miércoles, 29 de marzo de 2017

Fingering

Nunca se puede decir nunca, pero por ahora no tengo intención de publicar en el blog imágenes ni vídeos de fisting ni escribir gran cosa sobre ello, principalmente porque no me atrae, aunque soy muy consciente de que viene siendo sin duda la práctica de moda los últimos años, tanto que ya no sé ni siquiera si considerarlo fetichismo o variante del sexo convencional.


 Sí voy a hablar del hermano pequeño del fisting que es el fingering, la penetración con uno o varios dedos. Diría que, dentro de lo que es el anal play, todos los juegos relacionados con la penetración anal, el fingering está mucho más próximo al fisting que a la introducción de plugs o dildos, puesto que comparte el principio del fisting, que es el control y la sensación de dominación que se tiene al entrar en el interior del cuerpo del sumiso, algo que se pierde al utilizar objetos o juguetes. Por supuesto para incrementar el componente de sumisión y las sensaciones del juego  recomiendo atar al sumiso y / o vendarle los ojos antes de penetrarlo.


Frente a quienes lo consideren como un sucedáneo, una versión light, un ejercicio de entrenamiento o una fase preliminar para el fisting, me gustaría reivindicar esta práctica como un juego relacionado con el fisting pero independiente y con ventajas, no solo las evidentes de ser más sencillo y menos peligroso, sino que la sensación de estar dentro del cuerpo del sumiso es mayor que introduciendo el puño, puesto que estamos empleando nuestros dedos, generalmente el índice, que es la zona más sensible y donde se concentra en mayor medida nuestro sentido del tacto. Reconozco que no he hecho fisting y no dudo que pueda tener otros puntos fuertes, pero es innegable que el puño no tiene la sensibilidad del dedo.

Para acabar con una anécdota que sirve para reivindicar el fingering, mi mejor experiencia en penetración digital (recuperando el auténtico sentido del adjetivo digital) fue con un chico alemán que era un auténtico pasivo natural, y que de hecho me lo demostró experimentando con la introducción de un solo dedo un orgasmo y una eyaculación realmente explosivas sin tocarle los genitales ni rozárselos con nada. Aunque ser penetrado era, como digo, su mayor placer, a él le encantaba que lo hicieran con los dedos.


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