jueves, 10 de diciembre de 2020

El BDSM como orientación sexual



Es divertido cuando escucho a mucha gente criticar a personas que discriminan a los gays o a los trans y a continuación esas mismas personas, que se consideran muy tolerantes, llaman inmaduro y miran por encima del hombro a quien no busca una pareja estable, o a los amantes del BDSM directamente nos tildan de enfermos o de viciosos. 

En el pensamiento dominante hoy en día, el respeto a la diversidad sexual se limita a los conceptos hetero / gay o cis / trans. Pero tal vez habría que ampliar ese concepto. La sexualidad no se acaba en que te gusten los chicos o las chicas, sino que existen otros aspectos que no tienen por qué ser menos importantes. 

No siempre el BDSM es vicio ni turismo sexual

Creo que mucha gente piensa que quienes practicamos juegos de BDSM somos personas viciosas con una necesidad continua de experiencias sexuales; que ya hemos "agotado" el repertorio que ofrece la sexualidad convencional, lo que nosotros llamamos la sexualidad vainilla, y nos metemos en el BDSM en busca de sensaciones más fuertes después de haber probado la promiscuidad, los tríos, las orgías, el sexo con drogas, etc. Vamos, lo que tradicionalmente se llama ser un vicioso o un pervertido.

Muy relacionado con este cliché, está el de que el BDSM es un capricho para gente con medios económicos, porque el material que a veces se emplea en los juegos no está, desde luego, al alcance de todos los bolsillos. Pero esto me recuerda a la idea que se tenía hasta hace no mucho entre personas con ciertas ideologías políticas de que la homosexualidad era también una perversión propia de burgueses aburridos con poder adquisitivo alto que corrompían a chicos noblotes y sencillos de clase trabajadora.

No niego que esto sea así en algunos casos; sí existen chicos de clase social acomodada que, para sentirse más especiales, porque no tienen todo el éxito que les gustaría a la hora de buscar sexo, o por cualquier otro motivo, "compran" su condición de fetichistas adquiriendo un montón de material BDSM que no tienen mucha idea de como quieren utilizar, pero piensan que, cuanto más dinero gastan, más "auténtico" es su fetichismo. La realidad sería justo la contraria, hay opciones para todos los bolsillos en el BDSM y quien realmente lo vive no necesita muchos accesorios para disfrutarlo.

El BDSM es algo que algunas personas tenemos incrustado en el núcleo de nuestra sexualidad y, de hecho, nuestros primeros recuerdos eróticos desde la infancia están relacionados con este tipo de juegos. No es un vicio ni algo que hayamos elegido. 

¿Qué es la orientación sexual?

Yo soy un hombre gay;  tengo una preferencia notable por los hombres con respecto a las mujeres en el aspecto sexual así que considero que la etiqueta gay me sirve para designar un aspecto de mi sexualidad que es muy importante y me siento cómodo con ella. 

Pero al mismo tiempo esa etiqueta me resulta incompleta porque no abarca otros aspectos igual de importantes. Mi sexualidad es fetichista, no es convencional, y ese es un aspecto que me resulta muy determinante, porque, entre otras cosas, me genera dificultades para encontrar parejas sexuales, ya que la mayor parte de hombres gays está buscando un concepto de sexo basado en la penetración que a mí no me resulta satisfactorio, o al menos no del todo, igual que mis prácticas fetichistas no son satisfactorias para ellos. Buscar una pareja sexual compatible se complica bastante cuando eres fetichista.

 Ampliar el concepto de lo que es la orientación sexual

¿Quiero decir con esto que habría que añadir más siglas a LGTBIQ+? No, por favor, ya hay demasiadas. Más bien lo contrario, darles algo menos de importancia a estas etiquetas y pensar en que existen otros aspectos de la sexualidad a los que hasta ahora no se les ha prestado atención y que pueden ser igual de importantes que sentirte chico o chica y preferir a los chicos o a las chicas. No pensar que todos los gays, todos los trans, todas las lesbianas o todos los heteros somos iguales en nuestra sexualidad, sino que existen transversalidades. Los fetichistas gays podemos tener mucho en común con los fetichistas heteros, por ejemplo; a veces más que con gays no fetichistas.

 Viva el turismo sexual

Por último, podría parecer que quiero hacer una diferenciación entre "auténticos" y "falsos" fetichistas, y para nada. He comentado en otros post que no hay por qué elegir entre ser vainilla o ser fetichista, muchas personas están en algún punto intermedio. Tal vez tu sexualidad es mayoritariamente genital, pero tienes cierta curiosidad por el BDSM y quieres hacer "turismo sexual" y probarlo, tal vez puntualmente, tal vez solo de vez en cuando, y eso es perfectamente legítimo. 

Nada más lejos de mi intención que asignar carnés, aunque siempre me gusta recordar que existe gente que no ha elegido ser fetichista ni se ha acercado a este mundo por curiosidad ni por vicio ni por aburrimiento, y muchas veces es juzgada por ello y por ser fetichista se le asignan otras muchas etiquetas (promiscuidad, consumo de drogas, etc.) que le pueden ser totalmente ajenas.

Los dibujos que ilustran el post son del artista Placardemike.

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