la vida real. No hay ningún problema con eso, no todas las fantasías deben llevarse a la práctica. A lo mejor te gusta charlar sobre BDSM, hacer algo con la webcam, pero no deseas ningún encuentro en persona. Genial; eso sí, déjalo claro y no marees a alguien que ponga en su perfil, o que tú veas, que lo que busca son encuentros reales.

Plánteate en primer lugar qué es lo que buscas, si son sesiones en persona o solo chateo e interacción virtual, y busca personas que les interese lo mismo que tú. Y si solo tienes curiosidad y te pones a hablar con alguien que busca real, pues no te extrañes si te cala y te deja de contestar o te da largas.

2. Ten claro lo más básico sobre BDSM

El BDSM sí es un juego sexual basado en roles que puede albergar diferentes tipos de prácticas relacionadas con el castigo físico, la restricción de movimientos, la dominación y la humillación. Hay quien se centra en una sola práctica y quien mezcla varias en la misma sesión. Todo lo que se hace es consentido y pactado para el disfrute de los dos participantes.

El BDSM no es sexo duro, ni dar hostias (la violencia en el BDSM es ritualizada y pactada, en ningún caso se dan hostias ni palizas), ni hacer daño a nadie ni sufrir daño, ni abusar de nadie, ni entregarse incondicionalmente a otra persona para que haga contigo lo que quiera, ni utilizar a una persona como un objeto cuyo placer no importa. Si das con personas que te proponen esto, no son verdaderos amantes del BDSM, sino perversos o abusadores.

Y, muy importante, ten en cuenta que el BDSM es sexo no basado en la penetración; puede haber penetración o no dependiendo del amo o sumiso con el que des, pero no puedes dar por hecho que va a ser así, es algo para hablar entre los dos interesados. Si buscas un polvo cañero y frenético en el que te den algún azote, te humillen y te insulten, me parece muy respetable pero eso no es BDSM; para eso no busques un amo ni un dominante.

3. Mejor sin prisas

No me canso de decirlo: vivimos en una cultura del aquí y ahora. Vemos un vídeo con contenido BDSM (o que pensamos que es BDSM), nos da el calentón, nos ponemos a buscar un amo o un esclavo para ahora mismo y quedamos con el primero que aparece. De esta manera la probabilidad de tener una experiencia frustrante, o incluso peligrosa, es muy alta.

Estos juegos se basan en la confianza, engloban prácticas muy diferentes que se pueden jugar a niveles muy variados, y es importante saber con quien se está e ir poco a poco. Para un orgasmo rápido, mejor quedarse en el sexo vainilla.



4. El BDSM no es Grindr

Buscar pareja para una sesión BDSM es bastante diferente a buscar un polvo rápido en Grindr, por lo que las pautas que utilizas para lo segundo no son una buena táctica para lo primero.

Si tu conversación es la típica charla Grindr, es decir, "¿tienes más fotos?" y "¿cómo andas de rabo?", o lo mismo preguntado en cualquiera de sus infinitas variantes, es probable que tengas muy poco éxito con gente realmente interesada en BDSM. A mí al menos son preguntas que me hacen perder el interés en mi interlocutor en cero coma. Son indicios bastante fuertes de que tus coordenadas sexuales están muy alejadas de cualquier cosa fetish: que simplemente estás perdido, que no te interesa el tema, y si piensas que te interesa es por desconocimiento.

Igual puede parecer prejuicio deducir tantas cosas de una pregunta, pero pasar de los tienesmasfotos y de los comoandasderabos es una conclusión a la que he llegado a través de la experiencia. Aunque por supuesto existe un margen de error, y probablemente me habré perdido a alguien interesante por descartarle tras haberme hecho alguna de estas preguntas, me compensa por el tiempo tan enorme que he dejado de perder y por las experiencias fallidas que he dejado de tener desde que empecé a pasar de quienes me vienen con las típicas preguntas Grindr.



5. ¿Buscas BDSM con buenorros y / o pollones? Tal vez no es la mejor idea

Este punto es más de lo mismo respecto al anterior, pero como ocurre mucho, no me importa insistir en ello. Si buscas tios de gym, pollones, tios que están buenísimos, etc., pues es otro indicador bastante fuerte de que tu sexualidad camina por territorios alejados del fetish o del BDSM. Y con esto no estoy diciendo que el físico no importe ni que yo no lo valore ni que esté mal que busques un amo que te inspire un cierto deseo sexual, igual que yo busco sumisos que me lo inspiren también. Existe, o debería existir, un término medio. Pero si solo te ponen los músculos inflados y / o las pollas a partir del XL, probablemente el BDSM no es lo tuyo.

