jueves, 21 de enero de 2021

Salir del armario BDSM

 

Ya hablé en una entrada anterior del armario BDSM: de las personas que tienen una sexualidad parcial o totalmente fetichista y lo viven con vergüenza. Ahora voy a tratar el tema de personas que han aceptado su sexualidad BDSM pero se encuentran con el problema de en qué momento salir del armario con los demás. Cómo decir a tu pareja, a tu ligue o al chico con el que estás tonteando en una aplicación que te gustaría hacer "juegos especiales" con él o que no te atrae demasiado hacer "lo de siempre", es decir, sexo basado en la penetración.

Estar dentro o fuera del armario

Nunca he entendido esa idea de "estar dentro" o "estar fuera" del armario como términos absolutos. La inmensa mayoría de los gays estamos parcialmente dentro y parcialmente fuera del armario; nuestro entorno cercano conoce nuestra inclinación sexual, o al menos esa parte de nuestra inclinación sexual, porque ya hablé en otro post de que considero que la inclinación sexual no solo consiste en que te gusten los chicos o las chicas, pero una persona que nos acaban de presentar en cualquier situación seguramente no sabe de antemano si somos heteros o gays. Tal vez lo intuya, dependiendo del contexto en que te haya conocido, de su mayor o menor percepción para estos temas, o de la pluma que tenga o no tenga cada uno, pero no lo sabe con seguridad, o aunque lo sepa tampoco tendrá claro si debe o no hacer ver que se ha dado cuenta. 

Surge la duda de si hablar abiertamente de este aspecto de nuestra vida con esta persona nada más conocerla, o de si esperar a tratarla más a fondo o a que surja el momento adecuado en que venga a cuento sacar el tema. La salida del armario es, por lo tanto, un proceso continuo que tiene lugar prácticamente todos los días, no algo que se hace una vez en la vida y luego ya está, como se suele presentar desde la prensa o las películas.

Pues bien, con el armario BDSM ocurre exactamente lo mismo. Conocemos a un chico que nos gusta, o incluso tenemos un rollo con él, y hace falta buscar el momento oportuno para confesarle que tenemos una sexualidad fetichista. Llega a darse el caso de parejas en las que uno de sus miembros desconoce que el otro es amo o sumiso con terceras personas. El "no me dejes marcas porque mi pareja no debe verlas" es un clásico que me han dicho infinidad de veces. Es cierto que es mucho más frecuente cuando la pareja es mujer, pero también me ha ocurrido con parejas gays.

Me gusta este chico; ¿cómo le digo que soy amo / sumiso?

No hay una regla fija; hay chicos que enseguida te dan pie y otros a los que es mejor no decírselo porque no lo van a entender. Con el tiempo se va cogiendo intuición de qué personas pueden ser proclives, o como mínimo tolerantes, con estos juegos, pero es verdad que cuando eres muy joven o tienes poca experiencia puede ser más difícil acertar.

Hay gente que reduce el sexo a ser activo o pasivo, y ser versátil es lo más atrevido y fuera de la norma que puede concebir. Darles la charla de que existen otras opciones va a ser inútil, no pueden o no quieren entenderlo, que a efectos prácticos es lo mismo. En cambio hay otros chicos, afortunadamente cada vez más, que tienen un concepto del erotismo y del sexo más amplio y con los que vale la pena ser sinceros y hablar de lo que realmente nos gusta. Generalmente la edad es un factor que cuenta y la gente mayor suele tener más prejuicios y conceptos más convencionales, pero hay muchas excepciones.

 ¿Me hago un perfil vainilla o fetichista?

Siempre he tenido la duda, a la hora de abrirme un perfil en una aplicación, de si poner o no mis preferencias sexuales hacia el BDSM. No es una decisión fácil porque hacerlo supone enfrentarte al rechazo, a ser malinterpretado, y a veces a ser juzgado, mientras que no hacerlo supone tener luego el dilema de en qué momento salir del armario y hablar abiertamente de tus preferencias en la cama. En muchas épocas he tenido dos perfiles, uno vainilla y otro fetichista, aunque eso también tiene sus riesgos cuando alguien con quien has hablado en una de tus identidades descubre la otra.

Puesto que cada vez más las aplicaciones solo sirven para sexo rápido, añadido a que una vez que has probado lo que realmente te gusta la vuelta atrás no es tan fácil, y también porque cada vez me da más pereza la salida del armario y prefiero que la otra persona sepa a que atenerse desde el principio, con el tiempo me he ido decantando más por la opción fetichista. 

Aunque hay aplicaciones, como Grindr, donde no existen prácticamente perfiles fetichistas porque no tiene mucho sentido. En ese caso no lo pongo en el perfil pero sí intento hablar abiertamente de mis preferencias lo antes posible cuando me contactan, y si veo que la persona no va a ser receptiva pues ya no le doy bola.

También existen apps fetichistas, como Recon, y están muy bien porque te ahorran la salida del armario. Pero ojalá vayamos hacia la dirección de que no sean necesarias, de que puedas hablar de tus preferencias con cualquiera en cualquier app y que quien no las comparta te lo diga desde el respeto.


Los dibujos con los que he ilustrado el post son del artista Kernled, especializado en amos y spankers muy maduros, rompiendo el cliché de que las imágenes eróticas deben mostrar siempre a chicos jóvenes. Reconozco que, en cuanto a los sumisos, yo sí sigo el cliché, no encuentro deseable la imagen de un hombre muy maduro sometido. Así que me he centrado en sus obras en las que el sumiso sí es joven. Podéis ver más de sus excelentes dibujos en su cuenta de Tumblr.

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