domingo, 25 de agosto de 2019

Diez tópicos falsos sobre BDSM

Tal vez lo más didáctico para dar a entender que es el BDSM sea explicar que no es y desmentir los tópicos más habituales que tiene la gente sobre esto.

Aclaro, porque saldrá en varios puntos, que con sexo vainilla quiero decir sexo convencional basado en la penetración, es decir, el sexo "normal".

1. Los amantes del BDSM visten de cuero

El fetichismo del cuero y de la goma y el BDSM son dos territorios diferentes, aunque algunas personas, y diría que no tantas como se podría pensar, disfruten de las dos cosas. La poderosa iconografía de Tom de Finlandia está probablemente en el origen de esta asociación, así como que se trata de dos de las ramas principales del fetish o fetichismo, por lo que en encuentros fetichistas, como Folsom Europa, en Berlín, se puede ver mucho cuero y mucha goma, y también bastante BDSM.

Pero hay muchas personas que disfrutan vistiéndose de cuero o de goma y no practican roles de dominante-sumiso, ni spanking, ni bondage, ni nada a lo que podamos llamar BDSM. Y también muchos practicantes de BDSM que no sienten ningún interés por el cuero ni la goma. Así que el tópico del amo con la gorra y la chaqueta de cuero es eso, un tópico.

2. No me interesa el BDSM porque no me gusta el dolor

El sadomasoquismo, el disfrutar sintiendo dolor o causándoselo al otro, es solo una parte del BDSM (por eso se llama así y no SM a secas), muchos amantes del BDSM no nos consideramos sádicos ni masoquistas. En algunas práctica BDSM el dolor tiene su lugar (también en el sexo anal vainilla puede haber dolor, por cierto, y a veces más), pero para muchas personas no es el elemento principal sino la parte psicológica de ritual, humillación y sumisión, por lo que prácticas como el spanking (azotes en el culo) o la flagelación se pueden disfrutar desde niveles de dolor muy diferentes.

Por no hablar de prácticas como el bondage, disfrutar con ataduras, restricciones y ligaduras, que es una de las ramas principales del BDSM y que en principio no implica ningún dolor, aunque algunos de los amantes del bondage también lo mezclen con otras prácticas que sí pueden ser dolorosas.

Además el cariño y la suavidad no son para nada incompatibles con el BDSM, sobre todo en juegos de roles como papi-hijo o handler-puppy, donde el dominante puede ser muy cariñoso con el sumiso.

3. Me interesa el BDSM porque me gusta follar o que me follen duro

Si tu idea del BDSM es un tio rudo, agresivo, preferentemente de polla enorme y cuerpo de gym, que te arranca la ropa y te pone a cuatro patas para follarte duro y que te duela mientras te llama puta y perra y te escupe, pues es muy respetable que tengas esa fantasía y que la lleves a la práctica, pero que sepas que eso tiene cero que ver con el BDSM. Entiendo que es muy confuso, porque, sobre todo en Tuamo, vas a encontrar muchos "amos" de ese estilo, y también vas a ver mucho porno de ese tipo en Internet, pero ese porno suele venir de los estudios mainstream, no de pequeñas compañías especializadas en fetish. Si te pones a ver porno auténticamente fetish (por ejmplo Captured guys o Sting pictures), verás que es bastante diferente y que normalmente ni siquiera hay penetración.

Y si asocias que a alguien le guste vestirse de cuero, atar o dar azotes con que le guste follar duro, eso también es un tópico. Los amantes del fetichismo, así como los del spanking, bondage y demás prácticas BDSM, a veces no quieren penetración en las sesiones, muchas veces no mezclan el sexo vainilla con su fetiche y otras sí, pero les puede gustar suave.

4. Me interesa el BDSM porque soy pasivo "sumiso"y me encantan esos "preliminares"

Es muy parecido al punto anterior, pero la gente está tan confundida con esto que insisto. En primer lugar, la dualidad activo-pasivo es  propia del sexo vainilla, en la que se ha construido toda una mitología y casi una explicación del universo en torno a ser activo y pasivo. El sexo fetichista, incluyendo el BDSM, no está basado en el pene, menos aún en la penetración, menos aún en la penetración anal, y menos aún en los roles activo-pasivo tal como se entienden en el sexo vainilla. Entiendo que considerarte activo o pasivo para ti forme parte de tu identidad más íntima y hayas construido toda tu sexualidad en torno a ello, pero, aunque te parezca increíble, hay otras personas que sentimos la sexualidad de otra manera y que lo de activo o pasivo nos dice más bien poca cosa.

