miércoles, 21 de septiembre de 2022

Haters y wannabes

 Aunque la visión de buena parte de la sociedad sobre el BDSM y el fetichismo ha evolucionado en las últimas décadas, sigue habiendo mucho hater, mucha gente que piensa que estas prácticas no son "normales" y que los que nos gustan es porque tenemos alguna tara. No las ven desde el respeto sino desde el desprecio y/o desde el paternalismo. 

En paralelo veo un fenómeno nuevo y sorprendente, que es lo que podríamos llamar wannabes BDSM. Gente que no tiene experiencia, que no tiene claro en que consiste, pero que dicen tener un gran interés en convertirse en dominantes o en sumisos y que preguntan que tienen que hacer para ello.

Vamos a ver si estas dos posturas extremas ante el BDSM son opuestas o son caras de la misma moneda.

Argumentos contra los haters del BDSM

Si tuviera que dar un consejo de qué hacer cuando oímos sandeces como que los amantes del "sado" estamos locos, tenemos un problema, lo que hacemos no es "normal", no es "sano" o es incomprensible para una persona que sí se considera a sí misma "normal" y "sana", sería hacer oídos sordos y no entrar en debate porque es perder el tiempo. Por cierto, algunos de estos que dicen estas cosas son los que luego se dedican a abrirse perfiles de sumisos o de dominantes en apps para borrarlos al día siguiente, volver a crearlos pasados unos meses, etc.
 
Pero si alguno de quienes me leéis es cabezota (como soy yo a veces) y tenéis ganas de discutir, o si quien dice estas cosas es alguien a quien apreciáis y sí os parece que vale la pena intentar abrir su mente, os expongo algunos argumentos:
 
-  En primer lugar lo que están exponiendo contra el BDSM es exactamente lo mismo que los homófobos decían en el pasado, y en muchas partes del mundo siguen diciendo hoy en día, sobre la homosexualidad: que no es normal, que no es natural, que no es sano, que tienen un problema, etc. Los que se escandalizan de lo que dicen ciertos obispos o ciertos personajes sobre los gays, cuando luego ellos mismos dicen cosas muy parecidas sobre otros, deberían hacérselo mirar. Están escupiendo hacia arriba y les acabará cayendo encima.

- Estos haters del BDSM hablan desde el desconocimiento de lo que son realmente estas prácticas. Las confunden con las fantasías de los "activos dominantes" y los "pasivos sumisos" sobre relaciones machistas y tóxicas en las que solo cuenta el placer del "macho dominante" al que un "pasivo sumiso", o una "puta sumisa", como a ellos mismos les gusta llamarse, se ofrece incondicionalmente. Algunos, equivocadamente, creen que el BDSM consiste en eso; con cierta frecuencia me contacta gente con este tipo de fantasías, que no pocas veces rayan en lo patológico. En realidad estas personas ni siquiera son fetichistas, puesto que su concepto del sexo gira siempre en torno a la penetración, y por otra parte las prácticas BDSM tienen poco que ver con estos "activos dominantes" y "pasivos sumisos": son consensuadas, pactadas, y buscan el disfrute de las dos personas que juegan.

- Además la imagen que los haters tienen del BDSM está mediatizada por la prensa y las películas, que abordan estos temas de una forma sensacionalista en busca de lo extremo y lo que llama la atención para conseguir morbo y audiencia fácil. Una persona que viva el BDSM de manera equilibrada no es interesante para los medios; lo que buscan es lo más freaky y estrafalario. En el BDSM existe gente con patologías como en cualquier otro sitio, y esos son los únicos que van a tener visibilidad en los medios mainstream.
 
- Los que piensan que el BDSM no es "sano" deberían plantearse por qué en cambio no consideran insanas ni raras muchas conductas muy normalizadas en la cultura gay dominante: el chemsex, la adicción a las apps para buscar sexo, la adicción al poppers, el consumo de drogas en locales nocturnos, ciclarse para hinchar los músculos, el consumo de medicamentos cuyos efectos a largo plazo no están nada claros para poder mantener una promiscuidad frenética sin usar preservativo, etc., etc. Por supuesto los haters del BDSM dan por hecho que quienes lo practicamos hacemos todo eso, pero la realidad es bastante diferente. Naturalmente hay amantes del BDSM que incurren en algunas o varias de estas prácticas, pero por mi experiencia diría que el porcentaje no es mayor que entre los gays considerados "normales".

 
 ¿Por qué alguna gente que no es fetichista quiere serlo?

Disfruto mucho con mis fetiches, pero, francamente, la vida es más fácil si tienes una sexualidad convencional que encaje en los moldes activo-pasivo-versátil dominantes en el mundo gay; bueno, y si eres hetero la vida es todavía mucho más fácil (hablo del aspecto sexual-sentimental sin valorar otros aspectos, evidentemente). Así que este fenómeno de gente que quiere introducirse en el mundo BDSM sin tener muy claro en qué consiste me parece igual de incomprensible que los y las hetero que quieren hacerse bi para ser más cuquis.

Supongo que la experiencia BDSM es una más que mucha gente quiere tener hoy día, por curiosidad, por cansancio del sexo convencional o por envidia de la intensidad con la que los fetichistas vivimos nuestros fetiches. Eso por una parte está bien, pero el lado malo es que este interés general hacia el BDSM da también mucho juego a los haters, igual que los heteros que van de bis para hacerse los modernos, sin pretenderlo, están alimentando la homofobia. 
 
Lo que ocurre es que las personas que no tienen interés en probar una experiencia BDSM, que son mayoría y me parece muy lógico que sea así, sienten un mayor rechazo hacia esas prácticas cuando parece que se les quiere presionar para que las prueben o se viene a insinuar que no son modernos ni cool si no las prueban. Necesitan un motivo para justificar que no quieran probarlas, y entonces es cuando se crea el discurso hater. 
 
La ansiedad del mundo actual en querer tener experiencias de todo tipo y querer probarlo todo no siempre es algo bueno. A veces es preferible centrarse en lo que tienes claro que te gusta; asomar la patita en mundos que no conoces ni entiendes bien a veces es interesante, pero a veces la experiencia puede no ser lo que tú te pensabas y resulta que del interés desaforado al odio hay un paso muy corto. A veces el wannabe y el hater vienen a ser dos caras de la misma moneda.
 
Desde este blog mi intención nunca ha sido animar indiscriminadamente a todo el mundo a que pruebe el BDSM, ni mucho menos. Solo me dirijo a personas que tengan claro que tienen estas fantasías y que piensen que su sexualidad podría ir por ahí. Al resto no les pido que les interese el BDSM, ni siquiera que lo entiendan; solo que lo respeten desde la indiferencia.

Las ilustraciones son del estupendo artista italiano Nicola. https://twitter.com/arte_nicola


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