Simplemente es un hecho que un amo BDSM es alguien que te debe inspirar confianza, que debe saber lo que está haciendo, y que optar por el que tiene mejor físico no es el mejor criterio; y tengo clarísimo que prefiero a un sumiso con un cuerpo normalillo y buena actitud antes que una diva por muy buenorro que esté, o que crea que está. Insisto en que es mejor olvidarse de los parámetros que puedas tener para buscar parejas para polvos rápidos porque esto es otra cosa.



6. Novatos bienvenidos

No pasa nada por no tener experiencia, nadie hemos nacido sabidos; eso sí, siempre y cuando tengas claro el primer punto, si buscas algo real o no. Y plantéate que ser amo con experiencia cero puede no ser buena idea, salvo que seas un fetichista nato y tengas clarísimo lo que quieras hacer; si no, empieza como sumiso y luego ya tendrás tiempo para pasar al otro lado.

Hay muchos amos que no tienen problema en entrenar a novatos, así que no finjas que tienes experiencia si no la tienes (que te hayan dado un par de azotes en el culo follando no es tener experiencia BDSM) y, si ves que alguien tiene un perfil que parece dirigido a chicos ya muy versados, pues escoge a otro, él se lo pierde.
 

7. Sumiso pero proactivo

El BDSM es sexo, y el sexo siempre es un juego entre dos en el que cada uno tiene que poner su parte. La actitud que veo a veces, de chicos que se cruzan de brazos y consideran que es tarea del otro el proponer y hacer cosas y el satisfacerles sin que ellos tengan que hacer ni decir nada, no es la más adecuada. 
 
El sumiso no solo debe aclarar sus límites y decir que cosas no quiere hacer, sino también molestarse en leer el perfil del dominante a ver si hay afinidad, aclarar que cosas le gustan (que te guste todo se parece mucho a que no te guste nada), y ser expresivo durante el juego, porque ser dominante no significa tener la habilidad de leer la mente de nadie y estamos hablando de juegos en los que se puede hacer daño si se malinterpretan las reacciones del otro.


 
 
8. Prudente sí; aprensivo no

No todo el mundo sirve para los juegos BDSM. Algunos porque, sencillamente, no se sienten atraídos por ellos, pero, además de que te gusten, son juegos que requieren la capacidad de dejarte llevar y de confiar en el otro. ¿Estoy hablando de que te dejes inmovilizar completamente y vendar los ojos por el primero que pasa? Claro que no; ya lo he dicho, mira bien con quien juegas. Que pone en su perfil, como habla, como responde a tus preguntas,  .....

Se supone que eres un adulto con unos años de experiencia entre la raza humana, probablemente también con alguna experiencia con hombres gays, y que en ese tiempo has adquirido una cierta capacidad de calibrar si tu interlocutor parece ser alguien sensato y con quien se puede jugar de manera morbosa y segura, o si, por el contrario, es alguien que no te merece confianza. Asumiendo siempre que existe un margen de error y que no existe el riesgo cero. 
 
Para jugar al BDSM hay que aceptar un mínimo riesgo y ser capaz de confiar en tu compañero de juego; si eres aprensivo,  si crees que el otro tiene cámaras en su casa y te está grabando, que tiene una terrible enfermedad que te va a transmitir, o, peor aun, si crees que este tipo de ideas paranoicas están justificadas en tu caso porque "has tenido malas experiencias" (como si a los demás no nos hubiera pasado nunca nada malo y la vida solo nos hubiera regalado sonrisas), pues el BDSM no es lo tuyo, así que quédate en el sexo vainilla, o incluso en la castidad, que así seguro que no te va a pasar nada.

9. Ábrete a explorar otras fantasías

Resulta curioso que muchas veces me entienda mejor con gente ajena al mundo del fetish que quiere probar que con fetichistas genuinos. El problema con los primeros puede ser que no tengan muy claro lo que quieren, pero eso no es tan grave si son capaces de confiar en alguien que sí tiene experiencia; con los segundos, a veces saben demasiado lo que quieren, y es algo tan tan específico que es muy difícil encontrar compañeros de juego.

Si te gusta el spanking en una determinada postura y una determinada manera, o el bondage con cierta postura y cierto material, o que te hagan cosquillas, o el fetichismo X .... y no te gusta nada más, y te cierras en banda a hacer nada más, pues conviene recordar que tus compañeros de juego no son objetos para tu placer sino que en el sexo debe haber siempre una interacción. Si quieres encontrar personas con las que jugar a lo mejor deberías abrirte un poco, porque si tienes un fetiche muy específico va a haber muy pocas personas que lo van a compartir al cien por cien; de hecho, salvo que vivas en una ciudad muy grande, es probable que no encuentres a ninguna. Pero con un enfoque más flexible, puedes introducir a personas en tu fetiche y también descubrir los fetiches de otros y a lo mejor disfrutar mucho con ellos.