Lo explico más claro: si te consideras  muy pasivo y te gusta dejarte hacer en la cama, probablemente a eso se le pueda llamar ser sumiso, pero no tiene nada que ver con el concepto de ser sumiso en BDSM. Un sumiso en BDSM es alguien a quien le gusta estar atado, y /o  que le den azotes (y no me refiero a un par de cachetitos mientras te follan), y /o inmovilizado en una postura determinada, y / o hacer el papel de alumno, bebé, perrito, etc. Si no te atrae nada de esto, si no entiendes que alguien se pueda sentir igual de excitado con estos juegos que tú cuando ves un pollón, o si te atrae un poco pero solo como juego preliminar para que te follen luego, no eres lo que se entiende en BDSM por un sumiso, y lo que debes buscar no es un amo, sino a un vainilla activo al que proponerle introducir tal o cual preliminar antes de que te folle.

Además, por cierto, existen amos que son pasivos en cuanto a sexo anal, aunque es cierto que no es lo más habitual.

5. El BDSM está de moda, he visto muchos carteles que anuncian fiestas BDSM

En Barcelona no estoy seguro, y si alguien tiene noticias al respecto le agradezco que me lo cuente, pero en Madrid no existe ningún local BDSM ni fetichista. Las "fiestas fetish" que se organizan son fiestas de sexo, orgías o como lo quieras llamar. En otros países tienen clara la diferencia entre un fetish bar y un sex bar, pero en España hay mucha confusión entre un término y otro. Los supuestos fetish bars de Madrid son todos sex bars. Con ello no critico a los bares, que muchas veces intentan organizar encuentros fetichistas, pero el público no responde y acaban limitándose a sexo vainilla.

Otra cosa es que, para llamar la atención, se utilice iconografía falsamente fetichista para los anuncios de las fiestas de los locales. Digo falsamente porque suelen aparecer tíos con el torso desnudo y con un arnés de cuero mini para que no tape ningún músculo, cuando a un fetichista del cuero lo que le gusta es llevar una camisa o un chaleco y sentir bien el material sobre su piel.

En cualquier caso, un local en el que van tios sin camiseta a hacer orgías, por mucho que en ellas se puedan escuchar azotes, no tiene nada que ver con el fetichismo ni con el BDSM, que, lejos de estar de moda, siguen siendo grandes desconocidos.

He aquí un ejemplo de fiesta pseudofetish con iconografía pseudofetish:


6. Me interesa el BDSM pero no tengo dinero para comprar juguetes

Los juguetes dan mucha gracia a una sesión, pero no son ni mucho menos imprescindibles y es cierto que son muy caros. Igual que un buen cantante puede defenderse a capela, un buen amo puede dominar simplemente usando su cuerpo, su voz y algún elemento casero. La mano es el mejor instrumento para dar azotes, se pueden atar las muñecas con un cinturón o con cuerda de tender la ropa, ... Lo importante es la imaginación porque, cuando sabes lo que te gusta, siempre encuentras la manera de hacerlo aunque no tengas dinero.

Y también hay que tener en cuenta lo contrario, que el hábito no hace al monje. He conocido chicos con un gran repertorio de material, con máscara de pup, etc. y que luego no tenían una idea clara de qué querían hacer con ello; por alguna razón que no acabo de entender quieren comprar su condición de (falsos) fetichistas. Pero ser fetichista no es cuestión de dinero ni de consumismo: ni el mejor material es el más caro ni se es mejor amo ni sumiso por tener más o menos material.

7. No puedo practicar BDSM porque me van a ver las marcas

Lo más habitual es que una sesión BDSM no deje ninguna marca en la piel pasados algunos minutos o algunas horas. Ten en cuenta que  cada piel es un mundo y que fotos que puedes ver en Internet que te pueden parecer tremendas porque parece que le han destrozado el culo a alguien pueden engañar, a lo mejor pasadas unas horas no les quedaba la menor marca. O sí; hasta que no juegues no vas a conocer la resistencia de tu piel y donde tienes que poner tus límites. Por eso hay que ir poco a poco; no porque se vayan a ensanchar tus límites, porque quien tiene la piel fina la tiene fina y eso no cambia, sino porque los vas a ir conociendo mejor.

En cualquier caso, atar con cuidado no deja marcas y azotar con cuidado tampoco. Es mentira que azotar con determinados instrumentos, como un cinturón o una vara, deje marcas. Ningún instrumento usado con cuidado deja marcas; otra cosa es que algunos instrumentos requieran más pericia o más experiencia que otros para usarlos con cuidado o que, efectivamente, puedan ser más peligrosos.

Eso sí, cuidado con venirse arriba antes de la sesión, calentando al amo con que quieres recibir la paliza de tu vida, etc. porque, si quieres una experiencia muy intensa, sí te puede salir algún morado y notarse durante algunos días.

8. En BDSM el dominante hace lo que quiere con el sumiso

Me contactan a veces chicos que se interesan por el BDSM pero no tienen muy claro qué es lo que quieren hacer, y sobre todo que consideran que, como van a ser los sumisos, no tienen nada que aportar sino que yo soy el que decido y puedo hacer lo que quiera con ellos. Normalmente no es algo tan extremo, sino que sí me informan de ciertos límites o cosas que no quieren hacer, pero por lo demás consideran que su rol es dejarse hacer y "aguantar" lo que a mí me apetezca.

Esto tal vez sea así en un rol amo-esclavo y en una relación de BDSM extremo, pero no es ni mucho menos lo habitual. Un juego de dominación-sumisión es bidireccional y se construye a partir de los deseos y fantasías de ambas partes. El sumiso debe aportar sugerencias e implicarse antes de la sesión diciendo que le gusta o que fantasías tiene; incluso durante la sesión, aunque su rol sea el de dejarse hacer, su interacción es importante: a través de gemidos, movimientos, lenguaje no verbal, etc. puede dar muchas pistas de si el juego está yendo en la dirección adecuada. La actitud proactiva del sumiso evita además el dar con amos abusivos, que puede haberlos.


9. Ser sumiso es que te gusten las hostias

"Dar hostias" no tiene NADA que ver con el BDSM, y si algún supuesto amo usa términos como ese puede ser una buena pista de que no tiene ni idea del tema y que por lo tanto puede ser peligroso quedar con él. Cuando un amo golpea a un sumiso (e insisto en que hay variantes del BDSM en las que no se golpea de ninguna manera) lo hace de una forma muy ritualizada y consensuada de antemano; lo más habitual es pegar solo en el culo (por cierto, spanking es pegar en el culo exclusivamente, si alguien llama spanking a golpes en otra parte del cuerpo es otro indicio de que no tiene ni idea).

Se puede azotar en la espalda, muslos u otras zonas con látigos o fustas, pero es importante que el dominante sepa lo que hace y se hable primero; salvo que sea alguien con quien hayas hablado mucho o que te dé mucha confianza, igual en la primera sesión es mejor limitarse a las nalgas. Y las bofetadas en la cara son especialmente humillantes; el dominante debería preguntar antes de la sesión al sumiso si le gusta y / o empezar con cachetitos muy flojos y estudiar su reacción para valorar si debe continuar o no.

10. Si te introduces en el BDSM acabas haciendo cosas muy fuertes

Entiendo que, quien no haya participado nunca en una sesión BDSM, se pueda asustar viendo determinadas fotos en Internet, pero diría que la mayoría de personas que lo practican no llegan a esos extremos. Conozco gente que lleva practicando un determinado fetiche durante muchos años de una forma que prodríamos llamar light, para nada extrema, y sigue ahí sin ningún deseo de pasar a otros temas más fuertes. Sí suele ocurrir, y de hecho debería ser así, que se empiece por algo suavecillo y uno vaya experimentando hasta alcanzar su nivel, rompiendo tabúes y atreviéndose a hacer cosas más fuertes, pero va a ser, insisto, hasta que se encuentre el nivel en el que uno se encuentra cómodo. No todo el mundo acaba llegando a niveles extremos, y si llega, no sea porque el BDSM conduce a ello sino más bien como consecuencia, y no causa, de algún problema personal o psicológico externo al BDSM.

