martes, 4 de enero de 2022

La ciencia ante el BDSM: las parafilias

En el blog digo muchas veces que quienes tenemos sexualidades fetichistas no estamos enfermos ni tenemos ningún trauma ni trastorno. Pero ¿respalda la ciencia mi opinión? Pues sí, pero con no pocos matices que me disgustan. Vamos a verlo.

Las parafilias

La Organización Mundial de la Salud (OMS), una entidad vinculada a la ONU y por lo tanto de titularidad pública, es, al menos en teoría, la máxima autoridad científica a nivel mundial en temas de salud. La OMS actualiza periódicamente la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), de manera que se puede decir que una enfermedad existe oficialmente cuando está recogida en ese catálogo, o al encontrario, algo no es una enfermedad, o al menos no está oficialmente reconocido como una enfermedad, si no viene incluido en el CIE. De hecho, la homosexualidad dejó de ser oficialmente una enfermedad en 1990; hasta esa fecha venía recogida en el apartado de trastornos mentales del CIE.

Pues bien, la última versión del CIE, la número 11, sigue recogiendo en la categoría de trastornos mentales, del comportamiento y del neurodesarrollo, lo que denomina "parafilias". Para que os hagáis una idea, dentro de esa misma categoría figuran la esquizofrenia, la ansiedad, los trastornos obsesivo-compulsivos o los alimentarios. 

Así define la OMS lo que es una parafilia (https://icd.who.int/browse11/l-m/es#/http%3a%2f%2fid.who.int%2ficd%2fentity%2f2110604642). La negrita la he añadido yo:

Los trastornos parafílicos se caracterizan por patrones persistentes e intensos de excitación sexual atípica, que se manifiestan como pensamientos, fantasías, deseos intensos o conductas sexuales centrados en terceros cuya edad o situación los hace reacios o incapaces de consentir, y con respecto a los cuales la persona ha actuado o siente un marcado malestar. Los trastornos parafílicos pueden incluir patrones de excitación que implican comportamientos solitarios o personas que pueden dar su consentimiento solo cuando se asocian con un malestar marcado que no es simplemente el resultado del rechazo o el temor al rechazo de los demás debido al patrón de excitación, o se asocian con un riesgo significativo de lesión o muerte.

Las cosas van cambiando, pero no mucho

En principio la noticia es buena. Las diversas prácticas (bondage, spanking, etc.) que integran el BDSM, así como cualquier otra práctica fetichista, incluso aunque constituyan "patrones intensos" de comportamiento, no son una enfermedad por sí solos, según la OMS, sino que solo lo son cuando a la persona sus fantasías le provocan un malestar, y no por lo que otros puedan pensar, o bien cuando lleva sus prácticas a extremos que le producen lesiones graves, algo en lo que parece lógico estar de acuerdo. 

No obstante, algo sigue oliendo mal en esta definición. ¿Por qué esa distinción entre sexualidad típica y atípica? ¿Por qué no se define simplemente como trastorno sexual el que una persona sienta un malestar respecto a su sexualidad, sea esta o no típica? Muchas personas LGTBI sienten un malestar hacia su sexualidad, y también personas heterosexuales y cis sienten a veces también ese malestar, porque se consideran demasiado jóvenes o demasiado mayores para satisfacer su deseo sexual, porque se sienten atraídos hacia personas diferentes de su pareja, o por montones de otros posibles motivos. 

Sin embargo a la OMS parece costarle mucho más ver una patología en el malestar producido por el deseo sexual basado en la genitalidad y la penetración; en cambio, ante un deseo sexual atípico, ya tiene lista una etiqueta distintiva, parafilia, que usa a sabiendas del estigma que constituye.

