lunes, 19 de agosto de 2019

El armario BDSM

Si estás leyendo esto probablemente es porque sientes curiosidad o tienes fantasías relacionadas con el BDSM. Si es así, no estás solo, y de hecho esas fantasías son mucho más frecuentes de lo que crees. La analogía con el mundo LGBT es total; gente que se pasa muchos años en el armario y cree que es el único gay o la única lesbiana de su familia, pueblo o trabajo, y al salir de él descubre que son legión. Al igual que basta con abrir una aplicación de contactos gay para saber que el número de casados con mujeres que buscan chicos y de falsos heteros multiplica por cien la previsión más optimista, con el mundo BDSM ocurre tres cuartos de lo mismo: abres un perfil en cualquier web o aplicación gay, incluso de las generalistas no orientadas al fetichismo, utilizando palabras como dominante, amo, etc. y te llueven los mensajes de gente en cuyo perfil no indica que les guste la sumisión, o incluso que, en aplicaciones que facilitan la cosa incluyendo una opción de indicar si te atrae el BDSM, marcan NO en esa casilla. 

Soy consciente de que a la mayoría de la gente no le gusta que les peguen en el culo ni les aten. Pero eso no significa que no haya una cantidad enorme de gente a quienes sí les gusta, mucha más de la que nadie que no se haya acercado a este mundillo se puede imaginar. Es decir, hay un número enorme de amantes del BDSM en el armario.

Consecuencias del armario

No oculto que buscar parejas de juego a veces tiene momentos muy ingratos: gente que, tras mostrar muchísimo interés, de repente desaparece y borra el perfil, te bloquea, te enreda con charla y preguntas para luego no quedar nunca .... Sí, sé que eso también ocurre buscando sexo convencional y que Grindr está lleno de gente que solo busca hacer perder el tiempo, pero en el mundo BDSM es como diez veces peor. Y ya, en los casos más extremos, gente que cuando por fin se anima a quedar interrumpe la sesión por la mitad y quiere irse a su casa a toda prisa, o que al finalizar la sesión actúa de una forma muy fría como si no la hubiera disfrutado, o incluso como si les hubieras obligado a hacer algo que no querían, como víctimas de un abuso. Y eso sí que es mucho más raro que te ocurra en el sexo vainilla.

Hay experiencias que pueden ser toda una prueba para la autoestima. Con el tiempo ves que el problema no está en ti (bueno, salvo que realmente seas un amo abusivo, que los hay) porque estos que luego te dicen que no han disfrutado tenían una  erección gigantesca desde el minuto uno en el que empezó el juego, y porque, después de haberte bloqueado o negado la palabra durante meses, un día vuelven a hablarte porque quieren repetir. Así que aprendes a relativizar y a mantener la moral cuando un armarizado te monta su numerito; pero en ningún caso es agradable. Por supuesto hay otras muchas personas a las que realmente no les atrae de verdad el BDSM, solo quieren probar y la sesión no es gran cosa, pero en esos casos no hay ningún mal rollo. Me refiero a cuando sí lo hay por un sentimiento de culpa o de autorrechazo que la persona no es capaz de canalizar, que es a lo que llamamos armario.

Tampoco quiero parecer cruel con los armarizados (no pocas veces doblemente armarizados, como gays y como amantes del BDSM), porque soy consciente de que, aunque a veces te lo puedan hacer pasar mal a ti, ellos lo pasan mucho peor negando o viviendo con culpa una dimensión de su sexualidad y que las malas maneras que puedan tener contigo son un espejo de la rabia que sienten consigo mismos. Y que tampoco es solo culpa de ellos no abrir ese armario; entiendo que muchas personas con fantasías de sumisión tengan miedo de convertirse en la caricatura del masoca del que habrán oído muchas veces burlarse a sus amigos.

Y, por supuesto, estas experiencias negativas con personas que armarizan sus deseos BDSM afortunadamente no son la mayoría; pero no está de más avisar a quien se esté introduciendo en esto para que no os desaniméis si os ocurre.

¿Cómo se puede combatir el armario BDSM?

¿Qué solución tiene esto? Pues en primer lugar ser conscientes de que el matrimonio gay y la aceptación de gays y lesbianas es el principio, y no el final, del camino, y que todavía queda mucho más por hacer, como nos están recordando ahora las personas transexuales y las no binarias o de género fluido.

Y con visibilidad; a través del porno se está consiguiendo bastante, pero el porno no es la mejor fuente de información sobre sexualidad y lo que se puede ver de BDSM en el porno suele estar bastante deformado o ser confuso. Sería más apropiado organizar talleres y fiestas, para formar comunidad. Hacer más blogs, más perfiles en redes sociales ... Animaos, chicos.

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