lunes, 19 de agosto de 2019

El armario BDSM

Si estás leyendo esto probablemente es porque sientes curiosidad o tienes fantasías relacionadas con el BDSM. Si es así, no estás solo, y de hecho esas fantasías son mucho más frecuentes de lo que crees. La analogía con el mundo LGBT es total; gente que se pasa muchos años en el armario y cree que es el único gay o la única lesbiana de su familia, pueblo o trabajo, y al salir de él descubre que son legión. Al igual que basta con abrir una aplicación de contactos gay para saber que el número de casados con mujeres que buscan chicos y de falsos heteros multiplica por cien la previsión más optimista, con el mundo BDSM ocurre tres cuartos de lo mismo: abres un perfil en cualquier web o aplicación gay, incluso de las generalistas no orientadas al fetichismo, utilizando palabras como dominante, amo, etc. y te llueven los mensajes de gente en cuyo perfil no indica que les guste la sumisión, o incluso que, en aplicaciones que facilitan la cosa incluyendo una opción de indicar si te atrae el BDSM, marcan NO en esa casilla. 

Soy consciente de que a la mayoría de la gente no le gusta que les peguen en el culo ni les aten. Pero eso no significa que no haya una cantidad enorme de gente a quienes sí les gusta, mucha más de la que nadie que no se haya acercado a este mundillo se puede imaginar. Es decir, hay un número enorme de amantes del BDSM en el armario.

Consecuencias del armario

No oculto que buscar parejas de juego a veces tiene momentos muy ingratos: gente que, tras mostrar muchísimo interés, de repente desaparece y borra el perfil, te bloquea, te enreda con charla y preguntas para luego no quedar nunca .... Sí, sé que eso también ocurre buscando sexo convencional y que Grindr está lleno de gente que solo busca hacer perder el tiempo, pero en el mundo BDSM es como diez veces peor. Y ya, en los casos más extremos, gente que cuando por fin se anima a quedar interrumpe la sesión por la mitad y quiere irse a su casa a toda prisa, o que al finalizar la sesión actúa de una forma muy fría como si no la hubiera disfrutado, o incluso como si les hubieras obligado a hacer algo que no querían, como víctimas de un abuso. Y eso sí que es mucho más raro que te ocurra en el sexo vainilla.

Hay experiencias que pueden ser toda una prueba para la autoestima. Con el tiempo ves que el problema no está en ti (bueno, salvo que realmente seas un amo abusivo, que los hay) porque estos que luego te dicen que no han disfrutado tenían una  erección gigantesca desde el minuto uno en el que empezó el juego, y porque, después de haberte bloqueado o negado la palabra durante meses, un día vuelven a hablarte porque quieren repetir. Así que aprendes a relativizar y a mantener la moral cuando un armarizado te monta su numerito; pero en ningún caso es agradable. Por supuesto hay otras muchas personas a las que realmente no les atrae de verdad el BDSM, solo quieren probar y la sesión no es gran cosa, pero en esos casos no hay ningún mal rollo. Me refiero a cuando sí lo hay por un sentimiento de culpa o de autorrechazo que la persona no es capaz de canalizar, que es a lo que llamamos armario.

Tampoco quiero parecer cruel con los armarizados (no pocas veces doblemente armarizados, como gays y como amantes del BDSM), porque soy consciente de que, aunque a veces te lo puedan hacer pasar mal a ti, ellos lo pasan mucho peor negando o viviendo con culpa una dimensión de su sexualidad y que las malas maneras que puedan tener contigo son un espejo de la rabia que sienten consigo mismos. Y que tampoco es solo culpa de ellos no abrir ese armario; entiendo que muchas personas con fantasías de sumisión tengan miedo de convertirse en la caricatura del masoca del que habrán oído muchas veces burlarse a sus amigos.

Y, por supuesto, estas experiencias negativas con personas que armarizan sus deseos BDSM afortunadamente no son la mayoría; pero no está de más avisar a quien se esté introduciendo en esto para que no os desaniméis si os ocurre.

¿Cómo se puede combatir el armario BDSM?

¿Qué solución tiene esto? Pues en primer lugar ser conscientes de que el matrimonio gay y la aceptación de gays y lesbianas es el principio, y no el final, del camino, y que todavía queda mucho más por hacer, como nos están recordando ahora las personas transexuales y las no binarias o de género fluido.

Y con visibilidad; a través del porno se está consiguiendo bastante, pero el porno no es la mejor fuente de información sobre sexualidad y lo que se puede ver de BDSM en el porno suele estar bastante deformado o ser confuso. Sería más apropiado organizar talleres y fiestas, para formar comunidad. Hacer más blogs, más perfiles en redes sociales ... Animaos, chicos.