domingo, 23 de agosto de 2020

Ternura en el BDSM; ¿por qué no?

 

Una de las ideas erróneas más habituales sobre BDSM es identificarlo con sexo duro. Pero en realidad entre las personas que nos gustan este tipo de prácticas hay, como entre todo el mundo, gente que le gusta ser cariñoso en sus relaciones sexuales y gente más distante o menos afectiva. Si te gusta ser cariñoso en la cama, lo vas a ser también en tus juegos de dominación y sumisión.

 BDSM cariñoso

Y es que la dominación no tiene que implicar maltrato ni menosprecio. Aunque la imagen más icónica que tiene la mayoría de la gente que desconoce el BDSM es la del juego amo-esclavo, con un amo frío y chulesco, existen muchas formas de dominar, y en varias de ellas el afecto puede estar muy presente. Existen los juegos dueño-perro y papi-nene o papi-bebé, en los que la interacción entre el dominante y el sumiso es muy cariñosa, y en la que el dominante cuida del sumiso. Incluso la relación entre un amo y un esclavo puede tener lugar de maneras muy diferentes y el afecto puede tener también su lugar.

De hecho, como regla general lo más recomendable es alternar las caricias con los castigos en el adiestramiento de un sumiso. Solo algunos sumisos quieren un trato exclusivamente vejatorio; a muchos, casi diría la mayoría, les gusta verse recompensados por sus amos cuando obedecen y se someten.

Personalmente la mezcla de ternura y severidad, jugar con un chico sometiéndolo y azotándolo, pero alternándolo con besos y delicadeza, me excita muchísimo y suele ser ese tipo de interacción la que prefiero, por lo que me definiría principalmente como amo cariñoso, aunque eso no significa que no haya tenido también experiencias muy satisfactorias con esclavos que querían otro tipo de juego más "duro". 

Como siempre ocurre en el sexo, no hay normas fijas; la mayoría de las personas tenemos un abanico de fantasías sexuales y de diferentes registros en nuestra personalidad, y en función del encaje o de la química que se da con cada compañero de juego podemos tirar más hacia un lado o hacia otro. Igual que podemos disfrutar en el sexo vainilla o convencional de experiencias sexuales muy diferentes, unas más tiernas y otras más cañeras, en el BDSM ocurre exactamente lo mismo.

Las fotos con las que estoy ilustrando este post reflejan este tipo de dominación. Se sitúan en el límite entre el sexo vainilla y la dominación, con papis cariñosos que podrían o no ser amos. ¿Son BDSM estas imágenes? Está claro que reflejan unos roles muy definidos y desiguales entre los dos miembros de la pareja con una jerarquía de poder y eso es la base del BDSM. Luego depende del contexto y del tipo de juegos que tengan lugar antes o después de esas fotos el que ese embrión de dominación - sumisión que parecen mostrar se desarrolle o no. Podría ser un preludio o una escena posterior a sexo vainilla entre un activo y un pasivo, o a una sesión de azotes, de inmovilización o de cualquier juego fetichista. Probablemente quien sea fetichista las verá como fotos fetish, y quien no lo sea pueda que ni se le ocurra pensarlo.

Ser cariñoso no quiere decir estar desesperado

Luego está la confusión, ya no en el BDSM sino en general, que se suele dar entre ser afectuoso y buscar pareja. De nuevo esto es falso porque existen personas que les gusta estar y vivir en pareja y que no son cariñosos, probablemente todos conoceremos algún caso. Pero parece que lo contrario sorprende aun más, personas que no buscamos pareja pero que nos gusta la "boyfriend experience", el afecto en nuestras relaciones sexuales esporádicas y a veces he notado como algún sumiso se ponía "en guardia" pensando que le estaba proponiendo empezar una relación simplemente por invitarle a una cerveza después de la sesión. Yo no pienso dejar de ser cordial ni de buscar una relación mínimamente humana con los chicos con los que quedo; si alguien lo malinterpreta sería él quien tiene el problema.

Ahí ya entramos en la polarización monogamia - promiscuidad, es decir, en que solemos verlo como dos polos, o buscas novio formal o buscas sexo anónimo y despersonalizado, en vez de verlo como los extremos de una recta con muchos puntos intermedios entre los que nos podemos situar. Pero eso casi lo dejo para otro post.

sábado, 15 de agosto de 2020

Manual para iniciarte en el BDSM


Os expongo a continuación 9 consejos básicos para iniciaros y disfrutar con la dominación / sumisión. Sé que voy a repetir conceptos que ya comenté en otros post, sobre todo el de Cómo practicar BDSM con seguridad, pero hay cosas que por muchas veces que se digan nunca son demasiadas. Ojalá os sean útiles:

1. ¿Buscas real o virtual?

A lo mejor te encanta ver vídeos BDSM y no tienes necesidad, o no te atrae, de practicarlo en la vida real. No hay ningún problema con eso, no todas las fantasías deben llevarse a la práctica. A lo mejor te gusta charlar sobre BDSM, hacer algo con la webcam, pero no deseas ningún encuentro en persona. Genial; eso sí, déjalo claro y no marees a alguien que ponga en su perfil, o que tú veas, que lo que busca son encuentros reales.

Plánteate en primer lugar qué es lo que buscas, si son sesiones en persona o solo chateo e interacción virtual, y busca personas que les interese lo mismo que tú. Y si solo tienes curiosidad y te pones a hablar con alguien que busca real, pues no te extrañes si te cala y te deja de contestar o te da largas.

2. Ten claro lo más básico sobre BDSM

El BDSM sí es un juego sexual basado en roles que puede albergar diferentes tipos de prácticas relacionadas con el castigo físico, la restricción de movimientos, la dominación y la humillación. Hay quien se centra en una sola práctica y quien mezcla varias en la misma sesión. Todo lo que se hace es consentido y pactado para el disfrute de los dos participantes.

El BDSM no es sexo duro, ni dar hostias (la violencia en el BDSM es ritualizada y pactada, en ningún caso se dan hostias ni palizas), ni hacer daño a nadie ni sufrir daño, ni abusar de nadie, ni entregarse incondicionalmente a otra persona para que haga contigo lo que quiera, ni utilizar a una persona como un objeto cuyo placer no importa. Si das con personas que te proponen esto, no son verdaderos amantes del BDSM, sino perversos o abusadores.

Y, muy importante, ten en cuenta que el BDSM es sexo no basado en la penetración; puede haber penetración o no dependiendo del amo o sumiso con el que des, pero no puedes dar por hecho que va a ser así, es algo para hablar entre los dos interesados. Si buscas un polvo cañero y frenético en el que te den algún azote, te humillen y te insulten, me parece muy respetable pero eso no es BDSM; para eso no busques un amo ni un dominante.

3. Mejor sin prisas

No me canso de decirlo: vivimos en una cultura del aquí y ahora. Vemos un vídeo con contenido BDSM (o que pensamos que es BDSM), nos da el calentón, nos ponemos a buscar un amo o un esclavo para ahora mismo y quedamos con el primero que aparece. De esta manera la probabilidad de tener una experiencia frustrante, o incluso peligrosa, es muy alta.

Estos juegos se basan en la confianza, engloban prácticas muy diferentes que se pueden jugar a niveles muy variados, y es importante saber con quien se está e ir poco a poco. Para un orgasmo rápido, mejor quedarse en el sexo vainilla.



4. El BDSM no es Grindr

Buscar pareja para una sesión BDSM es bastante diferente a buscar un polvo rápido en Grindr, por lo que las pautas que utilizas para lo segundo no son una buena táctica para lo primero.

Si tu conversación es la típica charla Grindr, es decir, "¿tienes más fotos?" y "¿cómo andas de rabo?", o lo mismo preguntado en cualquiera de sus infinitas variantes, es probable que tengas muy poco éxito con gente realmente interesada en BDSM. A mí al menos son preguntas que me hacen perder el interés en mi interlocutor en cero coma. Son indicios bastante fuertes de que tus coordenadas sexuales están muy alejadas de cualquier cosa fetish: que simplemente estás perdido, que no te interesa el tema, y si piensas que te interesa es por desconocimiento.

Igual puede parecer prejuicio deducir tantas cosas de una pregunta, pero pasar de los tienesmasfotos y de los comoandasderabos es una conclusión a la que he llegado a través de la experiencia. Aunque por supuesto existe un margen de error, y probablemente me habré perdido a alguien interesante por descartarle tras haberme hecho alguna de estas preguntas, me compensa por el tiempo tan enorme que he dejado de perder y por las experiencias fallidas que he dejado de tener desde que empecé a pasar de quienes me vienen con las típicas preguntas Grindr.



5. ¿Buscas BDSM con buenorros y / o pollones? Tal vez no es la mejor idea

Este punto es más de lo mismo respecto al anterior, pero como ocurre mucho, no me importa insistir en ello. Si buscas tios de gym, pollones, tios que están buenísimos, etc., pues es otro indicador bastante fuerte de que tu sexualidad camina por territorios alejados del fetish o del BDSM. Y con esto no estoy diciendo que el físico no importe ni que yo no lo valore ni que esté mal que busques un amo que te inspire un cierto deseo sexual, igual que yo busco sumisos que me lo inspiren también. Existe, o debería existir, un término medio. Pero si solo te ponen los músculos inflados y / o las pollas a partir del XL, probablemente el BDSM no es lo tuyo.

Simplemente es un hecho que un amo BDSM es alguien que te debe inspirar confianza, que debe saber lo que está haciendo, y que optar por el que tiene mejor físico no es el mejor criterio; y tengo clarísimo que prefiero a un sumiso con un cuerpo normalillo y buena actitud antes que una diva por muy buenorro que esté, o que crea que está. Insisto en que es mejor olvidarse de los parámetros que puedas tener para buscar parejas para polvos rápidos porque esto es otra cosa.



6. Novatos bienvenidos

No pasa nada por no tener experiencia, nadie hemos nacido sabidos; eso sí, siempre y cuando tengas claro el primer punto, si buscas algo real o no. Y plantéate que ser amo con experiencia cero puede no ser buena idea, salvo que seas un fetichista nato y tengas clarísimo lo que quieras hacer; si no, empieza como sumiso y luego ya tendrás tiempo para pasar al otro lado.

Hay muchos amos que no tienen problema en entrenar a novatos, así que no finjas que tienes experiencia si no la tienes (que te hayan dado un par de azotes en el culo follando no es tener experiencia BDSM) y, si ves que alguien tiene un perfil que parece dirigido a chicos ya muy versados, pues escoge a otro, él se lo pierde.
 

7. Sumiso pero proactivo

El BDSM es sexo, y el sexo siempre es un juego entre dos en el que cada uno tiene que poner su parte. La actitud que veo a veces, de chicos que se cruzan de brazos y consideran que es tarea del otro el proponer y hacer cosas y el satisfacerles sin que ellos tengan que hacer ni decir nada, no es la más adecuada. 
 
El sumiso no solo debe aclarar sus límites y decir que cosas no quiere hacer, sino también molestarse en leer el perfil del dominante a ver si hay afinidad, aclarar que cosas le gustan (que te guste todo se parece mucho a que no te guste nada), y ser expresivo durante el juego, porque ser dominante no significa tener la habilidad de leer la mente de nadie y estamos hablando de juegos en los que se puede hacer daño si se malinterpretan las reacciones del otro.


 
 
8. Prudente sí; aprensivo no

No todo el mundo sirve para los juegos BDSM. Algunos porque, sencillamente, no se sienten atraídos por ellos, pero, además de que te gusten, son juegos que requieren la capacidad de dejarte llevar y de confiar en el otro. ¿Estoy hablando de que te dejes inmovilizar completamente y vendar los ojos por el primero que pasa? Claro que no; ya lo he dicho, mira bien con quien juegas. Que pone en su perfil, como habla, como responde a tus preguntas,  .....

Se supone que eres un adulto con unos años de experiencia entre la raza humana, probablemente también con alguna experiencia con hombres gays, y que en ese tiempo has adquirido una cierta capacidad de calibrar si tu interlocutor parece ser alguien sensato y con quien se puede jugar de manera morbosa y segura, o si, por el contrario, es alguien que no te merece confianza. Asumiendo siempre que existe un margen de error y que no existe el riesgo cero. 
 
Para jugar al BDSM hay que aceptar un mínimo riesgo y ser capaz de confiar en tu compañero de juego; si eres aprensivo,  si crees que el otro tiene cámaras en su casa y te está grabando, que tiene una terrible enfermedad que te va a transmitir, o, peor aun, si crees que este tipo de ideas paranoicas están justificadas en tu caso porque "has tenido malas experiencias" (como si a los demás no nos hubiera pasado nunca nada malo y la vida solo nos hubiera regalado sonrisas), pues el BDSM no es lo tuyo, así que quédate en el sexo vainilla, o incluso en la castidad, que así seguro que no te va a pasar nada.

9. Ábrete a explorar otras fantasías

Resulta curioso que muchas veces me entienda mejor con gente ajena al mundo del fetish que quiere probar que con fetichistas genuinos. El problema con los primeros puede ser que no tengan muy claro lo que quieren, pero eso no es tan grave si son capaces de confiar en alguien que sí tiene experiencia; con los segundos, a veces saben demasiado lo que quieren, y es algo tan tan específico que es muy difícil encontrar compañeros de juego.

Si te gusta el spanking en una determinada postura y una determinada manera, o el bondage con cierta postura y cierto material, o que te hagan cosquillas, o el fetichismo X .... y no te gusta nada más, y te cierras en banda a hacer nada más, pues conviene recordar que tus compañeros de juego no son objetos para tu placer sino que en el sexo debe haber siempre una interacción. Si quieres encontrar personas con las que jugar a lo mejor deberías abrirte un poco, porque si tienes un fetiche muy específico va a haber muy pocas personas que lo van a compartir al cien por cien; de hecho, salvo que vivas en una ciudad muy grande, es probable que no encuentres a ninguna. Pero con un enfoque más flexible, puedes introducir a personas en tu fetiche y también descubrir los fetiches de otros y a lo mejor disfrutar mucho con ellos.

lunes, 10 de agosto de 2020

Me gusta el spanking, o el bondage, pero no el BDSM .... ¿perdona?

El problema de la comunidad fetish en España es que no existe; que no hay conciencia de comunidad, sino que solo existen una serie de grupos aislados que a veces nos criticamos entre nosotros, como si no nos criticaran ya bastante desde fuera.

Tengo claro que los amantes del spanking, del bondage, del cuero, de la goma, del puppy play, del medical, de los pañales, y de otros fetichismos menos populares tenemos algo en común. Nuestra sexualidad es diferente a la mayoritaria y nos excitan mucho objetos, materiales o juegos que para la mayoría de la población son anodinos, desagradables, frikis, o, como mucho, en los mejores casos, ligeramente excitantes siempre que se mantengan en un nivel muy light y en su sitio como preliminar a la penetración, al "sexo de verdad".

Una mayoría de hombres gay, los que creen que el mundo se divide entre activos y pasivos, desconoce nuestra sexualidad y tiene una imagen de ella distorsionada y caricaturizada, por lo que no la respeta. Lógico, porque nunca puedes respetar algo que desconoces y ves como una caricatura. Y este esquema es el mismo con indiferencia de cuál sea tu fetiche particular; los vainilla, con su mundo de activos y pasivos, sienten el mismo rechazo por el cuero que por el spanking y no les parece más respetable el puppy play que el bondage, ni viceversa. Intentar conseguir su aceptación denigrando a otros fetiches para que respeten el tuyo y solo el tuyo no nos va a llevar a ningún sitio.

Por desgracia mucha gente no lo ve así; considera que su fetiche no tiene nada en común con los otros e incluso se suma a las muestras de poco respeto hacia los fetiches de los demás. Muchos amantes del spanking y del bondage muestran rechazo al BDSM y no se consideran parte de él; pues lo siento pero sí lo sois, el spanking y el bondage son precisamente las dos formas de BDSM más habituales y más importantes. Si te encanta comer cordero, por mucho que no te gusten el cerdo ni la ternera y despotriques contra los que comen cerdo o ternera no te van a admitir entre los veganos, amigo. Mejor que reconozcas que tu sitio está entre los carnívoros.

Por otra parte, mientras algunos amantes del BDSM corren a decir que no les gusta el cuero, no vaya a ser que los confundan con esos "pervertidos", de manera recíproca algunos amantes del cuero y de la goma que no llevan a cabo prácticas BDSM también se apresuran a decirlo, para dejar claro que son "más normales" que los que sí lo practicamos. Incluso algunos cuereros o gomeros llegan a decir que son los únicos que pueden ser llamados fetichistas, porque es cierto que, en origen, el término fetichista se empleaba solo para el disfrute sexual basado en ropa o en objetos de un material determinado. Pero entonces, si no somos fetichistas, a los amantes del BDSM y de otras formas de sexo no basadas en la penetración habría que llamarnos ..... ¿Cómo? ¿Volver a términos que afortunadamente habíamos conseguido dejar atrás? ¿Parafílicos? ¿Pervertidos? ¿Enfermos?

Es cierto que está bien dejar claro que los fetiches funcionan de manera independiente, que el hecho de que te guste uno no quiere decir que seas pansexual y que todo te guste. Y que, efectivamente, no puedes dar por hecho que a alguien que le guste el BDSM le vaya a gustar el cuero, ni viceversa, y también conviene dejar claro que el BDSM tiene muchos submundos y hay personas especializadas en una sola práctica. Pero siempre sin menospreciar a otros.

No va a ser levantando muros entre nosotros como vamos a conseguir respeto ni visibilidad, sencillamente porque separados somos demasiado pocos y cada uno por su lado no vamos a ningún sitio. Y mucho menos si tampoco queremos juntarnos con los fetichistas hetero, que son muchos más y parece que están mejor organizados. Si no queremos romper la barrera hetero / gay, que podría ser una opción razonable, entonces tengo claro que el éxito de Folsom, un evento LGBT multifetichista que atrae a amantes de prácticas y sexualidades muy variadas, donde nadie juzga a nadie, es el camino a seguir.

miércoles, 5 de agosto de 2020

¿No te gusta el sexo anal? No eres el único

Sexo anal y BDSM

En primer lugar, aclaro que no estoy diciendo que a los amantes del BDSM no les guste el sexo anal, ni que haya ningún tipo de contradicción entre las dos cosas, ni voy a escribir nada en contra del sexo anal en sí, solo en contra del sexo anal como imposición si eres un hombre gay.

Hay gente que le gusta el BDSM y le encanta el sexo anal, y gente que no le gusta el sexo anal ni tampoco le interesa el BDSM. Pero sí creo que entre los amantes del BDSM hay un porcentaje más alto de personas que no basan su sexualidad en la penetración anal que entre el resto de los hombres gay, y esta es la razón de que crea que este artículo está ligado con la temática del blog y no es off topic (aunque si lo fuera, es mi blog y escribo de lo que me da la gana, jeje). Y a partir de aquí ya dejo el tema del fetish y del BDSM y me centro en el sexo anal en sí.

¿Ser gay implica que te guste el sexo anal?

La intención de este post es deshacer la equivalencia que muchos ven entre ser gay y ser amante del sexo anal. Hay hombres hetero a los que les gusta el sexo anal y también hombres gay a quienes no les gusta.

Por otra parte, también hay una diferencia entre penetración anal y sexo anal, puesto que lo último abarca también la penetración con dedos, plugs, etc. Puede haber quien disfrute con lo segundo pero no con lo primero, pero esos casos creo que se quedan también fuera de lo que es la sexualidad dominante y que los podemos incluir junto a quienes no sienten inclinación ante ninguna forma de sexo anal. Así que a partir de aquí hablaré de sexo anal y de penetración anal indistintamente.

¿Eres activo o pasivo?

La obligatoriedad que algunos ven de practicar penetración anal si eres gay viene de un concepto en mi opinión limitado de la sexualidad, que todavía arrastramos. Por detrás está la antigua idea rancia de que la "auténtica" sexualidad deriva de la necesidad de reproducirse, que el sexo es un "instinto bajo" que solo puede justificarse si se hace por la causa noble de tener hijos, y por lo tanto la sexualidad debe estar basada en la genitalidad y en la penetración vaginal; todas las otras prácticas sexuales se consideraban, y se siguen considerando, de rango inferior. Antiguamente se llamaban desviaciones o perversiones (la palabra heterosexual, igual que homosexual, se creó para designar lo que se consideraba una patología) y solo en las últimas décadas hay más permisividad y han pasado a considerarse aceptables, pero bajo una condición de juegos previos o preliminares para favorecer la penetración vaginal, que es el "auténtico sexo" y lo único que realmente puede llamarse así.

El sexo entre dos hombres estuvo mal visto, y de hecho criminalizado, durante mucho tiempo, precisamente por no poder tener esa función reproductiva. Ahora que se acepta, es también solo bajo la condición de que siga los patrones del "auténtico sexo" heterosexual: es decir, que un miembro de la pareja haga el rol de hombre, el activo, y otro el de la mujer, el pasivo, y, ante la ausencia de vagina, que usen el ano como sustitutivo.

Muchos hombres gays aceptan sin problemas este esquema y se identifican con un rol o con el otro; por supuesto no tengo nada en contra de ello y me parece genial que cada cual disfrute como quiera, lo que no me gusta es que se nos imponga este modelo activo - pasivo a todos los hombres gays. La solución de que quien no se identifique como activo ni como pasivo se meta en la etiqueta intermedia de versátil, tampoco es válida en todos los casos. Sigue dejándonos fuera del tablero de juego a quienes no vemos la penetración anal como el centro de nuestra sexualidad.

El punto G de la próstata

La próstata es una de las zonas erógenas más importantes para muchos hombres, de ahí que haya tantos pasivos para los que la estimulación anal es el mayor placer imaginable. Pero hay gente que piensa que todos los hombres tenemos las mismas zonas erógenas, lo cual es mentira. La única zona erógena común a todos es el pene; que los testículos, el ano, los pezones, el cuello, etc. sean o no una zona erógena ya varía según cada persona. Es un error lanzarse a pellizcarle los pezones a un desconocido con el que acabamos de ligar, o introducirle un dedo en el ano, y dar por hecho que le va a gustar; mejor ir poco a poco y ver su reacción para ver si tiene o no una zona erógena en esa parte, si hemos acertado o si corremos riesgo de meter la pata.

Los que yo llamo "pasivos naturales", porque tienen una zona erógena muy potente en la próstata y disfrutan mucho con la penetración anal, es probable que sean mayoría entre los hombres gays, al menos a juzgar por los perfiles que se ven en las aplicaciones. Pero eso no significa que todos los que no somos pasivos naturales y no disfrutamos con el sexo anal en el rol pasivo, tengamos la obligación de ser activos para darles placer, simplemente porque ellos son mayoría. Yo no voy exigiendo a todas mis parejas sexuales que disfruten dejándose atar, azotar y haciéndome sexo oral, aunque sea lo que a mí más me excita; el sexo, y la vida en general, debe ser toma y daca, no solo que los otros hagan lo que a nosotros nos gusta. Las otras personas no son nuestros objetos sexuales.

¿Qué puedes hacer para que alguien a quien no le interesa el sexo anal sí lo disfrute contigo?

Respuesta corta: nada, aparte de aceptar y respetar sus preferencias.

Respuesta larga: yo, y otras personas como yo, nunca vamos a ser entusiastas de la penetración. En una relación sentimental, o con una pareja sexual con la que nos encontremos muy a gusto, y sobre todo que no nos presione en relación con esto, pues igual conseguimos introducirla en nuestra vida sexual con cierto éxito, pero no te vengas muy arriba, nunca va a ser lo que más deseemos y siempre vamos a preferir otras prácticas.

Y, por favor, no pienses que vas a hacer "cambiar" a nadie, ni que le vas a descubrir a nadie la pólvora, ni tampoco le pidas explicaciones de por qué no le gusta. Que en 2020 siga encontrándome personas que me preguntan por qué no me gusta hacer sexo anal, y mucho más con desconocidos o con amantes esporádicos que conozco en una aplicación, es lamentable; es igual de absurdo que preguntarle a un hetero por qué prefiere las tías con lo buenos que están los tíos. Cada uno tiene sus preferencias y punto.

Por supuesto reconozco que sí, que puede haber chicos que no quieran practicar sexo anal por represión, o por miedo a la falta de higiene, o a que a lo mejor han tenido malas experiencias y no han dado con la persona correcta con la que disfrutarlo. Pero en gente que pasa de, pongamos, 30 años, y que no acaba de salir del armario hace poco, sino que tiene ya una cierta experiencia, pues no puede ser que siempre hayamos dado con gente que lo hace mal; simplemente es que la penetración anal no es lo nuestro. Si piensas que un gay que no le guste el sexo anal es que tiene algún problema, pues a lo mejor eres tú el que tiene un problema y nunca te lo has planteado.