sábado, 2 de marzo de 2019

Como es una sesión BDSM conmigo: preguntas más frecuentes

Durante bastante tiempo he sido reacio a incluir esta entrada porque me da pudor contar cosas que son intimidades y porque no deseo cerrar la mente de nadie a que el BDSM es una cosa o es otra porque puede haber infinitos tipos de sesión; cada amo es como cada maestrillo, tiene su librillo, y lo que yo pongo aquí es simplemente lo que me gusta hacer a mí, que se parecerá mucho, bastante, algo, poco o nada a lo que les guste hacer a otros amos. Si otros amos tienen otros conceptos del BDSM, que hagan su blog, que describan sus sesiones, y yo se lo enlazo encantado. Pero bueno, al final me he decidido a contar cosas porque puede resultar práctico para algunos sumisos y le he dado formato de Preguntas más frecuentes:

1-  ¿Qué ropa tengo que ponerme y que tengo que hacer al empezar?

En primer lugar, cuando vienes a casa (porque, por seguridad, lo lógico es que sea el sumiso el que vaya a casa del amo más que al revés) entras y saludas con toda normalidad. El BDSM es un juego que empieza en un momento y acaba en otro momento, y fuera de ese intervalo nos tratamos con toda normalidad. Hablamos un poco, te tomas algo de beber si quieres, y rompemos el hielo. Es importante no venir con prisas.

No tienes que ponerte ropa especial, me da más morbo que traigas la ropa que sueles usar normalmente. Me gusta el chandal, pero solo si lo usas habitualmente, no quiero que te disfraces para venir. Por eso los suspensorios son un poco turn off para mí, mejor unos calzoncillos ajustaditos de los que suelas ponerte.

Una vez empieza la sesión, solo tienes que estar relajado y obedecer a lo que te mande. Para empezar me gusta pedirte que te estés quieto para cachearte, que te pongas en determinada postura y contemplarte, mandarte que te acerques para meterte mano, o cosas de ese tipo.

 2- ¿Tengo que desnudarme al entrar?

Como decía, entras con toda la normalidad. Yo decidiré y te diré cuando es el momento de quitarte la ropa y me gusta mucho hacerlo a mí, el momento de desnudarte es uno de mis preferidos en una sesión.

3- ¿Los azotes duelen? ¿Dejan marca?

Me encanta dar azotes en el culo, de hecho esa fue mi puerta de entrada al BDSM. Si la idea de sentir un cachete en el culo no te pone absolutamente nada, mejor busca otro amo. Si sí te pone pero tienes miedo de tener un umbral bajo de dolor, eso no es ningún problema porque me adapto fácilmente a muchos niveles; empiezo flojito y llego hasta donde veo que puedo llegar. Si me tengo que quedar en flojito me quedo, lo que me gusta es el ritual de los azotes, no es el dolor. Una sesión no es mejor por ser más dolorosa y evidentemente es mejor quedarse corto que pasarse; eso no significa que no haya que intentar no quedarse muy corto porque si tienes aguante vas a disfrutar más si te pegan fuerte.

Si no lo has probado no puedes conocer tu umbral de dolor, así que te puedes llevar una sorpresa tanto en un sentido como en otro, de aguantar más o menos de lo que pensabas. Hay un umbral psicológico que se puede superar si estás a gusto y confías en tu amo, pero también hay un umbral físico, hay pieles sensibles que como te descuides puedes producir morados fácilmente, y pieles duras que aguantan una paliza y se recuperan casi al momento. Con la experiencia se puede ir incrementando el umbral psicológico, mientras que con el umbral físico no hay mucho que hacer. Yo voy con cuidado y a día de hoy nunca he dejado marcas a nadie, el culito se queda rojo pero al cabo del rato, de minutos o como mucho de horas, se pasa sin dejar ninguna señal.

Si eres expresivo me lo pones fácil porque por tu forma de reaccionar voy a saber fácilmente si necesitas que te dé más fuerte o si ya estás alcanzando tu umbral; si eres poco expresivo te preguntaré, pero tú también puedes decir sin problemas que te dé más fuerte o más flojo.