Por otra parte, ¿cómo se puede diferenciar entre el malestar propio y el malestar producido por el rechazo de los demás a tu sexualidad? ¿No es evidente que lo primero la mayoría de las veces viene de lo segundo? En mi opinión, los científicos siguen sin comprender y sin respetar como sería deseable la diversidad sexual, y siguen haciendo con los fetichismos y las prácticas sexuales minoritarias lo que hasta hace 30 años hacían con la homosexualidad: en lugar de condenar el rechazo social y la incomprensión y el desprecio por parte de su entorno, ponen el foco en la persona que sufre ese rechazo y la culpabilizan diciendo que padece un trastorno mental. 

Lo que la comunidad científica parece estarnos diciendo es: vamos, que si vives mal tu sexualidad el problema es tuyo por ser un rarito. Bastante hemos hecho ya con aceptar que seas gay como para que ahora pretendas que aceptemos también tus perversiones (así lo llamaba la OMS, perversiones, hasta 1987, cuando cambiaron el término por parafilias); lo tuyo es un problema personal y además medicalizable, que así de paso hacemos negocio los médicos y las farmacéuticas con terapias y medicamentos.

Algunos diréis que estoy llevando las cosas un poco lejos al verlo así, pero, si seguimos investigando en lo que dice la OMS sobre las "parafilias", creo que se ve más claramente que el viejo y rancio concepto de "perversiones" sigue aún en la mente de muchos científicos y profesionales de la salud.

Definiciones incongruentes: no somos enfermos pero sí lo somos

La página que he mencionado hasta ahora es la de navegación del CIE, en la que la OMS se limita a establecer unas categorías genéricas que funcionan como bloques que engloban diferentes enfermedades más concretas. Luego existe también una herramienta de codificación, es decir, un sistema de códigos que identifican cada dolencia con información más específica y detallada.

Por lo tanto, la parafilia para la OMS no es una enfermedad concreta sino una forma de designar a un conjunto de enfermedades, un marco dentro del cual se engloban los "trastornos" siguientes, cada uno con su código: el fetichismo (entendido en un sentido estricto de excitarse ante objetos inanimados, no en el sentido más general que yo suelo utilizar), el exhibicionismo, el voyeurismo, la pedofilia, el sadomasoquismo y un cajón de sastre de "otras parafilias". 

https://icd.who.int/browse10/2016/en#/F65

Por lo tanto, en primer lugar, los científicos de la OMS ponen a las prácticas BDSM y a otros fetichismos al mismo nivel que comportamientos delictivos como el abuso de niños o el exhibicionismo, lo cual ya es todo un piropo. Y en segundo lugar, veamos como se define lo que llaman el "trastorno de sadomasoquismo" (lo siento solo lo he encontrado en inglés):

A preference for sexual activity which involves the infliction of pain or humiliation, or bondage. If the subject prefers to be the recipient of such stimulation this is called masochism; if the provider, sadism. Often an individual obtains sexual excitement from both sadistic and masochistic activities

Aquí ya no se hace ninguna diferenciación entre si estas preferencias le suponen o no un problema a quien las "padece": simplemente este tipo de deseos se consideran en cualquier circunstancia como un trastorno mental, con lo que la OMS se contradice claramente a sí misma entre unas secciones y otras de su mismo catálogo de enfermedades.

Esta contradicción probablemente viene de que la versión 11 del CIE todavía no tiene su propia herramienta de codificación, sino que dicha herramienta es la correspondiente a la versión 10 y la han prorrogado hasta 2022 sin actualizar los contenidos que chocan con la versión11. Vamos, que la OMS es un poco chapucera y dice digo donde en otros lados dice Diego.

El DSM, la otra "Biblia" científica sobre enfermedades mentales

Pero al hablar de enfermedades mentales, podría decirse que para la comunidad científica mundial la referencia más relevante, aun más que la OMS, es la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA en inglés) y su Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM), algo así como la Biblia de la salud mental.

Pues bien, la quinta y última versión del DSM recoge una definición de la parafilia muy semejante a la del CIE de la OMS: a sexual deviation where sexual arousal is obtained from a consistent pattern of inappropriate responses to objects or people, and in which the behaviors associated with the feelings are distressing and dysfunctional.

El DSM recoge en este apartado un catálogo de parafilias muy parecido al de la herramienta de codificación de la OMS, aunque el relativo a BDSM lo divide en 2: sadismo sexual y masoquismo sexual. Veamos por ejemplo, la definición que da del "trastorno de masoquismo sexual", puesto que la del sadismo es complementaria y casi idéntica (de nuevo viene solo en inglés, ya que la APA no es un organismo internacional):

Sexual masochism disorder is diagnosed in individuals who experience sexual arousal in response to extreme pain, humiliation, bondage, or torture.  The masochist will have unrelenting fantasies with urges to be beaten, bound or humiliated during sex (American Psychiatric Association, 2013).  Although behaviors associated with sexual masochism disorder are very prevalent, diagnostic criteria requires that the patient experience distress, such as shame, guilt or anxiety related to sexual fantasy, urges or sexual experiences. Milder forms of masochism between consenting adults, sometimes also referred to as "BDSM" or dominant and submissive, are not classified as disorders by the DSM-5.  Diagnosis occurs when certain criteria are met. 

Aquí ya no existe la incongruencia que veíamos en la OMS. Tanto en la definición genérica de parafilia como en la descripción codificada de sus diferentes variantes se distingue entre prácticas o fantasías patológicas y no patológicas. Me alegra que el DMS diga, con mucha más claridad que la OMS, que las personas que llevamos a cabo prácticas sexuales consentidas que implican humillación y/o dolor en forma no extrema no tenemos ningún tipo de trastorno.

No obstante, sigo objetando que por qué se ve solamente un trastorno mental en personas que sufren vergüenza, culpa o ansiedad respecto a su sexualidad cuando tienen deseos que se salen de lo convencional, y en cambio no cuando sus fantasías y prácticas sexuales giran en torno a la genitalidad y a la penetración. Y, por otra parte, por qué se meten en un mismo saco prácticas consensuadas entre adultos con otras que no tienen el consentimiento del otro (o ese consentimiento no es válido por tratarse de menores) y que por lo tanto son delictivas, como la pedofilia, el exhibicionismo o el voyeurismo.

Conclusiones: el BDSM está dejando de considerarse una enfermedad

Lo primero que hay que tener en cuenta es que "la ciencia" no es un bloque homogéneo sino una comunidad formada por científicos con opiniones diversas, y así debe ser, de lo contrario no se trataría de ciencia sino de religión. Aquí hemos hablado de la ciencia oficial o hegemónica, la de las instituciones más reconocidas, pero luego existe un número enorme de artículos de investigadores que matizan las opiniones de la OMS o del DMS, o que incluso discrepan de ellas. La ciencia es una creación humana y por lo tanto no es infalible ni eterna sino que está sujeta a cambios y revisiones continuos (porque si no dejaría de ser ciencia, insisto); y, desde luego, los científicos son seres humanos que, al igual que cualquier otro grupo de humanos, pueden estar contaminados por prejuicios ideológicos y morales. Prueba evidente de ello es que la ciencia oficial consideró a la homosexualidad como un trastorno mental hasta hace solo 30 años.

Por lo tanto podemos decir que la ciencia oficial (no la ciencia en su totalidad, insisto) está en proceso de despatologizar las prácticas sexuales no convencionales, tanto el BDSM como otros fetichismos. No obstante, en mi opinión esta transición de enfermedad a práctica sexual respetada no ha finalizado, insisto en que está todavía en proceso. No se podrá considerar finalizada mientras al BDSM y al fetichismo de materiales y objetos se les siga vinculando con el término "parafilias" y agrupando junto con prácticas no consentidas y fuera de la ley. 

Ojalá que este blog pueda ser un pequeño grano de arena para contribuir a la visibilidad de la sexualidad no convencional, ya que estoy convencido de que dicha visibilidad va a contribuir a que la comunidad científica continúe avanzando en la dirección de dejar de ver las formas menos convencionales de la sexualidad humana como trastornos mentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario