martes, 23 de marzo de 2021

Como practicar BDSM con buena actitud

 

Hablaba en la entrada anterior de que en el mundo del fetish existen amantes de la dominación, que es un concepto más general, y luego amantes de prácticas concretas y específicas. Hay muchas (puppy play, ABDL), pero las dos más populares son bondage y spanking. Para que haya un entendimiento, es necesario no tener un interés muy vago y poco concreto, ni tampoco ser tan específico que acabes cayendo en el sectarismo. Ahora lo explico.

Los que "les gusta de todo"

El problema que puede surgir entre los amantes de la D/s que no están especializados en una práctica concreta es que no sean realmente dominantes ni sumisos; que sean de estos que "les gusta de todo", que es algo muy parecido a que no te guste nada. Ya he hablado otras veces de estos sumisos que son simplemente pasivos que están un poco perdidos con sus fantasías del macho dominante, y también están, y esos pueden ser más peligrosos, los que se hacen amos para poder follarse a chicos más jóvenes o más atractivos que ellos a los que no tendrían acceso proponiéndoles sexo convencional. 

Una cosa es que no te limites a una sola práctica y otra que no tengas tus preferencias y tus criterios. Pongo mi propio ejemplo: a mí me encanta azotar, atar y poner al sumiso en diferentes posturas. De hecho, tengo predilección por azotar con la mano sobre las rodillas y con la vara con el sumiso inclinado, también por atar en posición hogtie y por poner al sumiso con las manos en la nuca. 

Eso no quiere decir que ni la vara ni el hogtie sean imprescindibles en una sesión, pero al menos ya puedo dar algunos elementos que me gustan para que el otro sepa a que atenerse, se haga una idea de cómo es el juego y pueda ver si hay afinidad y si le interesa. 

Si digo que me gusta de todo en general, el otro se queda con la duda de qué me gusta en realidad y de si no sé explicarme, que es un problema en un amo, o si no quiero decir lo que me gusta, que sería todavía peor.

Las divas de la hiperespecialización

Y mientras el problema con la D/s puede surgir cuando la falta de especialización es extrema, y no tienes mucha idea de lo que es el spanking, el bondage, el puppy play, el ABDL, o la práctica que sea porque en realidad no te gustan, el problema con los especialistas puede ser el exceso de rigidez.

Porque la especialización puede ir hasta el infinito; algunos no solamente no quieren saber nada de  otras prácticas, sino que dentro del bondage solo practican momificación o suspensión, o dentro del spanking solo les interesa la flagelación extrema con marcas. Estos hiperespecializados por supuesto no se consideran amantes del BDSM, serían algo así como los indepes del fetish, y suelen despreciar además a quien tiene un punto de vista más flexible y está más abierto a explorar otros terrenos considerándolos "aficionados". Vamos, divas totales.

A lo mejor si vives en una gran ciudad te puedes permitir buscar solo gente con la que seas 100 % compatible, cerrarte en banda a otras prácticas y montarte tu minicomunidad exclusiva de gente megacool, pero en un sitio más pequeño puede que seas el único en 200 kilómetros a la redonda interesado en momificación, en spanking con zapatillas de esparto o en furry. Y entonces tienes dos opciones: intentar abrirte un poco o limitar tu vida sexual a ver porno y a fantasear. Conste que la segunda opción me parece muy respetable porque cada uno se lo monta como quiere; eso sí, luego no echemos la culpa a "la gente" ni al mundo de que no compartan nuestro fetichismo hiperespecial.

Los demás no son nuestros juguetes eróticos

Todas las prácticas fetichistas y BDSM son sexo, al fin y al cabo, y el sexo es un juego que se construye entre dos (o más). Materializar con otra persona la fantasía que ya tienes montada en tu cabeza hasta el más ínfimo detalle es masturbación, aunque lo hagas con otro, si a ese otro lo reduces al papel de muñeco que cumple tus deseos. 

Esta búsqueda de la "masturbación en compañía" imagino que ocurre también en el sexo vainilla, pero es relativamente habitual en el mundo fetish. Para reducir a la otra persona a un juguete erótico que haga lo que le digas, como tú digas y cuando tú lo digas, lo más sincero me parece pagar a un profesional del sexo.

Evidentemente hay que encontrar un equilibrio: es natural buscar gente con la que tengas una cierta compatibilidad, pero procurando ser al menos un poco flexible. Mi experiencia personal es que funciona mejor escuchar al otro, valorar lo que te propone, disfrutar en compañía y descubrir nuevos placeres, que buscar a alguien que tenga exactamente el mismo fetiche que tú. Pero está claro que cada uno debe encontrar su camino por sí mismo.

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