Además de la mano me gusta usar instrumentos: palas y sobre todo la vara. Si se usan con cuidado, los instrumentos duelen algo más que la mano, porque es otro tipo de golpe, pero no tienen por qué ser nada peligrosos ni dejar marca, así que no tienes que tener ningún temor. Pero si te raya lo avisas, el uso de instrumentos es negociable.

Me gusta pegar en el culo y en la parte de arriba de los muslos, que es más sensible y duele más. También en la espalda (con látigo), con mucho cuidado también de no dejar ninguna marca; no es tan erótico como en el culo pero es más morboso de lo que parece. Si te raya que te pegue en la espalda lo dices y ya está, también es negociable. Se pega solo en la parte superior, los omoplatos; en la parte de los riñones es muy peligroso, cuidado si das con un amo que te quiera pegar ahí.

4- ¿Me vas a atar?

Una cierta reducción de la movilidad me parece innegociable en una sesión BDSM. Si no te pone la idea, igual que si no te pone nada que te den azotes, tal vez deberías plantearte quedarte en el sexo vainilla, en el polvo de toda la vida, y ya está. Entiendo que te dé reparo que te ate alguien que no conoces, pero es igual que los azotes, vamos a empezar por muy poquita cosa y a ver hasta donde quieres llegar; lo más básico son unas esposas de polipiel que son cómodas, no aprietan, y te las podrías quitar tú mismo. Si la cosa va bien y te veo dispuesto, me gusta ponerte en posturas algo más forzadas, atado de pies y manos y amordazado, para que disfrutes de esa indefensión, aunque en ningún momento vas a estar totalmente inmovilizado; cuando te meten mano estando sujeto y sin poder oponerte es muy, muy, morboso.

No suelo vendar los ojos en la primera sesión porque entiendo que el sumiso se puede sentir demasiado vulnerable; si te da morbo la idea prefiero que lo propongas tú.

5- ¿Hay sexo? ¿Me vas a follar?

Sí exijo poder tocarte donde quiera en la sesión, incluyendo pene y testículos. Si no quieres nada más en cuanto a sexo no es problema, es negociable. Una sesión BDSM, conmigo al menos, puede ser desde muy sexual hasta nada sexual; el sumiso de rodillas haciendo sexo oral es de lo más erótico que puede haber, pero no es necesario. También me gusta jugar con el sumiso masturbándolo y controlar si se corre o no, y cuando.

Es muy recomendable que seas explícito respecto a cuánto sexo te gusta o no te gusta en una sesión, si te gusta mamar o no y si te gusta que te pajeen o no. Entiendo que a veces puede depender de la química que haya entre amo y sumiso; a veces hay gente que no me apetece que me mame aunque luego sí me guste mucho someterles, y a ti puede pasarte lo mismo, que yo te guste como amo pero no sexualmente. Pero decir si de entrada sí o de entrada no te apetece sexo puede ayudar mucho a evitar malentendidos durante la sesión.

Lo que no hay es penetración anal; o sí, pero solo con dedo y plugs. Si no quieres nada anal, eso también es negociable. Pero si exiges sexo anal, lo siento pero no, y no es negociable. Igual que el sumiso puede no sentirse cómodo con determinadas cosas en una sesión, yo no me siento cómodo follando con un desconocido o con alguien que solo veo esporádicamente. Y luego reconozco que funciona muy bien como filtro para quedarte con quien realmente tiene curiosidad por el BDSM. Un sumiso que se pasa la sesión pensando cuando me lo voy a follar y ve todo lo demás como preliminares (palabra que detesto), no me interesa. 

6- Me gustan las jaulas de castidad, ¿me vas a poner una?

La jaula es algo para una relación continua de amo / sumiso, no tiene sentido plantearlo en una sesión esporádica.

7 - ¿Tienes palabra de seguridad?

No veo la necesidad, si en algún momento no estás a gusto lo dices y ya está. Aunque en ese momento lleves puesta la mordaza, es fácil comunicarte.

8 - ¿Cuánto dura la sesión?

En BDSM las prisas son malas; en menos de una hora lo veo imposible, y si la cosa va bien es fácil ponerse en hora y media.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, quisiera tener una sesión contigo

    ResponderEliminar
  2. Si alguien desea contactar con el autor, mi email es spainkophile@yahoo.es. Gracias

    ResponderEliminar