jueves, 3 de diciembre de 2020

Por qué el BDSM no es perverso

La publicidad de la obra de teatro de temática gay Here comes your man me viene de perlas para explicar por qué creo que el BDSM es, ciertamente, una forma de sexualidad políticamente incorrecta, pero no perversa. La manera de promocionar esta obra sí es, en mi opinión, perversa.


 Publicidad polémica

Ahí tenéis el cartel de la obra. Empiezo aclarando que, como fetichista del deporte y de la dominación, me encanta y me parece muy sexy. Pero eso no quita que sea una publicidad que veo bien para barrios como Chueca o el Eixample pero que me parece muy poco adecuada en otro contexto; es una imagen que está en el límite de la pornografía dura, y creo que en calles por donde pasan habitualmente familias con niños, que es donde me la he encontrado, es una excelente manera de fomentar la homofobia, aparte de que si se hiciera con una chica en vez de con un chico se estaría pidiendo su prohibición y les estaría cayendo la del pulpo a sus autores. 

Es una opinión que, naturalmente, algunos o muchos no compartirán, pero mi objetivo con este blog no es que todo el mundo se ponga a dar palmas a todo lo que yo diga sino promover la reflexión y que cada uno piense por sí mismo y decida si está de acuerdo o no.

Este es el cartel alternativo, también con mucha carga erótica pero más apto para todos los públicos:



Erotizar lo que supuestamente estás criticando

Viendo estos carteles uno piensa en una de estas obras de teatro gay independiente que consisten en actores jóvenes y guapos en situaciones hipersexualizadas, quitándose cada dos por tres la camiseta con cualquier excusa para regocijo de un público que ha pagado la entrada con esa intención. Hasta ahí todo bien; me parece genial, lo digo sin ninguna ironía, y yo mismo he visto alguna que otra de estas obras. 

 

Lo que me chirría es leer que se trata de una obra (supuestamente) activista y con un (presunto) mensaje de denuncia del acoso escolar, y ahí es donde me quedo de piedra. Sexualizar y mostrar de forma erótica una situación que en teoría estás denunciando y condenando es algo más que hipócrita: es perverso. Con esto no estoy criticando la obra, que no he visto, solo la orientación que sus autores han decidido darle a la publicidad. Ignoro si la obra va en la misma dirección, aunque lo cierto es que tiene toda la pinta.

El erotismo perverso no es nada nuevo; un ejemplo clásico es la película El expreso de medianoche, cuya atmósfera destila morbo y homoerotismo turbio por todas partes y que decía ser la traslación a la pantalla del caso real de un joven turista norteamericano que sufrió abusos en una cárcel turca tras ser pillado traficando con droga. 

 BDSM vs erotismo perverso

Imágenes tan sexualizadas como la que podéis ver encima de este párrafo no promueven la empatía con la víctima, sino que nos despiertan la curiosidad y el deseo de ver con todo lujo de detalles las humillaciones y los castigos que va a recibir. Un deseo, eso sí, culpable y vergonzante, enmascarado detrás de un supuesto mensaje social. Eso es lo perverso, erotizar una situación de abuso real a través de una ficción que dice reproducir este hecho real, y eliminar la empatía con quien la ha sufrido convirtiéndolo en un objeto de deseo.

El BDSM es mucho más sano; sexualiza sin complejos situaciones de maltrato y de abuso pero sin ningún doble juego, sin confundir al espectador, sin aparentar realismo y sin pretender que se trate de una denuncia ni una crítica de nada, sino mostrándose abiertamente como una fantasía pornográfica.

Debajo os muestro como ejemplo una escena de porno BDSM, en este caso de la web Dreams of spanking; la diferencia fundamental con El expreso de medianoche o con la obra de teatro Here comes your man, es que no pretende pasar por una crítica a los castigos corporales en la escuela del pasado. Es claramente una invitación a disfrutar, no de un castigo corporal real, sino de un ritual sexual entre adultos que no pretende ser verosímil.



Al menos en mi opinión, cuando nos presentan una situación de abuso, humillación, castigo, etc. de manera abiertamente sexualizada para nuestro disfrute, estamos ante erotismo o pornografía BDSM. Cuando nos presentan esa misma situación con una supuesta intención de denuncia, y también de manera sexualizada, pero escondiendo ese carácter sexual, entonces estamos ante erotismo perverso. Evidentemente siempre va a haber un componente subjetivo a la hora de opinar si algo está sexualizado o no, y si esa sexualización es evidente o no, pero ahí es donde entra el criterio y la toma de postura de cada uno.

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