jueves, 23 de febrero de 2017

Normas básicas en una sesión D/s

No hay recetas mágicas ni normas sobre la química que se puede dar o no entre dos personas, y los juegos de dominación / sumisión no son ninguna excepción. No obstante, sí se pueden dar unas pautas que pueden ser útiles sobre todo para quien no tenga experiencia o vaya a quedar con alguien que no la tenga.

 
En primer lugar, conviene desmontar uno de los mayores mitos sobre la D/s y distinguir entre sumisos y masoquistas, algo que he comentado ya alguna vez. Al sumiso le gusta la parte psicológica de sentirse dominado, controlado, humillado y / o insultado pero el dolor puede no atraerle en absoluto, por lo que probablemente vaya asustado o al menos nervioso al encuentro con un amo. El masoquista en cambio tiene un umbral de dolor muy alto y necesita dosis altas de dolor para excitarse; es posible que toda la parte psicológica se la traiga al fresco y lo único que quiera es que le den caña, cuanto más mejor y sin preliminares. Entre estos dos extremos opuestos, naturalmente puede haber muchos puntos intermedios de chicos que les gusta que en una sesión haya su parte de castigo físico y su parte de dominación psicológica, casi siempre con mayor preferencia por una cosa o por otra. Hay muchos más sumisos que masoquistas, aunque también muchos chicos que, sin llegar a ser masoquistas, tienen una capacidad de disfrutar con el dolor más alta de lo que piensan.


Teniendo esto en cuenta, la norma número uno para los amos sería el no tratar a cualquier sumiso como a un masoquista y por lo tanto saber dosificar el dolor en la sesión. No hay que tener ningún miedo a ser suave al comienzo; se puede incrementar el castigo si vemos que el sumiso lo pide o lo expresa de forma verbal, gestual o en su actitud. Pero si nos pasamos es difícil volver atrás y recuperar la confianza del sumiso. Por lo tanto, a la hora de dar azotes o de torturar los pezones, o no digamos los genitales, conviene empezar flojito e ir subiendo poco a poco la intensidad hasta el nivel adecuado, que va a ser muy variable según cada persona. Alcanzado el nivel, es conveniente relajar al sumiso con caricias y tranquilizarlo antes de continuar el castigo; de esta forma la sesión se vuelve más larga y placentera para ambos.


Del otro lado, el error más frecuente en los sumisos es pensar que el amo lo hace todo y ellos no tienen nada que poner de su parte. Salvo que el amo confunda la dominación con el abuso, que hay que tener cuidado porque ese tipo de amos existe, se va a sentir muy excitado con los jadeos y gemidos del sumiso y viéndolo retorcerse y gesticular por la excitación y la mezcla de dolor y placer. Es fundamental que el sumiso exprese como se siente y haga saber al amo si necesita más castigo o si está llegando a su límite.

 
Este es el principio básico para que funcione bien una sesión D/s, y es válido para cualquier práctica, ya sea spanking, bondage, cera, tortura de pezones o lo que sea. En sucesivas entradas iré comentando las características específicas de cada uno de estos juegos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario