jueves, 27 de enero de 2022

¿A cuántas y a qué tipo de personas les gusta el BDSM?

La pregunta parece sencilla pero las respuestas difieren mucho, en parte porque vienen condicionadas por la manera en que se plantee la pregunta, algo que saben muy bien quienes hacen encuestas.

Entre lo primero que te aparece cuando buscas está esta web, https://es.statista.com/estadisticas/543275/espanoles-que-han-probado-el-sadomasoquismo-por-genero/, pero es de pago y en versión gratuita no deja ver ni cual es la fuente de la información, por lo que no tengo ni idea de si es fiable. Según ella, entre un 6 y 8 % de la población dice haber probado el "sadomasoquismo" y gustarle, frente a un 1 o 2 % que también lo ha probado pero no le gusta. A entre un 12 y un 20 % de la población le gustaría probarlo pero aun no lo ha hecho, y los que no están interesados serían entre un 72 y un 78 %.

 

Al margen de que los datos sean más o menos exactos, sí parece lógico que a un porcentaje alto de la población no le interese el BDSM, y menos aun si se usa el término sadomasoquismo, que, como he dicho muchas veces, es solo una parte del mismo y no estoy seguro que la más habitual. También parece lógico que a medida que aumenta la edad se incremente ligeramente el porcentaje de personas que lo han probado, y se reduzca el de quienes desean hacerlo pero no lo han hecho todavía, sencillamente porque con la edad se supone que vas ganando en experiencia y que lo que no has hecho aun es porque tienes claro que no te interesa. 

He aquí otra encuesta encargada por la famosa marca de preservativos Control, a la que evidentemente le interesan los hábitos sexuales de sus potenciales consumidores. http://xuventude.xunta.es/images/Observatorio_Galego_da_Xuventude/ano_2017/los-jovenes-y-el-sexo-control-2016.pdf 

 
Resulta curioso como, cuando se deja de usar la palabra sadomasoquismo, y en su lugar se pregunta a la gente si ha llevado a cabo prácticas de atar o de dominación, los porcentajes de los que responden afirmativamente se disparan. Pasamos del 6-8 % de la otra encuesta a un 15 % de hombres y 10 % de mujeres que han probado prácticas de dominación y un 25 % de hombres y 32 % de mujeres que han atado o sido atados. Luego está también un 26 % de hombres y un 21 % de mujeres que practican role playing, juegos de roles, no sabemos si relacionados o no con prácticas BDSM.

Que los encuestadores identifiquen lo que llaman sadomasoquismo con la dominación, pero pongan el bondage en otra categoría, como si no estuviera muchas veces solapado con otros juegos BDSM, demuestra la confusión que suele haber con todos estos conceptos.

Me ha sorprendido que las mujeres se sientan más atraídas por el bondage que los hombres; si me leen mujeres u hombres hetero podrán opinar sobre si les parece verosímil o no. No he encontrado estadísticas referidas a hombres gays, donde probablemente los porcentajes de practicantes de BDSM sean más elevados.

Brad Sagarin, un simpático investigador que lleva una web en la que intenta hacer una aproximación científica al mundo del BDSM, http://www.scienceofbdsm.com/, ha observado lo mismo: que cuando le preguntas a la gente si le gusta el sadomasoquismo solo encuentras entre un 1 y un 2 % de respuestas favorables, como ocurrió en un estudio llevado a cabo en Australia en 2008, pero si les preguntas si tienen fantasías de dominar o ser dominados sexualmente, las respuestas positivas suben hasta un 60 y un 53 % respectivamente entre los hombres. Podéis consultarlo aquí: https://www.psychologytoday.com/es/blog/la-sorprendente-psicologia-detras-del-sadomasoquismo

Los fetichistas somos los mejores según "la ciencia"

Sagarin cita también un par de artículos que, lejos del enfoque patológico que le siguen dando las instituciones científicas oficiales al BDSM, con conceptos como parafilia de trastorno sádico y masoquista, de los que hablaba en una entrada anterior del blog, llegan a la conclusión de que quienes practicamos BDSM tenemos, en promedio, mejor salud mental que la población que practica sexo convencional o vainilla: en concreto, niveles más bajos de depresión, ansiedad, estrés postraumático, sadismo psicológico, masoquismo psicológico, patología limítrofe y paranoia. Los que prefieren un rol dominante tendrían un perfil psicológico más positivo y saludable que los que prefieren ser sumisos, pero aun así estos últimos seguirían teniendo mejor salud mental que los vainilla. Si alguien quiere ver el estudio completo, lo tiene en este enlace.

Así que, si me propusiera hacer un tratamiento sesgado y manipulador, como suelen hacer los medios de comunicación, podría decir en grandes titulares que "la ciencia" dice que, o está "científicamente demostrado" que, quienes practicamos BDSM tenemos mejor salud mental y psicológica que la población general. Pero quienes realmente valoramos el método científico para intentar comprender y estudiar las cosas nunca utilizamos a "la ciencia" como un martillo con el que darles en la cabeza a los que tienen opiniones diferentes a la nuestra, como hace continuamente la gentucilla de la televisión y de los periódicos para imponer las ideas que les interesan a ellos y a las empresas que les pagan. Hay artículos científicos que afirman esto, es cierto, pero también "la ciencia" dice todo lo contrario, puesto que la OMS sigue hablando de trastornos mentales de sadismo y masoquismo y dando una definición de ellos ambigua y contradictoria, en la que a veces parece que podríamos encontrarnos todos los que nos gustan estos juegos.

¿Pero "la ciencia" puede decir una cosa y la contraria?

¿Cómo unos científicos pueden llegar a conclusiones tan diferentes de otros? Pues porque unos y otros parten de muestras de estudio muy sesgadas. Los que dicen que los fetichistas somos enfermos lo hacen a partir del estudio de personas que han muerto accidentalmente por practicar asfixia sexual, que han llegado a su consulta porque llevan a cabo prácticas extremas que les han producido lesiones, porque rechazan su sexualidad de una forma que les mueve a buscar ayuda profesional, o porque tienen cualquier otro problema. Al científico no le llega la información de mucha otra gente que lleva a cabo prácticas BDSM consensuadas y que las disfruta sin mayor trauma y sin pasar por el psiquiatra, y entonces cree que no existen; solo se entera de que existen estas prácticas a partir de casos patológicos y por lo tanto se piensa que las prácticas en sí mismas son una patología. 

Es un poco como la gente muy mayor o muy conservadora que identifica ser gay con ser travesti y trabajar en clubs nocturnos o en la prostitución porque esa es su experiencia del mundo gay; naturalmente han conocido a otros gays, pero no lo saben porque no les han dicho abiertamente que lo eran. No se les ocurre, y hasta cierto punto es comprensible que sea así, pensar que un hombre pueda preferir el sexo con otros hombres y tener algo parecido a "una vida normal". De hecho, por eso mismo los científicos hasta hace no mucho pensaban que la homosexualidad era también un trastorno mental: solo tenían noticia de que alguien era gay cuando llegaba a su clínica o a su consulta porque no aceptaba su sexualidad, o cuando lo detenía la policía.

Y ojo porque estos artículos científicos tan entusiastas sobre lo estupendos que somos quienes practicamos BDSM también están sesgados. Los científicos que los llevan a cabo no son conscientes de que están comparando un colectivo de personas que se autoafirman como fetichistas, que aceptan su sexualidad a pesar de un entorno poco favorable, y que están dispuestos a hablar de ella y a participar en un estudio científico, con un grupo control presuntamente vainilla que no tiene conciencia de pertenecer a ningún colectivo, que no ha tenido la necesidad de afirmarse como nada ni de plantearse nada sobre su sexualidad, sino que ha asumido la sexualidad que se le da por supuesta a todo el mundo, y en el que probablemente habrá fetichistas en el armario. Por supuesto que los primeros van a tener como promedio un perfil psicológico más sano que los segundos.

Imaginémonos un estudio que intentara comparar gays con heteros en un ambiente muy homófobo; ¿cuántos de los componentes del grupo de supuestos heteros no serán gays en el armario? En cambio está claro que los gays que se atreven a declararse como tales y participar en el estudio son muy valientes, están conformes con su sexualidad, y por lo tanto ya se está sesgando mucho su perfil psicológico. 

Es lo que ocurre cuando los científicos no son conscientes de que están mezclando algo no sé si biológico, pero desde luego instintivo e irracional, como el deseo sexual y hacia donde va dirigido, con conceptos culturales como ser gay o ser hetero, o, en este caso, como reconocerse parte de una comunidad BDSM o considerarse "normal" y fuera de esa comunidad. El error es hacer estudios en base a lo segundo, a personas que se dividen en grupos en base a conceptos culturales, y aplicar las conclusiones de dichos estudios a lo primero, a los impulsos sexuales.

Personalmente creo que las personas que nos gusta el BDSM, si consideramos todo el conjunto, los que lo admiten, los que lo admiten a medias y los que no lo admiten, no somos ni más ni menos cuerdas ni estamos  más ni menos locas que los demás, pero no puedo demostrarlo, ni creo que pueda demostrarse porque para hacer un estudio realmente científico sobre esta cuestión haría falta una aceptación mucho mayor de estas prácticas de la que existe hoy en día.

jueves, 13 de enero de 2022

El fetiche de las inyecciones: Entrevista con InyeccionIM

 

Tras hablar con un aficionado al spanking y con otro al ABDL, sigo interesado en entrevistar a fetichistas activos en las redes sociales. En esta ocasión ha accedido, muy amablemente, a responder a mis preguntas el tuitero que, desde Ecuador, administra la cuenta InyeccionIM, una de las más activas y más relevantes en español entre las dedicadas al fetichismo de las inyecciones. 

En su cuenta comparte fotos y vídeos de chicos recibiendo inyecciones en el culo; algunas de ellas son las que ilustran este post.

Se trata de un fetiche menos habitual y menos conocido que el bondage o el spanking, aunque forma parte del medical, el juego de rol médico - paciente, que ya es algo más frecuente; yo lo he practicado solo de manera muy esporádica, por eso tenía mucho interés en ver que nos contaba nuestro entrevistado.

 1- ¿Cómo empezó tu interés por las inyecciones?

Desde niño me sentia bien cuando me inyectaban, me dolia pero me gustaba.

2- ¿Te limitas a compartir material de chicos siendo inyectados o también lo practicas?

Lo practico muy poco pero sí comparto material en mi cuenta de Twitter.

3- El material que compartes, ¿es de fetichistas de las inyecciones? ¿O de chicos que se inyectan por razones médicas?

Es de fetiche porque si no les gustara no creo que grabaran un momento tan íntimo, jeje. 

4- ¿Cómo se inyecta de una manera segura? ¿Qué riesgos pueden existir?

Bajo prescrición medica o con líquidos que sepas que no te harán daño, que no eres alérgico. 

5- ¿Qué es lo que te excita en una inyección? ¿El miedo a la aguja? ¿El dolor? ¿La humillación?

Cuando al chico le bajan el pantalón, el boxer, cuando le soban con el algodón. En fin, todo, jejeje   

 


 6- Las inyecciones formarían parte de los fetiches médicos (medical). ¿Practicas otros fetiches de este tipo? ¿O fetiches no médicos, como spanking, bondage, etc.?

Las nalgadas también son parte del medical indiscutiblemente.

7- ¿Consideras que las inyecciones son una forma de dominación? ¿Tienen alguna relación con el BDSM?

No, son un fetiche diferente.

8- En el caso de que quedes con chicos para inyectarles o que te inyecten, ¿Mezclas el sexo convencional en tus prácticas fetichistas o son dos terrenos diferentes?

Si se da la ocacion si, si no me quedo con las inyecciones que les aplique.


9- ¿Es complicado encontrar a otros fetichistas de las inyecciones en tu país? ¿Existe una comunidad? 

Yo soy de Ecuador y acá se da muy poco, también por el que dirán las demás personas.   

10- ¿Qué te mueve a publicar fotos en redes sociales? ¿Darte a conocer para encontrar compañeros de juego? ¿Animar a otros a publicar material?

Las dos cosas; mediante mi cuenta en Twitter he descubierto mucha gente que me impulsa a publicar más cosas. Incluso se han vuelto colaboradores y me envían material para subir. 

 11- ¿Existe un mercado para vídeos comerciales de inyecciones?

No lo he visto. 

12- ¿Crees que existe un armario fetish? ¿En tu entorno conocen este aspecto de tu sexualidad? 

Claro que si, pero también existe todavía el que dirán.
 

13- ¿Qué webs o cuentas en redes sociales le recomendarías a alguien interesado en inyecciones?  

Por el momentp Twitter, que gratis y no nos restringen con normas y reglas tontas.
 

14- ¿Es complicado tener pareja para un amante de un fetichismo minoritario como el tuyo?

Sí, muy complicado. 

InyeccionIM envía además un saludo a todos los lectores; yo le envío a él un abrazo dándole las gracias por su atención.



martes, 4 de enero de 2022

La ciencia ante el BDSM: las parafilias

En el blog digo muchas veces que quienes tenemos sexualidades fetichistas no estamos enfermos ni tenemos ningún trauma ni trastorno. Pero ¿respalda la ciencia mi opinión? Pues sí, pero con no pocos matices que me disgustan. Vamos a verlo.

Las parafilias

La Organización Mundial de la Salud (OMS), una entidad vinculada a la ONU y por lo tanto de titularidad pública, es, al menos en teoría, la máxima autoridad científica a nivel mundial en temas de salud. La OMS actualiza periódicamente la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), de manera que se puede decir que una enfermedad existe oficialmente cuando está recogida en ese catálogo, o al encontrario, algo no es una enfermedad, o al menos no está oficialmente reconocido como una enfermedad, si no viene incluido en el CIE. De hecho, la homosexualidad dejó de ser oficialmente una enfermedad en 1990; hasta esa fecha venía recogida en el apartado de trastornos mentales del CIE.

Pues bien, la última versión del CIE, la número 11, sigue recogiendo en la categoría de trastornos mentales, del comportamiento y del neurodesarrollo, lo que denomina "parafilias". Para que os hagáis una idea, dentro de esa misma categoría figuran la esquizofrenia, la ansiedad, los trastornos obsesivo-compulsivos o los alimentarios. 

Así define la OMS lo que es una parafilia (https://icd.who.int/browse11/l-m/es#/http%3a%2f%2fid.who.int%2ficd%2fentity%2f2110604642). La negrita la he añadido yo:

Los trastornos parafílicos se caracterizan por patrones persistentes e intensos de excitación sexual atípica, que se manifiestan como pensamientos, fantasías, deseos intensos o conductas sexuales centrados en terceros cuya edad o situación los hace reacios o incapaces de consentir, y con respecto a los cuales la persona ha actuado o siente un marcado malestar. Los trastornos parafílicos pueden incluir patrones de excitación que implican comportamientos solitarios o personas que pueden dar su consentimiento solo cuando se asocian con un malestar marcado que no es simplemente el resultado del rechazo o el temor al rechazo de los demás debido al patrón de excitación, o se asocian con un riesgo significativo de lesión o muerte.

Las cosas van cambiando, pero no mucho

En principio la noticia es buena. Las diversas prácticas (bondage, spanking, etc.) que integran el BDSM, así como cualquier otra práctica fetichista, incluso aunque constituyan "patrones intensos" de comportamiento, no son una enfermedad por sí solos, según la OMS, sino que solo lo son cuando a la persona sus fantasías le provocan un malestar, y no por lo que otros puedan pensar, o bien cuando lleva sus prácticas a extremos que le producen lesiones graves, algo en lo que parece lógico estar de acuerdo. 

No obstante, algo sigue oliendo mal en esta definición. ¿Por qué esa distinción entre sexualidad típica y atípica? ¿Por qué no se define simplemente como trastorno sexual el que una persona sienta un malestar respecto a su sexualidad, sea esta o no típica? Muchas personas LGTBI sienten un malestar hacia su sexualidad, y también personas heterosexuales y cis sienten a veces también ese malestar, porque se consideran demasiado jóvenes o demasiado mayores para satisfacer su deseo sexual, porque se sienten atraídos hacia personas diferentes de su pareja, o por montones de otros posibles motivos. 

Sin embargo a la OMS parece costarle mucho más ver una patología en el malestar producido por el deseo sexual basado en la genitalidad y la penetración; en cambio, ante un deseo sexual atípico, ya tiene lista una etiqueta distintiva, parafilia, que usa a sabiendas del estigma que constituye.

Por otra parte, ¿cómo se puede diferenciar entre el malestar propio y el malestar producido por el rechazo de los demás a tu sexualidad? ¿No es evidente que lo primero la mayoría de las veces viene de lo segundo? En mi opinión, los científicos siguen sin comprender y sin respetar como sería deseable la diversidad sexual, y siguen haciendo con los fetichismos y las prácticas sexuales minoritarias lo que hasta hace 30 años hacían con la homosexualidad: en lugar de condenar el rechazo social y la incomprensión y el desprecio por parte de su entorno, ponen el foco en la persona que sufre ese rechazo y la culpabilizan diciendo que padece un trastorno mental. 

Lo que la comunidad científica parece estarnos diciendo es: vamos, que si vives mal tu sexualidad el problema es tuyo por ser un rarito. Bastante hemos hecho ya con aceptar que seas gay como para que ahora pretendas que aceptemos también tus perversiones (así lo llamaba la OMS, perversiones, hasta 1987, cuando cambiaron el término por parafilias); lo tuyo es un problema personal y además medicalizable, que así de paso hacemos negocio los médicos y las farmacéuticas con terapias y medicamentos.

Algunos diréis que estoy llevando las cosas un poco lejos al verlo así, pero, si seguimos investigando en lo que dice la OMS sobre las "parafilias", creo que se ve más claramente que el viejo y rancio concepto de "perversiones" sigue aún en la mente de muchos científicos y profesionales de la salud.

Definiciones incongruentes: no somos enfermos pero sí lo somos

La página que he mencionado hasta ahora es la de navegación del CIE, en la que la OMS se limita a establecer unas categorías genéricas que funcionan como bloques que engloban diferentes enfermedades más concretas. Luego existe también una herramienta de codificación, es decir, un sistema de códigos que identifican cada dolencia con información más específica y detallada.

Por lo tanto, la parafilia para la OMS no es una enfermedad concreta sino una forma de designar a un conjunto de enfermedades, un marco dentro del cual se engloban los "trastornos" siguientes, cada uno con su código: el fetichismo (entendido en un sentido estricto de excitarse ante objetos inanimados, no en el sentido más general que yo suelo utilizar), el exhibicionismo, el voyeurismo, la pedofilia, el sadomasoquismo y un cajón de sastre de "otras parafilias". 

https://icd.who.int/browse10/2016/en#/F65

Por lo tanto, en primer lugar, los científicos de la OMS ponen a las prácticas BDSM y a otros fetichismos al mismo nivel que comportamientos delictivos como el abuso de niños o el exhibicionismo, lo cual ya es todo un piropo. Y en segundo lugar, veamos como se define lo que llaman el "trastorno de sadomasoquismo" (lo siento solo lo he encontrado en inglés):

A preference for sexual activity which involves the infliction of pain or humiliation, or bondage. If the subject prefers to be the recipient of such stimulation this is called masochism; if the provider, sadism. Often an individual obtains sexual excitement from both sadistic and masochistic activities

Aquí ya no se hace ninguna diferenciación entre si estas preferencias le suponen o no un problema a quien las "padece": simplemente este tipo de deseos se consideran en cualquier circunstancia como un trastorno mental, con lo que la OMS se contradice claramente a sí misma entre unas secciones y otras de su mismo catálogo de enfermedades.

Esta contradicción probablemente viene de que la versión 11 del CIE todavía no tiene su propia herramienta de codificación, sino que dicha herramienta es la correspondiente a la versión 10 y la han prorrogado hasta 2022 sin actualizar los contenidos que chocan con la versión11. Vamos, que la OMS es un poco chapucera y dice digo donde en otros lados dice Diego.

El DSM, la otra "Biblia" científica sobre enfermedades mentales

Pero al hablar de enfermedades mentales, podría decirse que para la comunidad científica mundial la referencia más relevante, aun más que la OMS, es la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA en inglés) y su Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM), algo así como la Biblia de la salud mental.

Pues bien, la quinta y última versión del DSM recoge una definición de la parafilia muy semejante a la del CIE de la OMS: a sexual deviation where sexual arousal is obtained from a consistent pattern of inappropriate responses to objects or people, and in which the behaviors associated with the feelings are distressing and dysfunctional.

El DSM recoge en este apartado un catálogo de parafilias muy parecido al de la herramienta de codificación de la OMS, aunque el relativo a BDSM lo divide en 2: sadismo sexual y masoquismo sexual. Veamos por ejemplo, la definición que da del "trastorno de masoquismo sexual", puesto que la del sadismo es complementaria y casi idéntica (de nuevo viene solo en inglés, ya que la APA no es un organismo internacional):

Sexual masochism disorder is diagnosed in individuals who experience sexual arousal in response to extreme pain, humiliation, bondage, or torture.  The masochist will have unrelenting fantasies with urges to be beaten, bound or humiliated during sex (American Psychiatric Association, 2013).  Although behaviors associated with sexual masochism disorder are very prevalent, diagnostic criteria requires that the patient experience distress, such as shame, guilt or anxiety related to sexual fantasy, urges or sexual experiences. Milder forms of masochism between consenting adults, sometimes also referred to as "BDSM" or dominant and submissive, are not classified as disorders by the DSM-5.  Diagnosis occurs when certain criteria are met. 

Aquí ya no existe la incongruencia que veíamos en la OMS. Tanto en la definición genérica de parafilia como en la descripción codificada de sus diferentes variantes se distingue entre prácticas o fantasías patológicas y no patológicas. Me alegra que el DMS diga, con mucha más claridad que la OMS, que las personas que llevamos a cabo prácticas sexuales consentidas que implican humillación y/o dolor en forma no extrema no tenemos ningún tipo de trastorno.

No obstante, sigo objetando que por qué se ve solamente un trastorno mental en personas que sufren vergüenza, culpa o ansiedad respecto a su sexualidad cuando tienen deseos que se salen de lo convencional, y en cambio no cuando sus fantasías y prácticas sexuales giran en torno a la genitalidad y a la penetración. Y, por otra parte, por qué se meten en un mismo saco prácticas consensuadas entre adultos con otras que no tienen el consentimiento del otro (o ese consentimiento no es válido por tratarse de menores) y que por lo tanto son delictivas, como la pedofilia, el exhibicionismo o el voyeurismo.

Conclusiones: el BDSM está dejando de considerarse una enfermedad

Lo primero que hay que tener en cuenta es que "la ciencia" no es un bloque homogéneo sino una comunidad formada por científicos con opiniones diversas, y así debe ser, de lo contrario no se trataría de ciencia sino de religión. Aquí hemos hablado de la ciencia oficial o hegemónica, la de las instituciones más reconocidas, pero luego existe un número enorme de artículos de investigadores que matizan las opiniones de la OMS o del DMS, o que incluso discrepan de ellas. La ciencia es una creación humana y por lo tanto no es infalible ni eterna sino que está sujeta a cambios y revisiones continuos (porque si no dejaría de ser ciencia, insisto); y, desde luego, los científicos son seres humanos que, al igual que cualquier otro grupo de humanos, pueden estar contaminados por prejuicios ideológicos y morales. Prueba evidente de ello es que la ciencia oficial consideró a la homosexualidad como un trastorno mental hasta hace solo 30 años.

Por lo tanto podemos decir que la ciencia oficial (no la ciencia en su totalidad, insisto) está en proceso de despatologizar las prácticas sexuales no convencionales, tanto el BDSM como otros fetichismos. No obstante, en mi opinión esta transición de enfermedad a práctica sexual respetada no ha finalizado, insisto en que está todavía en proceso. No se podrá considerar finalizada mientras al BDSM y al fetichismo de materiales y objetos se les siga vinculando con el término "parafilias" y agrupando junto con prácticas no consentidas y fuera de la ley. 

Ojalá que este blog pueda ser un pequeño grano de arena para contribuir a la visibilidad de la sexualidad no convencional, ya que estoy convencido de que dicha visibilidad va a contribuir a que la comunidad científica continúe avanzando en la dirección de dejar de ver las formas menos convencionales de la sexualidad humana como trastornos mentales.